Ya sea por aciertos o por errores, tanto el equipo como la afición de la UD esperan con ansia los puntos que den por finiquitada una temporada convertida en eterna, como un caminar por el desierto. Con tres partidos en una semana y la renta con los puestos de descenso menguando, cada gol a favor y cada parada de Barbosa es una bocanada de aire para los pulmones.

La ansiedad apremia, por eso toca resolver cuanto antes para evitar apuros de anteriores campañas. Y como subidos a una montaña rusa de emociones, la temporada ha sufrido un trastorno bipolar continuo dividido en tres etapas y que ahora se debate ante la posibilidad de un cuarto diagnóstico.

Primero, victorias, verticalidad y buen juego con Jémez. Después, derrotas, en un despliegue de toque sin brillo, también con el técnico cordobés. La llegada de Juan Manuel devolvió al representativo insular, por el camino menos vistoso, a la senda del triunfo y ahora, cuando parecía que la tormenta clareaba en el horizonte, las dudas aparecían entre las tinieblas.

A falta de seis partidos para el final de la liga no es momento de cambios. Bajo la receta de Juan Manuel y el imperativo de no encajar goles, el equipo amarillo morirá o triunfará. El primer paso es un reto de envergadura. Puntuar en Jerez, ante un equipo con media plantilla de primera y ubicado en la frontera sur de los puestos de promoción.

Sería un paso de gigante ante un equipo con mucho en juego, más si cabe si el Rayo, a las puertas del ascenso, no le da por regalar puntos con la visita del Salamanca, enemigo a descolgar en la tabla. La táctica de Juan Manuel Rodríguez, cómoda sin el balón en los pies y con avispas a la espera de soltar su aguijón letal en la delantera, se vislumbra casi más peligrosa fuera que dentro del estadio de Gran Canaria, por lo que ante la adversidad el botín puede ser mayúsculo. Un mes de tranquilidad es todo lo que piden unos y otros.

Identidad de acero

Las Palmas se presenta en Chapín con una clara vocación defensiva y una mentalidad pragmática. Espíritu Mourinho, si se quiere traducir tras la sobredosis de las últimas semanas. El once de Juan Manuel será el habitual. El estilo, el mismo, con la duda puesta en el nombre de la pareja de baile de Vicente Gómez, titular indiscutible después de que el Comité de Competición anulara la primera de las tarjetas que el canterano recibió, de forma injusta, ante el Celta.

Pollo no ha podido completar la semana de entrenamientos limitado en su andar por un esguince de tobillo en su pierna izquierda. Por esto, lo habitual y razonable en condiciones normales y sin las urgencias del momento sería la presencia de David González, pero es conocido el gusto por la contención que impera en la pizarra del técnico de Las Alcaravaneras.

La presencia de Borzani, un futbolista que no ha contado en los planes de Rodríguez, se aventura como poco probable aun siendo el único pivote natural que le queda en la pizarra.

El Xerez es un equipo que empezó la temporada de forma nefasta pero que consiguió enmendar su rumbo y acariciar el play off. El plantel amarillo no guarda buen recuerdo del enfrentamiento de la primera vuelta ya que en el estadio de Siete Palmas cayó de forma estrepitosa con un contundente 0-3.

Su técnico, Javi López, podrá contar con dos de sus principales armas, José Mari -ex del Sevilla, Milán y Atlético de Madrid- y Capi -ex del Betis-.

Por el contrario no podrá disponer del excanterano del Villarreal Font, por acumulación de tarjetas. De los puntos de Chapín depende o un final de liga reposado para los amarillos o volver a sufrir de nuevo por la ansiada permanencia. Chapín, marco para la luz o la agonía.