La Pirámide de Maslow fue una teoría psicológica rompedora a mitad del siglo pasado, aunque ya parece superada. Abraham Maslow, su creador, formula una jerarquía de necesidades humanas y defiende que conforme se satisfacen las necesidades más básicas, los seres humanos desarrollamos necesidades y deseos más elevados. Ello se representa mediante una pirámide que consta de cinco niveles: fisiológico, de seguridad, de afiliación, de reconocimiento y de autorrealización. Cristiano Ronaldo, jugador del Real Madrid, que el pasado domingo dijo sentirse triste, quizá se encuentre falto del cuarto nivel: de reconocimiento.

"La tristeza de Ronaldo puede deberse a una estrategia que ya ha utilizado en otras ocasiones para pedir una mejora de su contrato", apunta Félix Guillén, doctor en psicología y coordinador de la Asociación Canaria de Psicología Deportiva (Acapde). El pensamiento del especialista no parece ligero, pues Guillem Balagué, analista del fútbol inglés, desveló ayer que en el atacante portugués, durante su estancia en el Manchester United, había pedido cinco subidas de sueldo en las seis temporadas que permaneció en Old Trafford.

"En un principio, según los datos que conocemos, Cristiano Ronaldo está muy bien pagado en el Real Madrid -se estima que cobra unos 10 millones de euros-, juega en uno de los equipos que le pueden asegurar títulos, no va a encontrar muchos clubes mejores por el mundo, marca goles, por lo que esto nos conduce a que se trata de una reivindicación de dinero", sostiene el profesor Guillén, que ejerce de profesor en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, al tiempo que aclara que no puede mostrarse taxativo en el juicio sobre la tristeza del astro portugués puesto que no se han dado a conocer todos los detalles del caso.

Félix Guillén, para dar más luz al asunto, apunta que el pasado vital de Cristiano Ronaldo también define su conducta actual. "Viene de una clase social baja, vivía en un barrio modesto en Madeira, con falta de recursos, por lo que culturalmente no está bien formado como lo pudieran estar Casillas o Xabi Alonso u otros jugadores del Barça", precisa el doctor en psicología, al tiempo que subraya que "si se mete esto en una coctelera junto al egocentrismo del niño que consigue todo, da como resultado respuestas como las producidas el domingo".

"No podemos quedarnos en la superficie que evidencian los medios de comunicación, en el detalle de los goles que no se celebran, muchas veces hay otros condicionantes que se pasan por alto y son decisivos. Le daría tiempo al tiempo en este caso", analiza Guillén, quien significa que un rasgo marcado de la personalidad del portugués es cuando anota un gol: "Ahí siempre dice: vengan a mí, hijos míos".

"A Ronaldo se le han visto demasiado detalles de egoísmo en el Real Madrid y me duele decirlo porque soy madridista. Confunde competitividad con egoísmo", abunda Rosi Sánchez, exjugadora profesional, doctorando en psicología y miembro de Acapde, quien considera que el delantero portugués "tendrá sus motivos para declararse triste", pero si se observan sus palabras desde una óptica alejada al deporte solo se entienden como "una perreta de niño".

"Ronaldo cuando cumpla más años, tenga más madurez, se dará cuenta de que estaba triste ahora sin ninguna razón, porque tiene acceso a una vida que pocos pueden tener en el mundo", agrega José Antonio Ruiz Caballero, exentrenador de fútbol y máster en psicología deportiva. "Lo interesante es saber qué motivos tiene para su tristeza y así emitir un diagnóstico exacto. De momento, ningún humano, normal y corriente, comprenderá por qué esta triste", detalla, antes de recalcar que, por el momento, "no se ve más que un ego exaltado y una falta de consideración a su equipo".