La vida de un profesional del fútbol da muchas vueltas y, en ocasiones, muchas, es coincidente. Es el caso del palmero Rosendo Hernández (fallecido en 2006), Álvaro Pérez (Las Palmas de Gran Canaria, 25 de febrero de 1949) y Pacuco Rosales (Las Palmas de Gran Canaria, 8 de abril de 1949), tres entrenadores de fútbol con mucho en común, pero también con muchas diferencias en sus etapas como técnicos.

Coincidente es que los tres dirigieron la nave de la UD Las Palmas y del Córdoba, en la década de los sesenta el primero y en la de los noventa del pasado siglo los otros dos, pero con vicisitudes diferentes. Mientras Rosendo no tuvo suerte y Álvaro se quedó a las puertas del ascenso con el equipo amarillo, Pacuco fue el encargado de sacar a la UD Las Palmas del pozo de la Segunda B en la campaña 1995/1996.

Por esos avatares de la vida, los dos últimos pasarían una etapa al frente del Córdoba. El primero en llegar a la Ciudad de los Califas sería Álvaro Pérez. Tras no lograr ascender a la UD en la campaña 92/93, al caer en la liguilla, el curso siguiente no empezaría en ningún banquillo y, tras poco más de dos meses de competición, Rafael Gómez, presidente del Córdoba, le ficha para sustituir al cesado Luis Costa. Allí permaneció casi hasta final de temporada, hasta mayo, cuando junto al secretario técnico, Miguel Ángel Portugal, decidió dejar el equipo.

Un paso al costado

"Hablé con el presidente y le dije que como quien me había contratado era Portugal y él no iba a seguir, si yo era un obstáculo para preparar el siguiente proyecto, pues que podía disponer desde ese instante del cargo y yo daba un paso al costado. Así lo hizo. Me agradeció el gesto e inició el trazado de las líneas del nuevo proyecto. Era muy buena gente, pero no tenía ni idea de fútbol y además estaba mal asesorado y rodeado por gente que sólo buscaba su propio beneficio, pretendiendo colocarle jugadores sin futuro y eso le perdía", señala el técnico grancanario.

"Fue una grata experiencia, en una ciudad preciosa a la que sólo le falta el mar. Recuerdo que aquella temporada estrenamos el estadio Nuevo Arcángel y que nos faltó un poco más de tino y suerte para conseguir los objetivos", añade.

Por canario y por co...

Pacuco Rosales, por su parte, llegó a las filas del Córdoba en la jornada 24 de la 1997/98 "para sustituir a Teixidó", señala, y estuvo tres meses, hasta que el entonces presidente, también Rafael Gómez, le cesó.

El técnico grancanario no lo dice, pero Gómez era un presidente -cuentan- con mucho, mucho dinero; muchas, muchísimas ilusiones; pero poca, muy poca paciencia y, sobre todo, poquísima idea de fútbol y mucho menos de saber tratar a una persona, a un profesional.

Decían que quería imponer una alineación a Pacuco, para que no jugara el tinerfeño José, y el míster le dijo: "Jugará, por dos razones: por canario y por co..."; aunque lo que realmente sentó mal al presidente fue que Rosales declarara: "Yo vine a trabajar como un profesional y no a coger un papel con las alineaciones que tengo que poner y cobrar a final de mes".

"Con todo, fue una experiencia muy positiva y de la que estoy orgulloso. Allí me quieren mucho y aún tengo muchos amigos. Saqué tres jugadores de la cantera, entre ellos Pepe Díaz, con 17 años. Estábamos decimocuartos y cuando me cesó lo dejé quinto", dice Pacuco al evocar aquella etapa.