- Mañana, 3 de octubre, se cumplen diez años de la última victoria de la Unión Deportiva sobre el Real Madrid. Usted era el entrenador del equipo, ¿qué recuerda de aquella noche en el Estadio Insular?

- Como algo ya lejano. Ha pasado mucho tiempo, pero no olvidaré jamás ni la ilusión de la gente, de la afición, tras el partido, ni el trabajo de todo el equipo, que estuvo inmenso.

- Ganó la Unión Deportiva y ganó bien, por goleada.

- Aquel equipo tenía una forma de jugar alegre, no especulaba y siempre iba hacia delante. Tuvo mucho mérito aquella victoria. El Real Madrid tenía muchísimo talento. Ellos llegaron con algunas bajas, porque el encuentro se jugó entre semana y tenían jugadores convocados con sus selecciones, pero aún así era un equipazo. Lo planteamos bien y nos salió un partido perfecto.

- Un movimiento suyo, en el minuto 64, alteró el partido. Con empate (2-2) dio entrada a Rubén Castro.

- Él fue la sensación de aquel partido. Marcó los dos goles que dieron la victoria. Y ahí sigue, diez años después, marcando más goles. Es un gran futbolista.

- Hace diez años las diferencias entre el Real Madrid y el Barça respecto al resto de equipos eran relevantes, pero ahora son aún más significativas. ¿Es posible que un resultado así, con un equipo modesto goleando a un grande, se pueda dar en la actualidad?

- Es muy complicado, muy difícil. Las cosas, en la Liga española, no están bien. Y las distancias entre el Barça y el Madrid cada vez son más grandes. Y es algo que ya se podía prever hace diez años. El reparto de dinero no es equitativo y eso no es justo. No hay que olvidar que cada club, al final, pone lo mismo: un equipo de fútbol para competir.

- Y diez años después, ¿ha encontrado una explicación para el descenso de la Unión Deportiva Las Palmas?

- No he encontrado explicación. A ocho jornadas para el final, lo teníamos todo a favor. Tal vez lo dimos por asumido, nos despistamos y nos relajamos. Y cuando todo se complicó el equipo no supo responder. Fallamos. Y tardé mucho tiempo en recuperarme de aquel palo. Aquel descenso me marcó. Sufrí un shock emocional. Yo me quería quedar, a pesar de que el equipo estuviera en Segunda División, y se lo transmití al club. Allí pasé el mejor año de mi vida. Pero todo cambio tras el descenso. No sé que hubiera sido de mí y de la Unión Deportiva si hubiéramos logrado la permanencia.