Mientras el navío amarillo del Gran Canaria 2014, instalado en las últimas posiciones de la clasificación Endesa, navega sobre aguas turbulentas, su capitán, Sitapha Savané, pieza insustituible durante años, parece condenado a realizar trabajos forzados cuando no queda recluido en el calabozo del banquillo. Los minutos del pívot senegalés no solo se han reducido prácticamente a la mitad, así como sus números estadísticos respecto a lo que marca su media histórica, ahora y por lo visto ante el Fuenlabrada ni siquiera cuenta para la rotación del entrenador, Pedro Martínez.

Hasta la presente temporada ambos habían formado un binomio de poder con consecuencias más que favorables para el éxito de la entidad de la Vega de San José; el técnico, a partir del bastón de mando que ostenta sobre el vestuario y el pívot, con potestad sobre sus compañeros y con la colaboración de su socio, Jim Moran. Pero la marcha de éste último, la renovación al alza por tres años de Pedro Martínez y la continuidad a la baja del jugador, una vez recuperado de su lesión en el tendón de Aquiles, parece haber roto el equilibrio entre las dos partes.

Carne de banquillo

En su octavo otoño en Gran Canaria, el capitán senegalés de 33 años vive su peor temporada como jugador claretiano, con 3,1 puntos (9,9 puntos de su media histórica) en los 12 minutos de media registrados en los siete partidos que ha disputado en la ACB. Sin embargo, el capitán también ha tenido buenas actuaciones a pesar de no disponer de continuidad, como en el duelo ante Unicaja o Real Madrid.

Esta pérdida de privilegios tiene su origen en la pasada campaña. Tras caer lesionado mediada la temporada, Sitapha Savané ejerció como motor del equipo, casi como una suerte de Cid Campeador, para ganar partidos desde su condición moral sobre el vestuario. Posteriormente, tras un verano de intenso trabajo de recuperación física, con tres sesiones al día bajo la supervisión de especialistas médicos de la ciudad norteamericana de Atlanta, el senegalés se exprimió en su puesta a punto para comparecer en pretemporada del todo recuperado. Sin embargo, fue carne de banquillo en el partido de ida de la previa de la Eurocup y desde entonces, pese a las lagunas en el juego claretiano, Martínez ha cuidado sus apariciones con cuentagotas en favor de un cambio generacional en el plantel insular. El 7 amarillo no acaba de coger el ritmo de la competición.

La prueba más evidente del divorcio del binomio se produjo el sábado pasado en la derrota frente al Baloncesto Fuenlabrada. De nuevo sin recursos ofensivos, con malos porcentajes y sufriendo en el rebote, el Granca volvió a fallar en su juego. Ni Ekperigin (-5 de valoración) ni Nelson o Xavi Rey pudieron con los pívots rivales. Mientras tanto, Savané esperaba en el banquillo una oportunidad que nunca le llegó. El capitán amarillo vio la derrota desde el banco.