La UD Las Palmas de Sergio Lobera busca reinventarse para revertir la línea descendente mostrada en las últimas jornadas, en las que ha sumado tres derrotas y un empate en los últimos cuatro partidos de liga. Para ello, en el ensayo dispuesto ayer a puerta cerrada sobre el césped del estadio de Gran Canaria, el técnico amarillo probó con dos delanteros -Thievy y Chrisantus- en un posible once titular, al tiempo que recuperó al francés Pignol en el puesto de lateral derecho. De esta manera, el entrenador introduce matices en su sistema de juego para recibir al Villareal pero por encima del modelo y la táctica, la reacción definitiva se establece en recuperar el carácter, la agresividad y la capacidad competitiva de unos jugadores heridos en su orgullo.

Tras la imagen mostrada en el fiasco que supuso la dolorosa derrota (5-0) frente al Girona en Montilivi, la filosofía de juego de Lobera ha quedado bajo sospecha. La UD perdió combinación, toque y sobre todo su capacidad para presionar al contrario. Por esto, después de analizar y estudiar los errores, tras recibir varias recomendaciones por parte de la comisión deportiva y hacer piña en el vestuario, el cuerpo técnico amarillo trabajó ayer, a puerta cerrada, los principios fundamentales sobre los que pretende cimentar su reacción definitiva. Se prevén cambios pero sin revolución y sobre la base de un estilo que debe ser irreversible. Se trata de ganar a partir del orgullo y a través de lo que se considera una versión de la misma idea. Para ello, Sergio Lobera ensayó ayer con un once con matices respecto a lo expuesto en las últimas jornadas. La variante más destacada se encontró en su propuesta ofensiva. Por primera vez en lo que va de temporada, el técnico aragonés dispuso de un equipo titular en el que figuraron dos delanteros en su sistema.

El conjunto amarillo se ejercitó ayer con el velocista francés Thievy Bifouma y el nigeriano Macauley Chrisantus como pareja en la punta de ataque, una apuesta por la velocidad y el remate que ofrecen los dos jugadores de origen africano en detrimento de un hombre en el centro del campo, ya que, hasta ahora, la UD contaba en su dibujo con la superioridad en el centro del campo como eje sobre el que debía gravitar su juego; desde el 4-3-3 de una táctica con la presencia de cinco jugadores para dominar en la medular.

Por el contrario, en el nuevo dibujo de Lobera, según lo expuesto ayer y a expensas de las pruebas que restan ante la visita del Villarreal, se impone un 4-4-2 puro con Javi Castellano y David González como pareja de mediocentros para dirigir al equipo y con la presencia de dos extremos natos como son Vitolo y Momo en las bandas. Además, destacó la vuelta de Stephane Pignol en el lateral diestro, recuperado de su lesión producida ante el Lugo y en la que sufrió una microrrotura fibrilar en el bíceps femoral de su pierna derecha. Junto al francés, Lobera alineó a los habituales: David García, Jeison Murillo y Enrique Corrales; para así completar la zaga amarilla.

Sin embargo, este cambio sobre el dibujo de juego conocido, con la incorporación de un delantero más, no significa necesariamente una apuesta por una mayor vocación ofensiva y sí una propuesta por lo práctico que supone reforzar y fortalecer a la línea de zagueros. La UD necesita sumar y rehabilitar su moral. Para ello, se pretende reforzar la debilidad mostrada hasta ahora en el aspecto eminentemente defensivo. A partir del nuevo esquema, siempre que el equipo de Lobera logra juntar sus filas, se apuesta por la sobriedad y la seguridad de un equipo que se imponga en tareas defensivas desde la primera línea de ataque y a partir de ahí centrar todo su potencial ofensivo en la velocidad, la recuperación y el contragolpe, en lugar de lo que hasta ahora ha sido una apuesta fundamentada principalmente en la posesión y el control del balón.

De esta manera, la UD da sus primeros pasos en lo que se considera su reconversión con la que alimentar su salud y poder recuperar la tranquilidad en la competición. Lobera prueba distintas variantes en su modelo antes de recibir el próximo sábado, con garantías y ambición, al poderoso Villarreal. Hoy, para ello, el cuerpo técnico del conjunto grancanario ha programado, de nuevo, una sesión a puerta cerrada con la que pretende aislar al jugador de un ambiente derrotista y por lo tanto continuará con los ensayos antes de definir la propuesta definitiva. Pero para que el cambio sea efectivo y la UD recuperé la senda de la victoria se señala al componente anímico como el factor preeminente. De nada sirve la táctica si, como ante el Girona no hay actitud. Por eso, por encima de cualquier cambio en el esquema de juego y en el sistema, desde el entorno de la entidad amarilla se señala a la mentalización del jugador como el punto fundamental sobre el que debe erigirse el nuevo rumbo. El punto de partida de la reacción amarilla se sitúa en el carácter, no en el modelo de juego. El fútbol es de los jugadores y bajo esta máxima se invoca a un componente emocional en el orgullo herido, en el carácter y en la agresividad de los jugadores de la UD. Estos lo han reconocido así, después de asumir toda la culpa de las derrotas y han hecho suyo el mensaje.

"Hay que hacer más y hablar menos", apuntó Nauzet Alemán tras finalizar el ensayo de ayer, Mientras, su compañero Aythami redundó en la confianza del equipo. "Si nosotros estamos bien pocos rivales nos pueden ganar", señaló el lateral canterano. De esta manera, entre pruebas y muestras de carácter, la Unión Deportiva Las Palmas afronta la semana en la que necesita recuperar la imagen, su orgullo y la fe de su hinchada.