Fue un adiós triste y lúgubre. Entre rostros serios, gestos afligidos, decepción, silbidos, protestas y gritos de "fuera, fuera", la luz de Jonathan Viera, como faro y guía de la ilusión amarilla, se apagó ayer sin gloria. El adiós del último héroe resultó un entierro con una UD Las Palmas sin ambición ni carácter, de cuerpo presente.

Fiel reflejo del camino de su equipo, la despedida del mediapunta de La Feria comenzó ilusionante para terminar tediosa y sin el favor de la grada. En su último partido Viera vistió galones de capitán, saltó el primero del túnel de vestuarios y con gesto adusto lideró a los amarillos sobre el verde de Siete Palmas en un arreón inicial que se evaporó con el paso de los minutos. Viera se va al Valencia, a situarse bajo los focos de Primera, escuchar acordes de Champions y jugar entre los grandes, pero antes quería regalar un último servicio. El 21 hizo su juego: clase, técnica, pase y verticalidad.

A los seis minutos de juego buscó su primera galopada, su primer pase a la espalda de la defensa rival. Cinco minutos después avisó con un segundo pase de fantasía y a la tercera, cerca del cuarto de hora, acertó. David González lo encontró a un paso del área rival y Jonathan Viera dibujó un pase con la firma de aquel dandi del balón llamado Michael Laudrup. Con el empeine de su bota derecha acompañó el movimiento del balón para delinear un globo sutil ante la diagonal de Momo que repitió el gesto para batir a Reina con una tierna vaselina. Fue el último pase, el epílogo a dos años de regates, goles, pases y asistencias. Y es que dice Jonathan que su referente es Andrés Iniesta como antes lo fue Ronaldinho. Viera se fija en el del Barça como en un modelo a imitar. Como Iniesta, Viera prefiere el pase; la asistencia antes que el gol. Viera representa el juego de fantasía que desequilibra por distinto, en esa acción que nadie espera ni imagina. Por eso se va a un Valencia que ve en él el potencial para unirse al grupo de esos locos bajitos que dominan desde el talento el fútbol moderno; como David Silva, Mata, Cazorla y como no Andrés Iniesta.

Sin embargo, el sentir de la afición de la UD Las Palmas no está para fiestas, de la misma manera en que Jonathan ha dejado de tener ambición a las órdenes de Juan Manuel. 6.425 fieles acudieron a la llamada de su despedida y vieron como su luz se apagó y ayer con él el resto del equipo. "Mi época ya acabó aquí", dijo el protagonista. "Es mejor que juegue otro", añadió después antes de exponer que: "Será extraño. Son muchos partidos y me veré extraño con otra camiseta". En la sucesión de las monarquías se emplea una expresión. "El Rey ha muerto. Larga vida al Rey". Pero ahora, con el adiós de Viera, la UD busca nuevo monarca.