Rafa Nadal, segundo tenista del mundo, quedó anoche fuera de las semifinales de la Copa de Maestros, que se juega en Londres, al perder frente al francés Jo-Wilfried Tsonga, sexto del ránking, por 7-6 (2), 4-6 y 6-3 en dos horas y 42 minutos.

Nadal se despidió en el tercer partido de la fase de grupos del torneo, que reúne a los ocho mejores jugadores del mundo, tras haber sufrido más de lo previsto contra el estadounidense Mardy Fish y haber recibido una severa derrota ante el suizo Roger Federer en los encuentros anteriores.

El español encontró en Tsonga a un rival correoso, que sólo dio opciones al número dos del mundo en detalles puntuales, como las imprecisiones que permitieron a Nadal hacerse con un apretado segundo set.

El mallorquín llegaba este año a Londres con dudas sobre su estado físico, después de tomarse varias semanas de descanso para recuperarse de lo que ha calificado en repetidas ocasiones como una temporada muy larga.

El mallorquín se enfrentará ahora al último compromiso del año, la final de la copa Davis, que España jugará contra Argentina en Sevilla los primeros días de diciembre.

El número dos del mundo se encaraba esta noche a Tsonga con la estadística de su parte, pero perdió contra él en Londres por tercera vez en su carrera, de las nueve en las que se han enfrentado.

El francés está firmando una de sus mejores temporadas en el circuito, en la que ha apeado de Wimbledon a Federer en los cuartos de final y se ha anotado los torneos sobre pista dura de Metz y Viena.

Consciente de las dificultades que iba a plantearle su rival, Nadal saltó a la pista dispuesto a poner presión sobre Tsonga y demostró desde el primer minuto que era capaz de devolverle sus saques al francés, que guarda en el servicio una de sus mejores armas.

Tsonga se presentaba este año por segunda vez en la Copa de Maestros, después de caer en la primera ronda en 2008, y dejó traslucir algunos nervios en los primeros compases del encuentro, cuando golpeaba con fuerza pero erraba algunos tiros.

El francés insistía en enviar bolas al lado derecho de Nadal, esperando el fallo del español en el revés, mientras que el número dos trataba de disparar hacia los laterales de la pista para evitar que su rival pudiera utilizar toda su potencia en golpes rectos.

El español buscaba los puntos largos, pero el francés rehuía el diálogo y trataba de amarrar los intercambios cuanto antes con bolas potentes, o bien con dejadas que obligaban al número dos a correr hacia la red.

Tras una hora de partido todavía no se había decidido el primer set, que acabaría cayendo del lado del francés en el desempate.

En el segundo, continuó una igualdad en el marcador que parecía inamovible, y ninguno de los dos jugadores lograba distanciarse ni romper la iniciativa de su rival, a pesar de que tuvieron sus opciones de conseguirlo.

Habían pasado dos horas exactas de partido y ninguno de los dos contendientes había acertado una bola de ruptura, hasta que varios errores consecutivos de Tsonga en uno de sus turnos pusieron a Nadal en bandeja el sexto y definitivo juego del segundo parcial.

El partido dio un giro definitivo y aceleró su ritmo en un tercer set en el que el mallorquín se mostró demasiado impreciso y dejó espacio para que Tsonga rompiera tres veces su servicio, hasta concluir en 6-3 en apenas cuarenta minutos.