Tendríamos que tener algún título de Liga y también de Copa, porque en alguna época hicimos merecimientos". Los históricos de la Unión Deportiva echan en falta una vitrina de galardones más lustrosa en la sede de Pío XII. Lo conseguido no ha sido poco, pero consideran que han surgido avatares distintos a los meramente futbolísticos que han impedido levantar a Las Palmas un trofeo de postín. Unos hablan de mala suerte en fases puntuales de los campeonatos, otros, abiertamente de malos arbitrajes en momentos cruciales que condenaron al equipo. Paco Castellano y Oregui, historia viva del club, traen a la memoria el tercer puesto logrado en la temporada 1967-68. Un episodio irrepetible de la historia.

Esa temporada la Unión Deportiva visitaba al Real Madrid en la penúltima jornada del torneo. Los amarillos ocupaban las primeras posiciones del campeonato. Era un partido decisivo para el título de Liga porque Las Palmas tomaría la cabeza del campeonato en caso de victoria. "No me gusta hablar de los árbitros, pero es cierto que hubo decisiones muy extrañas aquella tarde en Chamartín", enfatiza Paco Castellano, sobre aquel encuentro que terminó 2-1 favorables a los blancos. "La cuestión es que no hubo ninguna jugada que decidiera el partido como un penalti o una expulsión, sino que el arbitraje nos fue mermando durante todo el partido. Fue algo soterrado, muy discreto", señala el icono.

No solo Madrid y Barça

En esta misma línea, Ignacio Oregui, que también actuó aquella temporada, significa que ganar en los campos de los equipos grandes era "el doble" de difícil. "No sólo en casa del Barça o del Madrid era complicado sacar el triunfo, porque nos veían como a un equipo pequeño, también en los campos del Atlético de Madrid o Athletic de Bilbao era casi imposible", apunta. El portero de la etapa de oro del club recuerda que en San Mamés los amarillos encajaron un gol después de que el balón se hubiera ido claramente fuera del campo. "Nos quedamos parados porque la jugada era evidente, pero el árbitro dio el tanto de Argoitia y perdimos el partido", rememora con frescura Oregui. Otra vez perdía la UD 2-1, era la temporada 1968-69, la campaña del subcampeonato de Liga en Primera División.

Hay un hombre que durante años levantó la inquina de la Unión Deportiva. Forma parte de los personajes negros de la historia. El colegiado sevillano Sánchez Ríos fue el encargado de arbitrar el partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa del Generalísimo frente al Real Madrid en junio de 1975. Los amarillos debieron jugar en Chamartín tres días después de la muerte de Tonono. El ambiente no era el más indicado, pero el colegiado, según los protagonistas, fue determinante.

"Benito estuvo todo el partido dándome patadas y al final me expulsaron a mí por una entrada a Miguel Ángel", rememora Juani Castillo, sobre la actuación del árbitro. Para Noly, otro histórico, "el señor Sánchez Ríos parecía que se tapaba los ojos cuando le hacían falta a Catalá, que era el portero aquel día". "Estaba claro que el encuentro lo tenía que ganar el Madrid por Decreto Ley", precisa Noly, que actuaba de defensa y vio cómo el árbitro andaluz omitía las faltas de los jugadores madridistas. "Estábamos aguantando muy bien el partido en la primera parte, sólo íbamos perdiendo por 1-0, pero en la segunda mitad el árbitro no nos dejó", resume Juani Castillo.

"Le tenía tanta rabia a ese árbitro que años después nos lo encontramos en Sevilla, pasé de largo y no lo saludé por aquello que nos había hecho", señala con gracia Noly, quien también se las tuvo tiesas con otro Sánchez, esta vez Vitoriano Sánchez Arminio.

La final de Copa

En este inventario de injusticias no sólo ha participado el Real Madrid, también el FC Barcelona. La generación del 78, la que llegó a la final de Copa del Rey, cuando se le pregunta por el colegiado Franco Martínez tuerce la mueca. Aún recuerdan el polémico penalti de Roque que supuso el primer gol de Rexach para el Barcelona en aquella final histórica. "Lo pitó el árbitro desde el medio campo, algo que sería inconcebible a día de hoy", subraya Juani Castillo. "En realidad aquel penalti lo pitó Sánchez Arminio, que actuaba como juez de línea, por eso le dieron el regalo", desliza Noly en referencia a que actualmente es el presidente del comité nacional de árbitros.

"Siempre ha sido fácil perjudicar al más débil", concluyen los históricos, "pero ahora hay veinte cámaras en el terreno de juego, por lo que es más difícil llevar a cabo los robos deportivos", coinciden quienes fueron testigos directos de partidos que pudieron cambiar el rumbo de los acontecimientos.