Con un juvenil y diez jugadores más sobre el césped, con Jonathan Viera en la grada por obra y gracia de sus cabezazos y con Vitolo en cama con fiebre, la UD Las Palmas volvió a las andadas. Sin fútbol y sin sangre en las venas el sueño de alcanzar el tren de la promoción de ascenso se diluye a medida que se van desaprovechando, una tras otra, oportunidades que ya no volverán. "Porque no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca, jamás, sucedió..." que diría Joaquín Sabina.

Retrocedemos en el tiempo cinco jornadas, justo después de que la UD rompiera la racha de ausencia de victorias fuera de casa y venciera 1-2 al Murcia. Entonces llegaban cinco jornadas apasionantes con cuatro de esos partidos en casa. Quince puntos en juego para engancharse al ascenso. Se han conseguido seis.

Y lo peor de todo fue descubrir, de nuevo, que sin Jonathan Viera ni Vitolo esta UD es tan raquítica como inofensiva. Aún a pesar de que Portillo falló una clara ocasión en el minuto 1 y que David González lanzó un penalti con una inseguridad tan elocuente que nada hacía pensar que el balón acabaría en la red.

Un juvenil, sin embargo, fue todo lo que puso la UD en el tapete para intentar el enésimo asalto al tren de la promoción ante un pusilánime Recreativo de Huelva que ayer, sobre el césped del Estadio de Gran Canaria, pareció un grupo de cazadores de patos de fin de semana. Fue Artiles (19 años), de largo, el mejor de los jugadores amarillos desde que, cuando apenas habían transcurrido unas decenas de segundos desde el inicio del choque, colgó un balón al área por el ataque derecho que Portillo, solo ante el guardameta Manu, no acertó a rematar entre los tres palos a pesar de que burló el fuera de juego. Desde ese minuto 1 Portillo no volvió a aparecer hasta que fue sustituido una hora después por Sergio Suárez. Otra oportunidad que el ex delantero del Real Madrid desaprovecha.

Momo empezó jugando en la posición en la que últimamente actúa el 21 de Jonathan Viera: como mediapunta. Pero ayer, sin Viera ni Vitolo (con una fuerte gripe) en el campo, el extremo amarillo no logró encontrar una pareja para conectar. Salvo Artiles, jugador por el que pasó todo el peligro de la UD. Que fue poco, por cierto.

Sin embargo ayer Barbosa sí fue el de otros tiempos. Después de que Portillo fallara la clara ocasión del primer minuto, en el 3, encaró el área amarilla Pablo Sánchez y se encontró con una excelente intervención del meta argentino que salvó a la UD de tener que remar contracorriente. En pocos aprietos más metió el Recreativo de Huelva a la UD. Pero tampoco los amarillos sometieron a ningún tipo de presión a su rival, salvo a la media hora de juego: Momo saca un córner y el balón acaba conectando con la mano de Borda, a lo que el árbitro no tuvo dudas en pitar penalti. Igual que hace una semana, David González asumía la responsabilidad, pero tras dos amagos de 'paradinhas' lo único que consiguió fue que Manu le adivinara sin esfuerzo la trayectoria del balón.

No hubo más en la primera parte... y tampoco en la segunda. Sin Jonathan Viera ni Vitolo la UD pasa a ser un equipo totalmente vulgar, a pesar de que el técnico Juan Manuel Rodríguez lo reconozca con la boca chica en la rueda de prensa, sin ni siquiera mentar los nombres de los canteranos.

Quiroga hizo acto de presencia a los ocho minutos de la segunda parte en sustitución de Dani Castellano, que había sido uno de los elegidos para cubrir una de esas ausencias olvidadas. Luego llegó Sergio Suárez, en el minuto 61, para sustituir al inexistente Portillo. Pero seguía siendo Artiles el único que generaba algo de peligro. Poco, la verdad.

Con la grada en pleno repertorio de bostezos, Juan Manuel Rodríguez recurrió al 'plan b', pero el del año pasado. Pedro Vega, 'nosecuántos' partidos después, saltaba al campo para buscar el manido recurso de colgar balones al área para que el espigado Quiroga buscara el milagro de cabeza. Pero Pedro Vega sólo colgó un balón, fue tras un córner por su lado malo, el derecho, y el balón ni siquiera alcanzó altura suficiente como para que generara el más mínimo peligro. Es lo que tienen los planes alternativos, sobre todo si son de la temporada pasada.

Ni fútbol, ni goles ni una sólo jugada merecedora de los euros que cuesta una entrada en el Estadio de Gran Canaria, que volvió a tener una asistencia más que discreta (10.862 espectadores). Sólo un juvenil, Artiles, lo que se antoja poco para ganar un partido.