Sergio Lobera es entrenador de fútbol desde 1994, cuando dirigía al modestísimo Dosa Salesians de Tarrasa, aunque tiene una indudable alma de ojeador (scouting, le llaman en inglés). Cada semana, invierte buena parte de su tiempo en presenciar los diez partidos restantes de la Segunda División (además de repasar una y mil veces el suyo), por lo que conoce al dedillo a los 550 jugadores que participan en la categoría, lo que no debe ser extraño en un profesional de élite. Ahí no se frena su interés por adquirir información sobre nuevos futbolistas, pues presencia los partidos de los distintos filiales amarillos, sobre todo, al equipo de Víctor Afonso, además de otros encuentros de interés nacional o internacional que retransmiten por la televisión. Dedica muchas horas al fútbol, lo que trata de rentabilizar cuando llega la hora de tomar decisiones para su propio interés.

"No tenemos prisas, estamos obligados a acertar en los fichajes". Ésta era la respuesta de Sergio Lobera cada vez que un informador le cuestionaba sobre la llegada de nuevas contrataciones durante la pretemporada anterior en el sur de Gran Canaria. Desde el día de su presentación como técnico amarillo, el 20 junio de 2012, el entrenador apostó por la serenidad en este apartado para traer jugadores realmente competentes que reforzaran con nivel a la plantilla que aspiraba al ascenso.

Nueve meses después, si atendemos a su experiencia en la Unión Deportiva, Lobera tiene buen ojo para los fichajes. El técnico ha acertado de lleno en las adquisiciones que han aterrizado bajo su recomendación al club durante este curso. Los rendimientos del colombiano Jeison Murillo y Thievy Bifouma, durante siete meses de competición, y el de Tato, refuerzo del mercado de invierno, confirman que el técnico maño domina esta área con soltura. Aunque estaba encauzado, también informó de manera favorable para la contratación de Deivid.

Pormenorizado

Después de unas semanas rastreando el mercado de zagueros centrales, tras las marchas del club de Víctor Laguardia y Diego Herner, Lobera ofreció el nombre de Murillo a los responsables deportivos de la entidad. Conocía bien al defensor de Cali, porque lo había seguido en directo o mediante vídeos durante toda la temporada anterior mientras era técnico del Ceuta. El Cádiz, equipo donde estaba cedido el colombiano del Granada, se enfrentaba una semana antes a los adversarios del conjunto norteafricano, por lo que el análisis fue prácticamente semanal. Además, una vez fichado Lobera en la Unión Deportiva, acudió al Ramón de Carranza para presenciar in situ la eliminatoria de ascenso entre el Madrid Castilla y el Cádiz CF. Al parecer, Murillo no era el único que le interesó traer a Las Palmas desde el cuadro de la Tacita de Plata.

El buen rendimiento del colombiano no ha pasado desapercibido para el Granada, su club de origen, quien admitió por boca de su presidente, Quique Pina, que "lo necesitaba" durante el presente curso. Las buenas prestaciones del defensor tampoco han caído en saco roto para José Néstor Pékerman, el seleccionador de Colombia, quien ha requerido informes del futbolista de la Unión Deportiva.

De Thievy Bifouma tenía informes frescos de conocidos en Barcelona, su zona de actuación durante más de una década. De primera mano sabía las posibilidades futbolísticas del delantero parisino, pero a través de colegas cercanos a la casa periquita le llegaron noticias de que el RCD Espanyol quería foguearlo en un conjunto fuera de la Ciudad Condal, a pesar de haber estado en el banquillo en la primera jornada de Liga frente al RCD Mallorca. El parisino fue el último en llegar durante el verano. Sería la guinda del pastel en la delantera de la Unión Deportiva, que ya había comenzado el curso con una victoria (Santander), un empate (Lugo) y una derrota (Elche).

Thievy Bifouma, en la presentación, agradeció que el entrenador ofreciera informes positivos sobre su juego. El franco-congolés ha sido una de las grandes revelaciones en el equipo amarillo y se ha convertido en uno de los últimos ídolos de los seguidores del Gran Canaria, quienes siguen con expectación cada acelerón del delantero.

Tato ha caído de pie en la Unión Deportiva. En cuatro partidos ha anotado dos tantos, ha generado un pase de gol y ha recibido un penalti. "Nos viene a dar verticalidad y gol", destacó Sergio Lobera cuando se le consultó sobre el futbolista al que conocía desde su etapa en los filiales del FC Barcelona, aunque nunca coincidieron en la misma plantilla.

El preparador maño eligió al atacante murciano en el último día del mercado de invierno de una baraja de varios futbolistas nacionales e internacionales que actuaban en las posiciones intermedias del frente de ataque. Sabía lo que quería para esa demarcación y conocía perfectamente las prestaciones de Tato, quien ya venía rodado en la competición después de jugar más de 20 partidos con el Xerez Deportivo. Era el primer jugador fichado por la UD que compartía un pasado en común con él, pues en San Roque de Lepe, durante la temporada 2010-11, ya había contratado a jugadores que pasaron por La Masía como Pau, Jaume Sobregrau o Julio de Dios.

Lobera llegó al Barça con 23 años, después de haber llamado la atención por sus métodos de entrenamiento en el Unió Jàbac Can Jofresa, un club de Tarrasa, a las afueras de Barcelona, que destaca por su cadena de fútbol formativo. Comenzó como ayudante del Alevín A, pasó por el Infantil, donde consiguió el campeonato perfecto al ganar todos los partidos con una generación formada por Bartra, Montoya, Isaac Cuenca, Planas y compañía. Más tarde ascendió al juvenil y, por último, fue auxiliar de Juan Carlos Pérez Rojo en el Barcelona C, en Tercera División.

En 2007, tras la marcha de Tito Vilanova del Tarrasa al FC Barcelona, Lobera lo sustituye como director técnico en la entidad vallesana. Vuelve a los banquillos a siete jornadas del final cuando el conjunto pasaba por apuros y a partir de ese momento se casó con la adrenalina de la banda.