Rostros de ley en el carrusel de agonía. Jueces en el festival de asfalto. Jonay Medina (15-7-1984), director técnico de la Federación Insular de Atletismo y juez nacional, es una de las almas implacables. El Reglamento de Competición de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) es su sombra. La biblia de las maratones.

Medina, en primer lugar, contextualiza que las tres pruebas -Maratón (42,195 kilómetros), Media Maratón (21,097) y carrera popular (10)-, del 20 de enero en la capital grancanaria, y que reunirá a una cifra superior a los 3.000 participantes, "tienen el mismo reglamento".

El juez lanzaroteño se pone la toga y explica los motivos de descalificación."El atleta federado que no lleve su equipaje de club, como sucedió en la pasada edición con José Carlos Hernández -atleta olímpico que se impuso en la Media Maratón de 2012 pero fue sancionado y privado de la victoria-, será descalificado", sentencia.

Además, los competidores solo pueden hidratarse o ingerir algún alimento o barra energética en los puntos de avituallamiento del circuito urbano. "El atleta que beba agua, reciba esponjas o cualquier cosas de un familiar o técnico, fuera de las zonas establecidas, será descalificado. Si algún corredor precisa de un producto específico debe dejárselo a la organización para que lo reciba en el avituallamiento". En cuanto a los dispositivos electrónicos para escuchar música durante la competición, el juez lanzaroteño recuerda que sí están permitidos. "Cada uno puede llevar lo que quiera; desde un MP-3 o una radio. Es más, se recomienda para que puedan combatir el tedio. Los jueces, para dar una indicación,se ubicarán delante del atleta. De tal manera, que le mostrarán una tarjeta amarilla -1ª amonestación- y la roja si comete la segunda infracción o una de índole muy grave".

En el corazón del combate, las ayudas y los empujones están penados. "Nadie puede obstruir a un rival ni tampoco ayudar con empujones en la fases con desnivel como las subidas exigentes. Se califica como 'asistencia'. Nadie puede marcarle el paso a nadie", apostilla.

Liebres y espontáneos

¿Se puede luchar por la corona de la Maratón con la ayuda de una liebre -un atleta, que luego abandona, que guía a un segundo durante una parte del recorrido para facilitarle el triunfo-? La respuesta del juez es afirmativa."Las liebres sí se pueden; se inscriben y no se identifican como tales. Es otro corredor sale igual. Lo que no se puede hacer es ayudar al atleta desde el exterior, que un seguidor o técnico empuje y lleve al corredor tras introducirse en el circuito [que cuenta con unas vallas de seguridad]".

Una obstrucción, o taponar la salida de un corredor cuando intenta adelantar, está considerado como infracción grave (tarjeta roja).

El ataque de un espectador, en el tramo final de la competición de 42,195 kilómetros, y que prive al atleta del triunfo final, no es motivo para darle la corona. "No se sabe lo que hubiese pasado en el caso contrario. El otro competidor, que fuese en segundo lugar antes de la agresión no tiene culpa. La organización ya se encarga de velar por la seguridad y retirar a este tipo de espontáneos". En la retina de los espectadores quedan las lágrimas del brasileño Vanderlei de Lima, que sufrió el ataque de un exsacerdote irlandés en el kilómetro 36 de la Maratón de los Juegos de Atenas 2004 cuando iba primero. Este episodio le privó del triunfo final.

Medina advierte que el juez árbitro "va en una moto" junto a la cabeza de la carrera. Y los demás jueces están repartidos entre los avituallamientos y el recorrido. Habrá más de 45 jueces en la carrera pendientes de cada detalle. El dorsal siempre debe ir en el pecho. "No puede estar doblado ni oculto". En el océano de zapatillas y titantes, respira un juez implacable con su biblia.