Pedro Vega reivindica a cada partido que pasa su titularidad sobre la banda izquierda. Hasta tal punto ha aumentado su importancia dentro del esquema de Juan Manuel Rodríguez y de la plantilla que ayer su banda fue la más visitada y por la que se produjeron las ocasiones más peligrosas.

El interior izquierdo de San Mateo, con un alto grado de confianza en su juego, intentó constantemente marcharse de su defensor, el lateral derecho Luso, y logró poner innumerables centros al área, marca de la casa, que, está vez no encontraron un remate efectivo. Ocasiones no faltaron, pero la suerte o la pericia de otras ocasiones, tanto en las botas o en la cabeza de Mauro Quiroga y Javi Guerrero no dieron su fruto habitual.

De hecho, pocas veces se desarrolló el juego amarillo por la banda donde Sergio Suárez se desenvolvía. El balón iba constantemente hacia la línea de cal izquierda y acababa, por lo general, con un pase al centro del área defendida por Santamaría, tanto aéreo como raso.

Es más, la ocasión más clara para lograr la victoria amarilla provino de un centro del veterano futbolista que detuvo Santamaría de milagro tras un tremendo cabezazo de Vicente Gómez a quemarropa. El gol ya se cantaba cuando la pierna del guardameta se interpuso en la trayectoria del balón.

El crecimiento de Pedro Vega durante esta temporada ha sido brutal. En una trayectoria en la que ha ido de menos a más, este futbolista ha logrado hacerse con el puesto titular en la banda, uno que al principio de temporada era dominado por Vitolo y por el que debió luchar con Quero tras la lesión de aquel y la llegada de éste.

En el partido de ayer fue el jugador más activo del juego amarillo: desbordó, encaró, defendió, luchó y corrió como un jabato y al final, en los últimos minutos, fue sustituido por Juan Quero cuando ya no podía más.

Pedro Vega, un partido más, había bordado su trabajo. Esta vez no llegó el gol que le encumbrase, pero nadie duda de que es uno de los grandes valedores de la recuperación anímica de la UD Las Palmas.