Todos, incluido el propio futbolista, parecen coincidir en que Vitolo necesita más aire en su juego, espacios más amplios. El canterano se ha convertido en objetivo irrenunciable de los ojeadores de los rivales. Saben de su movilidad y peligrosidad, no en vano es el segundo máximo realizador del equipo, por eso lo señalan en rojo en todos los informes que existen sobre la Unión Deportiva. Tienen estudiados al dedillo, sus regates, sus ademanes y sus movimientos por el carril.

A Vitolo llevan varios partidos encerrándolo en una jaula. Siempre está rodeado de contrarios. Cuando toma el balón, pegado a la banda izquierda, además del lateral derecho, también tiene encima a un mediocentro y, si sale del envite, también le espera el central para robarle la pelota. Le ha ocurrido, al menos, frente a Numancia, Recreativo y Xerez.

Al ser diestro a banda cambiada su regate prioritariamente lo realiza hacia el interior por lo que es más fácil de controlar para la zaga adversaria.

Así las cosas, ayer, durante el partidillo de entrenamiento, Juan Manuel liberó al extremo de la banda, lo situó en el medio, y su juego de ataque lució como en los buenos tiempos.