Ni la crisis ni la incertidumbre política en Grecia impidieron que Apolo encendiese hoy el fuego sagrado de los Juegos Olímpicos de Londres en la antigua Olimpia, sede de los primeros juegos, para que llegue puntual a su cita en la capital británica el 27 de julio.

La actriz Ino Menegaki, en el papel de Gran Sacerdotisa de Olimpia, escoltada por otras diez mujeres en representación de las Vírgenes Vestales, entregó la llama -lograda con un espejo parabólico- al campeón olímpico de natación Spyros Yanniotis.

La ceremonia tuvo lugar con la presencia del presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el belga Jacques Rogge, y el presidente del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Londres, Sebastian Coe, entre otras muchas personalidades.

"Con esta ceremonia empieza la cuenta atrás a un sueño", subrayó Rogge

Los anfitriones han sido el presidente del Comité Olímpico Griego, Spyros Kapralos, y el presidente del recorrido de la Antorcha Olímpica, Spyros Zaniás. "La antorcha olímpica es un símbolo de amistad, paz y convivencia", ha subrayado Kapralos.

"Cuando gente de nacionalidad, de color de piel y de religiones distintas llevan la antorcha olímpica nos recuerdan que lo que une a los pueblos es mucho más de lo que los divide", añadió. Coe también quiso subrayar que en tiempos difíciles como los actuales debido a la crisis económica es "muy importante recordar el universalismo de estos valores".

El acto se ha celebrado cuando Grecia vive una difícil situación económica, bordeando la bancarrota, y política, debido al descontento de los ciudadanos griegos por las políticas de austeridad aplicadas en los últimos dos años.

Después de la tradicional danza de las ninfas y la ceremonia marcial, sin armas, de los hombres, la gran sacerdotisa entregó la antorcha a su primer portador, el campeón olímpico de natación en mar Spyros Yanniotis, quién después la ofreció al joven boxeador Alexandro Lukos, un británico de origen griego de 19 años.

El fuego olímpico viajará una semana a lo largo de Grecia, visitando cinco grandes sitios arqueológicos, incluyendo la Acrópolis, para llegar el 17 de mayo al antiguo Estadio Olímpico de Atenas, sede de los primeros Juegos modernos en 1896, y allí será entregada a la delegación británica.