Elegante y mortífero. Lobera plasmó ayer, en la primera media hora de juego, su ritual estético con una declaración de principios sin fisuras. El gol de Maky es la bandera del nuevo proyecto, un sistema que se forjó con el aliento desmedido de cada una de las piezas del nuevo mecano amarillo. Reconociendo la clase y esmero de Vitolo, que brilló con luz propia, la UD de Lobera responde como un ejército.

Sin Jonathan Viera, estrella del anterior régimen y que ayer presenció el empate de su Valencia en la grada del Santiago Bernabéu ante el Madrid de Mourinho, el cuadro amarillo deslizó un torbellino diabólico que arrinconó a un rival en llamas. Con la mesura del primer paso, la valentía del novato Lobera fue la clave de la victoria. El entrenador aragonés no quiere estrellas y ha dibujado una máquina que reparte trozos de gloria.

Javi Castellano y David González, dos pilares fundamentales, dejaron ayer huérfana la sala de máquinas. Sin citar las ausencias en su comparecencia ante los medios, el técnico amarillo no quiso experimentar y fue fiel a su esquema desde que batiese al Estrella en pretemporada en Maspalomas. Era el día de Deivid. Y así fue. El ex del Sevilla tomó el mando pero con la compañía de Sergio Suárez.

Deivid sacó el cartabón, más tímido en el segundo acto, y dio alternativas fáciles a la salida de balón. Y aquí radica la maestría y el aliento despiadado de un equipo repleto de variantes. Hubo fases de solidez pero otras en las que Sergio -como desde el minuto 50- comenzó a desfallecer por la exigencia. Y apareció la figura de Vicente Gómez. Denostado en la era de Juan Manuel Rodríguez, el centrocampista de Schamann apareció en silencio y aportó cordura. Sin la electricidad de Sergio Suárez, Gómez es un faro con un disparo demoledor.

En ese baile de piezas, con Nauzet Alemán como embajador, Momo y Vitolo respiran en su hábitat natural. El de Las Torres, pegado a la línea de cal, y el de San Cristóbal abrazado a su inspiración. El peligro de Vitolo reside en su capacidad innata de desborde y velocidad. Con el balón pegado a la bota, no hay forma de frenarle.

Y en esa constelación de talento, Maky opera y maniobra con suficiencia cuando detecta con su GPS los espacios. Ayer, trituró a De la Hoz y Yuste con balones largos donde evidencia su fortaleza. El nigeriano no tiene la técnica de Nauzet pero es un atleta por la causa.

Llegan las curvas

Del baile al drama. El primer acto, con las reservas de computar únicamente 90 minutos de batalla, fue sublime pero tras el descanso aparecieron viejas lagunas. Con un Barbosa excesivamente errático con el pie, Gai Assulin y Jairo comenzaron a aprovecharse del despiste amarillo. Y fue en ese momento, en el de las tinieblas, cuando Mariano Barbosa lideró la venganza de los albañiles. Esta UD no solo entiende de caviar, también cuenta con mimbres de raza y coraje.

El portero argentino firmó dos estiradas felinas que avalan su categoría. Una reacción de destreza que se une a la entrega militar de Pignol y Corrales. Los laterales completaron un partido notable y no dudaron en montarse en su Harley-Davidson para provocar más dolores de cabeza a Fabri, capitán de un navío al vacío.

Jugando con el rol de visitante, resulta osado y de aplaudir el descaro de los citados laterales amarillos. Disfrazados de guerrilleros en la selva colombiana, Pignol y Corrales se adentran con el cuchillo entre los dientes porque Murillo hace de guardián jurado. El central colombiano destila suficiencia. Solo cometió un desliz y trituró la sombra de un desaparecido Saizar.

Y en esa línea de hormigón armado, brilla la figura del gran capitán David García. Ayer, el zaguero de Maspalomas mandó balones milimétricos a Nauzet Alemán y Momo. Juanpe tiene un problema. Con el baremo de una jornada, este sistema defensivo funciona.

Descarado en ataque, contundente en defensa, Lobera fue Lobera. Odia los experimentos y además cuenta con un arsenal de movimientos millonario. Ayer, se quedaron en el banquillo Pedro Vega y Javi Guerrero. Dos pesos pesados que se unen a los lesionados David González y Javi Castellano.

Mientras la dirección deportiva sigue a la caza de un punta bueno, bonito y barato, esta UD de acero sabe sufrir. Los tres puntos del Sardinero tienen aroma de sacrificio. Conquistar el universo de plata se forja con el sudor de los albañiles Deivid, Pignol, Corrales y Murillo.

Superman Barbosa, que no estaba en el guión, fue el héroe con dos acciones de videoteca. Evitó el descalabro y confirma la tesis de que en el reino de Lobera no solo valen los poetas. El técnico novato ya tiene su primera victoria en el zurrrón. Un guiño a la estética que se traza sin estrellas y con dosis de agonía. Que pase el siguiente.