Forjar una gesta con diez. Bendita roja. Juan Manuel Rodríguez, que apostó de inicio con Javi Castellano y David González como eje creativo, moldeó su sistema a la perfección tras la expulsión del central Diego Herner.

Fueron 74 minutos con un soldado menos. Tres movimientos para dinamitar la resistencia del novato Alcoyano que se estrelló ante los guantes de acero de Mariano Barbosa. Y el epicentro de la sobriedad reside en la figura de Javi Castellano. Curtido en el universo de bronce de la Segunda B, el canterano retrasó su posición a la de central y se alineó con Juanpe. Un muro de hormigón. David González tuvo que alimentarse de la clase de Sergio Suárez, con Vitolo y Viera en los costados. Javi Guerrero, marqués del 'escuadrón de gofio' amarillo, fue el faro dorado para alumbrar la épica.

Tras el descanso, Juan Manuel dio otra vuelta de tuerca. Más mordiente. Leyenda indomable de estratega de oro. Mauro Quiroga formó hasta el final del encuentro como referencia ofensiva y Sergio se fue a la caseta.

Javi Guerrero cayó a un costado -el izquierdo- y la autopista de la derecha era para Vitolo.

En el minuto 66 de la batalla, lejos de rendirse, el técnico amarillo multiplicó la exigencia. Retiró a Vitolo, agotado, y lució a su alfil más mortífero. Pedro Vega, puro veneno, sacó su lanzagranadas y esperó desde la izquierda. La misión: liquidar el encuentro con un destello de Mauro Quiroga. Vega y el argentino, una pareja de vanguardia que allanó el camino espinoso de la salvación en la pasada temporada con un final meteórico.

Y ante la petición del respetable [aunque en rueda de prensa, el técnico matizó que la jugada formaba parte de un esquema organizado], Juan Manuel dio rienda suelta al orgasmo de uranio. Portillo, un referente nuclear, pisó el césped en el momento álgido del bombardeo de plátano. Primero fue Quiroga, con un misil de la frontal, y luego un zarpazo de Viera que se marchó rozando el poste. Todo un arsenal que se rindió a Portillo, que encorsetado en la banda, dejó destellos de coraje y un nivel notable de combatividad.

Tributo a la fe

Con Pedro Vega de francotirador, Mauro Quiroga esperando la bendición perfecta y Portillo en el flanco derecho, la UD fue directa a por la gloria. Sin complejos, y la persistencia del coloso dio con un tesoro de un millón de lingotes de oro.

Pedro Vega, al luchar por una pelota imposible, dejó un dulce de chocolate para Viera que fusiló, desde la izquierda, a Maestro. Coraje y osadía. Una victoria por 1-0 que fundamentó en tres golpes de codicia.

Quiroga fue vital como agitador de pánico. Pedro Vega fue un misil y la casta de Viera confirma que el jugador ha disparado su crédito. A su clase hay que añadir valores de catacumba como presión, constancia y arrojo. Aristas que la hacen un mimbre de Primera División.

Pero fue el escudero de La Isleta el icono de perfección en una trinchera sin miedo a perder. Javi Castellano mantuvo el nivel notable mostrado en Guadalajara y además cumplió en defensa junto a Juanpe.

La circunstancia, en principio temerosa, de retrasar su figura le hizo crecer en la adversidad. Juan Manuel ya lo probó durante la pretemporada de central y ayer dio una lección de colocación. Mientras Laguardia calentaba con furia, ante lo que parecía un estreno accidental, Castellano brindó a la grada una actuación encomiable.

El amarillo atajó el nervio de Paco Esteban y además se permitió el lujo de sacar el balón con elegancia. Sin David García -lesionado- y con Diego Herner expulsado, el estratega de oro se ha vuelto a salir con la suya. Esperaba el escudero. Jugar con diez, a veces, es un placer.