La Unión Deportiva, paradigma absoluto de la efectividad en estas últimas semanas, doblegó a un infructuoso y estéril Real Madrid Castilla (2-0), que pagó por igual su carencia rematadora y los descuidos de su sistema defensivo. Achuchó, apretó y estrujó el conjunto merengue, sobre todo, en la segunda mitad, pero nunca estranguló a los amarillos. Y ese pecado capital lo pagó caro, pues una sutileza de Nauzet Alemán, a cinco minutos del final, solucionó la papeleta para los locales, que se consolidan en los puestos de promoción a Primera División. En la primera parte ya había anotado Thievy Bifouma.

En los minutos más inestables del partido para la UD, tras un palo y varias ocasiones del Castilla que llevaron el runruneo al graderío, Nauzet cambió de herramienta, dejó de un lado la maza, tomó el bisturí y convirtió en obra de arte futbolística un pase de tacón dentro del área de Vitolo, que tampoco desmereció aplausos. El tanto desató la euforia de la afición grancanaria, que acudió en masa como habían reclamado los jugadores durante la semana. Fue la mejor entrada del curso en un duelo de alternativas e incertidumbre.

La capacidad de sorpresa de Sergio Lobera en las alineaciones ya es limitada. Con la mayoría de sus efectivos disponibles, el entrenador apostó por su once más lógico, el que ha utilizado en los últimos meses con mayor profusión. Estaban todos los fijos menos el castigado Barbosa, que fue suplido por Raúl Lizoain, quien completó un partido perfecto y dejó la portería de Las Palmas a cero por undécima vez en la temporada.

Los anfitriones salieron dispuestos a mandar, combinaron rápido y a pocos toques, pero el efecto duró unos minutos. Fue ínfimo, pues el grancanario Jesé dio el primer susto serio a la UD en el tercer minuto de la función. El centro desde la izquierda de Casado lo remató el delantero a la base del palo de Raúl Lizoain, que ya estaba vencido. Poco después Thievy respondió, pero su lanzamiento con el exterior del pie diestro se marchó a la publicidad de la meta de Mejías.

De entrada, el Castilla propuso un partido sin gobierno, con ramalazos de furia y contragolpe, mientras que a la Unión Deportiva le incomodaba tanta transición a pesar de su querencia por la velocidad y la aceleración. La clave se encontraba en el mediapunta Borja García que, demasiado suelto en la zona de tres cuartos, generó problemas a toneladas a la línea de medios y zagueros. Un balón suyo filtrado entre la cortina defensiva amarilla, que no supo definir Jesé ante Raúl, fue la ocasión más nítida de la primera parte para los blancos, quienes se acercaban con llamativa frecuencia hacia el área de Las Palmas, demasiado parsimoniosa, muy confiada de su poder ofensivo y del influjo que le ofrece jugar como local.

Antes del primer gol amarillo, Thievy ya tuvo la opción de abrir el marcador. Mejías despejó el balonazo del parisino y el remate posterior de Chrisantus, en posición forzada, se marchó a la línea de banda ante el asombro del personal. El delantero nigeriano, incansable toda la tarde, estuvo negadísimo con la definición cara al gol, lo que generó división de opiniones en el graderío.

Reanimada por un par de acciones ofensivas tras el dominio inicial del Castilla, Las Palmas se fue arriba y propició acercamientos punzantes. Como consecuencia de un saque de esquina, el balón rebotado llega a Dani Castellano que devuelve la pelota al área para la entrada de Vitolo, quien sirve sobre Thievy. El parisino empujó el regalo a escasos metros de la portería. El franco-congolés no fue efusivo en su celebración a pesar de la importancia del tanto, que abría la posibilidad de un nuevo escenario tras el sufrimiento del primer cuarto de encuentro.

Con el 1-0 en el luminoso, la Unión Deportiva optó por su juego predilecto: espera, robo y contragolpe. Sin embargo, la estrategia no le eximía del peligro rival, que antes del descanso dispuso de un centro de Cherysev al que no llegó Jesé y un cabezazo de Casemiro, tras la falta de Borja. Las Palmas tampoco estuvo cruzada de brazos y Macky, con una media volea desde la frontal, envió un balón envenenado a un palmo del larguero.

El inicio de la segunda mitad atemperó los impulsos. La UD contemporizó el juego todo lo que pudo y las interrupciones se multiplicaron en los primeros diez minutos. Con el control del marcador, el equipo de Sergio Lobera necesitaba el gobierno del encuentro y lo consiguió durante un rato. Después que el grupo de Alberto Toril se desenchufara, la Unión Deportiva concentró en cinco minutos sus mejores opciones: Thievy, Hernán y Chrisantus pudieron anotar del minuto 54 al 58.

Sin embargo, Las Palmas dejó pasar el tren de sus mejores opciones para encarrilar el partido y comenzó a sufrir el goteo de oportunidades de su adversario. Fabinho, en dos ocasiones casi consecutivas, intentó sorprender a Raúl Lizoain desde lejos. En las dos, el guardameta canterano solventó el envite con fortaleza y mandó la pelota a córner, mientras la grada atendía al asunto con una sonora ovación. Hubo una tercera opción del Castilla, en el pie de Óscar Plano, que también desaprovechó el filial blanco. Mientras, a Toril ya no le quedaban uñas que morderse.

Por merecimientos, por llegadas al área, el partido debía ir empatado si existiera esa justicia divina de la que tanto se habla en el universo del fútbol. Así lo sintió también Sergio Lobera, quien retiró del terreno a Momo y Chrisantus por Tato y Vicente para aumentar el control en el centro del campo, de un encuentro volcado hacia el área de Las Palmas.

El acosó forastero siguió. José Rodríguez, desde fuera del área, y Mosquera, desde la media luna, tuvieron en sus botas el empate antes de la gran ocasión para el Castilla en el segundo periodo: el tiro al palo de Cherysev, que vino como consecuencia de una parada de Raúl a Óscar Plano. Era el 82.

Y cuando los amarillos se disponían a sufrir unos minutos de indeseable agobio, encontraron una combinación perfecta entre Nauzet Alemán, Vitolo y otra vez Nauzet, quien con su gol desmontó por completo al Castilla, que claudicó ante la efectividad local.