Metamorfosis para el desconcierto. De la gloria al calvario en sólo 30 días. La UD Las Palmas, invicta en octubre con un juego efectivo y sin fisuras, encadena tres jornadas sin sumar una victoria. Dos derrotas, ante Numancia y Recreativo, y el último empate sin goles frente al Xerez evidencian un cambio de registro. El club amarillo prolonga su sequía de éxito a 22 días. Es el noviembre negro.

La UD de Juan Manuel Rodríguez logró su última victoria ante el Real Valladolid, el pasado 29 de octubre, por 1-0. Un golpe de pizarra, finalizado con maestría por Jonathan Viera, barnizó el último fotograma de gloria para un equipo que descansó en esa undécima jornada en puestos de promoción de ascenso a Primera División.

Pero casi un mes después, la UD evidencia una falta de liderazgo preocupante en el centro del campo. Se busca compañero ideal a Javi Castellano para una zona clave. Juan Manuel ha probado con Vicente Gómez, David González, Roque, Sergio Suárez e incluso Juan Guerra. Sin el comodín perfecto, la UD vive esperando una contra perfecta para aniquilar el nervio del enemigo.

En el último duelo liguero frente al Xerez CD, Juan Manuel Rodríguez apostó por Javi Castellano y David González. Sin espacios para la triangulación, el equipo amarillo se entregó a la magia de Jonathan Viera como único recurso válido. El genio de La Feria completó hasta cuatro disparos de peligro e incluso fue derribado en el área de Chema por Raúl Cámara. Una pena máxima que pudo cambiar el rumbo del partido en el minuto 23.

Cambio de registro

El partido que marca la línea descendente tuvo lugar en Los Pajaritos frente al CD Numancia. La UD cayó 3-2 ante un rival dinámico que apostó por la velocidad. Los tantos sorianos llegaron precedidos por fallos de concentración de la zaga.

Tras el traspié, el vestuario estiró el pretexto de una jornada infame. Juan Manuel, por su parte, resaltó el poderío ofensivo con el rol de visitante. Los tantos de Vitolo y Viera fueron inútiles, aunque engordaron los registros lejos del Gran Canaria.

Y de Soria a Huelva. La UD, con las heridas aún calientes de Los Pajaritos, visitó el Nuevo Colombino con la misma pose. Los primeros 20 minutos del cuadro onubense desnudaron a una UD sin respuesta. Javi Álamo, por el costado derecho, y Fidel, desde la izquierda, trituraron la muralla amarilla.

Corrales, que regresaba al once sin rodaje, y Laguardia, que defendía por primera vez el lateral derecho, quedaron retratados en una primera parte para el olvido.

La actuación de Laguardia fue tildada como "una de las peores de mi carrera" por el propio jugador, que pertenece al Real Zaragoza.

Las dos derrotas han dado paso a un empate sin goles. Se recupera la serenidad defensiva pero se esfuma la pegada. El público del Gran Canaria despidió al equipo amarillo con una tímida pitada. Descontento y un punto de nueve en juego.

Otro de los factores que marcan la crisis del noviembre negro tiene nombre y apellidos. Vitolo sigue lejos de su mejor nivel y estira el debate. Sin besar el banquillo -ha sido titular en las 12 jornadas que ha completado de Liga-, el extremo sigue incrustado en el carril izquierdo. Los rivales ya le han tomado la matrícula y ha perdido desborde. Sin velocidad, y a pesar de los cuatro goles, se ha convertido en un mimbre gris.

¿Por qué se ha evaporado la defensa de hormigón armado? ¿Dónde está el equipo que recibió cuatro goles en las seis jornadas ligueras de octubre? Crece la preocupación en la grada, pero Juan Manuel señala al rival. "Hay que saber y conocer los detalles del otro equipo. Ellos también juegan", resaltó.

La próxima visita al Huesca, colista de Segunda y con sólo una victoria, se presenta como la ocasión propicia para recuperar la estirpe de éxito. Se da la circunstancia de que el cuadro oscense no ha ganado en El Alcoraz en esta edición liguera. Es el momento del despertar.

Juan Manuel Rodríguez patentó un equipo invencible en octubre con tres victorias y tres empates. Sólo encajó cuatro goles y anotó ocho. Del éxtasis al drama. Casi un mes sin ganar invita a la reflexión. El reto: recuperar el sello de serenidad.