Manuel García Navarro, ex presidente de la UD, se defendió ayer de las palabras que el actual dirigente amarillo, Miguel Ángel Ramírez, le dirigió el miércoles tras la junta general de accionistas de la entidad. "El presidente ha dicho que si yo no condono la deuda me embarga, pero si yo condono -y ya he dicho que no lo voy a hacer, ya que lo que sí puedo hacer es una transacción-, entonces no me embargan", aseguró en una entrevista concedida en la emisora Radio Televisión Insular (RTI).

"Esto es un chantaje y una presión intolerable e insoportable", prosiguió García Navarro, "y me pregunto: ¿qué influencia tiene el señor presidente sobre dos empresarios para que estos me puedan embargar?. Lo desconozco". Eso sí, reconoció: "Dudo que personas de su envergadura y solvencia se avengan a ningún tipo de chanchullo. Son demasiado inteligentes".

Con estas palabras, García Navarro avisaba una vez más que él no puede condonar porque tiene "sus acreedores", pero que sí podía llegar "a una transacción que", recordó, "es lo que está en marcha si él quiere firmarlo [en referencia a Miguel Ángel Ramírez] y no se alteran las cantidades".

En ese sentido, desmintió que él hubiese roto el acuerdo al que llegó con Ramírez durante una comida en la que también estuvo presente el director general de la entidad, Patricio Viñayo.

Una pregunta incómoda

El último presidente que subió a la UD a Primera División se pregunta si Ramírez se está "beneficiando con la empresa que le cobra a la UD Las Palmas", ya que, explicó, "al ser el presidente de la UD y de Seguridad Integral Canaria, es quien regula, quien conoce los servicios que presta y lo que cobra por ellos".

Cuestión que, por otro lado, siempre ha contestado el dirigente amarillo argumentando que "factura menos que cuando no era presidente de la UD porque el Estadio Insular necesitaba más seguridad que el Estadio de Gran Canaria".

Con todo, García Navarro sólo pide que "se dé cuenta a los accionistas de cómo va el concurso, que se actúe con la decencia que él [por Miguel Ángel Ramírez] pide y que las cuentas y las juntas sean transparentes".

En concreto, se refirió a cómo su abogado trató de detener la junta general de accionistas al decir: "Es simplemente para que aprendan de una vez a preparar una junta, no al estilo compadre, como es habitual. En mi época se hacían con toda la corrección, con todos los votos y con todos los apoyos del mundo, y se mencionaba a cada accionista en la junta".

Insultado y humillado

El antiguo presidente de la UD también dijo sentirse "humillado, vejado y desacreditado" por el dirigente amarillo. "Yo quiero la paz", pidió antes de defenderse de las acusaciones de mala persona: "No tiene autoridad moral para decir que soy el malo. Que se mire a sí mismo".

Sobre que él había sido el responsable de los 78 millones de euros de deuda del club, dijo: "Hemos sido todos los que hemos dirigido el club". Por eso añadió: "Este señor ha querido echar tierra sobre una labor que podrá haber sido mejor o peor [en referencia a sus años como presidente], pero que ha sido honesta y decente, que de eso tiene él mucho que aprender. Yo", concluyó, "tengo la conciencia tranquila, y que sea lo que Dios quiera porque de este hombre me espero lo que sea".