El Caja Laboral juega a empujones, por golpes de aire, unas veces rema con el impulso de Mirza Teletovic, otras de Fernando San Emeterio y algunas más de Marcelinho Huertas. Eso fue lo que mató el asunto, que no es poco. Se podría decir que el equipo de Dusko Ivanovic tiene oficio de playoff, anda sobrado de callo, por eso ganó el partido de anoche. Fue un triunfo poco ortodoxo y menos sofisticado aún. Echó mano de la experiencia (aunque Teletovic solo tenga 25 años), se enganchó al influjo de su charanga en la velada acústica y se anotó el primer punto de la serie. Hubo victoria anfitriona, pero no convicción. Nada fue definitivo.

El rostro de los jugadores y del público no hablaba en clave de triunfo sino de respeto infinito al Gran Canaria, hubo miradas de desasosiego, incluso de temor. Saben que les espera una eliminatoria infernal, con barricadas en cualquier esquina. Por eso, tras el triunfo los jugadores del Caja Laboral no lo celebraron con algarabía sobre el parqué. Es evidente que no las tienen todas consigo. La ilusión de los basconistas fue tan corta como su juego de equipo, lo que les sobra es oficio.

Al Granca esta historia en los play off le suena. Siempre está al borde de la campanada que no se consuma, bordeando el camino de la sorpresa, construyendo el paso definitivo. En un pista que ha sido siempre inhóspita, los hombres de Pedro Martínez aguantaron el tirón. Los vitorianos se iban de nueve, los amarillos recortaban a cuatro, se volvían a escapar, volvían a recortar. Así fue toda la segunda parte, donde la labor coral de los grancanarios fue paciente, aunque algo inconsistente. Todos esperaban a Carroll, todos defendieron a Carroll y aparecieron otros. Aparecieron Jim Moran, Tomás Bellas o CJ Wallace, que tienen pinta de secundarios, pero en este equipo no son actores de reparto, son la misma esencia del conjunto.

Pero si en el deporte estar preparado es ya media victoria, el grupo de Pedro Martínez tiene camino recorrido. Tiene calidad y mentalidad. Posee lo básico para el triunfo. Llevó el partido a un ritmo frenético, que supo mantener durante un buen rato, y sólo los triples increíbles de Caja Laboral hicieron que el encuentro no se desnucara. La historia continúa. Hoy, los dos equipos toman un avión y mañana estarán otra vez sobre el Centro Insular. Se huele el respeto.