Una reina en la catedral verde. Magüi Serna (Las Palmas de Gran Canaria, 1-3-1979), que ha disputado dos ediciones de los Juegos Olímpicos, Sydney (2000) y Atenas (2004), destaca la mística con la que cuenta la Central de Wimbledon en Londres [sede de la final de los próximos Juegos de la capital londinense y que arrancan el 27 de julio].

La grancanaria selló en julio de 2000, tras batir a la gala Mary Pierce, que ostentaba la condición de número 3 del mundo, por (7-6) y (7-6) su pase a tercera ronda de Wimbledon. Una victoria épica que le supuso, a los 21 años, su primera presencia en unos Juegos Olímpicos.

Doce años después recuerda la gesta que le abrió la puerta para Sydney, en una edición de Wimbledon en la que tocó el cielo al alcanzar los cuartos de final. "Es como la catedral del tenis; es otra sensación. Te da respeto, no sé cómo explicarlo. Siempre he querido jugar allí, ganar a Pierce es un recuerdo inolvidable, para mí jugar en esa pista siempre fue lo máximo", concreta la jugadora de 33 años y que tuvo que retirarse por una lesión del hombro en 2006.

En Australia cayó en primera ronda ante la francesa Dechy por culpa de una inoportuna gripe. Cuatro años después, en Atenas 2004, también sucumbió a las primeras de cambio ante la rusa Myskina -que tan sólo dos meses antes había conquistado Roland Garros-. "La valoración es superpositiva; a nivel de resultado no me fue muy bien, pero tengo recuerdos inolvidables. De Sydney, al tratarse de las primeras, pues mucho más. Toda atleta siempre sueña con poder participar en unos Juegos y lo viví por partida doble".

Sus lágrimas en la ceremonia de apertura de Sydney aún brillan en su memoria. "Caminábamos hacia la entrada del Estadio y restaban cincuenta metros. Manuel Estiarte [exwaterpolista, oro en los Juegos de Atlanta 1996 y jefe de relaciones externas del FC Barcelona] fue el abanderado y alzó la bandera. Empezó a gritar: 'Venga, que se sientan los colores'. Aquello fue como un subidón, mirar para arriba y los lagrimones cayeron por mi cara. Fue emocionante".

De Estiarte a Nadal. Serna aplaude la condición de abanderado de Rafa Nadal para Londres. "Se lo tiene más que merecido. Lo que está logrando es tan difícil, nos hemos acostumbrado a verlo ganar que no se valora", sentencia sobre el número dos del ranking de la ATP.

Apuesta

En la hierba de Wimbledon, la grancanaria -que conquistó tres títulos individuales de la WTA y una Copa Federación con España (1998)- no ve favoritos. "Espero que Nadal esté en perfectas condiciones, pero Djokovic está jugando muy bien. Federer en hierba te puede dar sustitos. En féminas no me arriesgo, cada semana gana una. Parece que la que está más en forma es Azarenka -número uno del ranking y vencedora en el último Abierto de Australia- pero a lo mejor dentro de dos semanas será Sharapova o Wozniacki. El cuadro femenino está muy loco y carece de una dominadora clara", valora la isleña, que fue número 19 de la clasificación mundial.

A la hora de relatar alguna anécdota en la Villa, Serna recuerda una visita ilustre. "En Atenas vino la Reina Doña Sofía y visitó la zona de los atletas. A Sydney fueron mis padres y como Arantxa Sánchez Vicario y Conchita no se quedaron en la Villa; tuve una habitación para mí sola y fue curioso".

Magüi Serna confía en que Carla Suárez -que participó en los Juegos de Pekín (2008)- firme una gran temporada en tierra batida [que arranca hoy en Barcelona] y logre su pase para Londres. "Ojalá en la temporada de tierra haga un gran papel y pueda estar. Llega el momento de la tierra batida y es dónde mejor se desenvuelve".

La reina de la zurda de oro recuerda el partido de su vida. En Montreal (1998) logró tumbar a la germana Steffi Graf. "Crecí con ella, era mi ídolo de pequeña. Tras un partidazo en Montreal, logré batirla. Nunca fui con tanto miedo a dar la mano a la red. Ella -Graf- tiró de mi mano me dio dos besos. Me dijo 'bien jugado'. Fue espectacular".

El día que domó a la bestia también figura en su biblioteca de hazañas. "Batir a Pierce en Wimbledon fue un cúmulo de emociones. (...) Ganar la Copa Federación, la final júnior de Wimbledon -15 años-...".

Sobre el libro de Arancha -¡Vamos!- y en el que revela que está arruinada, guarda silencio. "Le mandé un mensaje de apoyo y no me lo esperaba". Ajena a la polémica, sigue mirando con emoción a Wimbledon. En su pecho sigue latiendo el día que se puso la corona en la hierba.