El 3 de diciembre de 2008, casi 72 horas después de una estrafalaria derrota en El Alcoraz ante la SD Huesca (2-1), una rebelión a bordo del vestuario de la Unión Deportiva Las Palmas prendió de inmediato la mecha que colapsó el proyecto liderado por Juan Manuel Rodríguez. Respaldado el levantamiento contra el entrenador por la mayoría de la plantilla -ese día sólo cuatro futbolistas estaban dispuestos a entrenar a las órdenes del técnico-, aquella jornada ignominiosa en la historia del club se cerró con la destitución del entrenador, derrocado por el motín de Barranco Seco.

Ayer, 27 de febrero de 2011, poco más de dos años después de aquel disparatado capítulo, Juan Manuel Rodríguez retomó el mando en el vestuario de la UD Las Palmas. Y allí, en la caseta, en el fogón donde se cuece el día a día de un grupo en situación desesperada, el técnico se reencontró con siete futbolistas que estuvieron presentes en la jornada de la sublevación, movimiento que desembocó en su propio despido como entrenador de aquel equipo.

Pindado, David García, Samuel, Ruymán, David González, Jorge y Sergio Suárez formaban parte de un equipo que, tras 14 jornadas al borde de un ataque de nervios, renunció al método de Juan Manuel Rodríguez a través de una asonada. Y con ese recuerdo muy presente en el ideario colectivo de la UD Las Palmas, las últimas horas no han resultado un periodo cómodo en la cúpula directiva de la entidad para la toma de decisiones firmes con el objetivo de revertir una situación caótica.

Aprobado por Miguel Ángel Ramírez el despido de Paco Jémez y elegido Juan Manuel Rodríguez como relevo, el siguiente paso del presidente de la UD Las Palmas fue anunciar, durante la madrugada del sábado al domingo en un hotel de Málaga, la decisión a la plantilla. Y para reforzar el peso de su resolución, el mandatario empleó un mensaje muy nítido: los intereses del club, ante una situación tan delicada, siempre estarán por encima de cada una de las personas que forman parte de la entidad amarilla.

Con la amenaza del descenso a Segunda B desafiante sobre la UD Las Palmas, Miguel Ángel Ramírez ha apostado buena parte de su suerte en un solo movimiento y, para que la jugada no emerja viciada, no permitirá un regreso de Juan Manuel Rodríguez marcado por el revanchismo ni consentirá un solo movimiento dentro del vestuario para restar la autoridad del entrenador. El reto común, innegociable para las dos partes, es asegurar cuanto antes la permanencia del equipo amarillo en la Liga Adelante.

Socorro, enlace

En la plantilla, de momento, el primer movimiento del club -el relevo en el banquillo- se ha encajado con recelo. Buena parte del grupo ha exhibido, tanto a nivel interno como públicamente, su defensa por la continuidad de Paco Jémez. Al mismo tiempo, además, han mostrado su malestar por la elección de Juan Manuel Rodríguez como sustituto del técnico cordobés y han recordado el desenlace de su anterior etapa como técnico de la UD Las Palmas.

Sin embargo, el parecer del grupo de futbolistas no ha condicionado ni un centímetro el dictamen de la entidad de Pío XII. Y para evitar incendios en el vestuario, el club ha apostado por Juan Carlos Socorro como técnico ayudante de Juan Manuel Rodríguez. En la figura del exfutbolista, para la elección, pesa su experiencia como jugador, y su conocimiento -tras años de militancia- de las particularidades de la UD Las Palmas.

Socorro ejercerá como enlace entre la plantilla y el primer entrenador, una figura que durante la última etapa del entrenador de La Isleta en el equipo amarillo no ocupó nadie. Ayer ya trabajó junto a Juan Manuel Rodríguez en la primera sesión de entrenamiento de la nueva etapa. El Recreativo de Huelva espera a la vuelta de la esquina.