En los finales de la década de los ochenta y a principios de los noventa del pasado siglo, el voleibol español lo dominaban dos equipos: el Calvo Sotelo -bajo sus distintas denominaciones que fueron desde Lucky Strike a Gran Canaria, pasando por Guaguas Las Palmas y algunos otros nombres- y el Son Amar de Palma de Mallorca, con la incursión, tímida, de otros equipos como el Bomberos de Barcelona, el Sanitas de Madrid o el Unicaja Almería; y en los dos equipos isleños sobresalían dos figuras en especial: Paco Sánchez Jover y Rafael Pascual Cortés.

Tras la retirada de ambos del voleibol activo -jugaron juntos en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, donde España logró la octava plaza a las órdenes del cubano Gilberto Herrera como seleccionador-, Paco Sánchez Jover y Rafa Pascual han seguido muy diferentes caminos, pues mientras el murciano, afincado en Gran Canaria, sigue ligado al voleibol como presidente-entrenador del 7Islas Vecindario ACE Gran Canaria, además de ser técnico del Instituto Municipal de Deportes del Ayuntamiento capitalino; el madrileño ha tirado un poco más por la política y es en la actualidad coordinador del Área de Deportes de la candidatura de Madrid 2020.

Pero los protagonistas de esta historia no son ellos, sino sus hijos, Javier y Rafa, con los que continúa la estirpe de los dos grandes del voleibol español en este deporte.

Javier, un colocador de altura

Contrariamente a la demarcación que ocupaba su padre, central, Javier Sánchez Carreres (Las Palmas de Gran Canaria, 21-1-1996), se desenvuelve como colocador, un colocador de altura, con sus 190 centímetros, y llegó al voleibol "porque mi padre me lo metió en la sangre. Yo había probado en fútbol, pero lo que me gusta es el voleibol".

"Me gustan todos los deportes", señala Javi, "pero el que más me llamó la atención fue el voleibol, sobre todo porque lo entiendes y lo he vivido en casa, con mi padre y mi madre".

Precisamente fue el ojo clínico de su padre quien eligió su posición en la cancha. "A mí me gusta ser colocador, porque llevas el peso del juego, la dirección del equipo, pero fue mi padre quien me impulsó a serlo".

Finalmente, Javi Sánchez -su hermana gemela juega al baloncesto en Estados Unidos-, señala: "Vi jugar poco a mi padre, más bien nada, pero tengo muchos vídeos de él y los he visto todos, sobre todo los de las Olimpiadas de Barcelona 92 y los de competiciones europeas con el Gran Canaria, que eran unos partidos espectaculares, por el ambiente que se vivía en el Centro Insular de Deportes de la Avenida Marítima", lugar donde en estas fechas entrena a las órdenes de su padre.

Rafa, un recién llegado

La historia de Rafa Pascual Shbeir -porque su madre luchó lo indecible en Italia para que le reconocieran e inscribieran con su segundo apellido, aunque las autoridades transalpinas se negaban a ello- (Cuneo, Italia, 13-11-1996) con el voleibol es la de un recién llegado, porque practicó otros varios deportes antes de dedicarse al voley, el mismo que practicaron su padre, su madre, Tania Shbeir, y hasta su abuelo materno.

Porque Rafa júnior, un espigado joven de 189 centímetros, es nieto de Joseph Shbeir, exjugador de voleibol que jugó en Palma de Mallorca, y olímpico en los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964, con su país natal, Líbano, en atletismo.

Tania y Rafa están afincados en La Orotava (Tenerife), y allí el joven jugador se dedicaba a practicar tenis, fútbol o baloncesto, "porque el voleibol se hace más en la zona sur. Pero era un calvario desplazarse todos los días hasta Arona para entrenar y luego volver a La Orotava".

Y la amistad con Paco Sánchez Jover llevó a Rafa Pascual júnior al voleibol. "Nunca había hecho voleibol, ni de competición ni en serio. Había visto muchos vídeos de mi padre, porque era muy pequeño cuando él jugaba, y el voleibol me gustaba mucho, pero no tenía oportunidad de entrenar, por lo que desde que surgió no lo dudé. El voleibol me gusta mucho, no sólo por mi padre", señala.

"Me encanta entrenar y competir", añade antes de comentar: "Estoy en la Concentración Permanente, en Palencia, con Javi y Joaquín, pero los demás están a un muy alto nivel con respecto a mí. Intento hacerlo lo mejor que puedo y, sobre todo, animarles", cuando Javi le interrumpe y dice: "Juega de opuesto o por zona cuatro, y es muy buen atacante. Es bueno".

Paco Sánchez Jover y su equipo técnico le han reclutado para el Vecindario, y el ojo clínico del espigado presidente-entrenador del conjunto santaluceño no suele equivocarse, por lo que los tres juveniles -Javier, Rafa y Joaquín-, junto a Sergio Ramírez -también fichado de la Permanente de Palencia- conforman un esperanzador futuro que lleve al cuadro sureño a luchar en un corto espacio de tiempo por metas mayores que sólo mantenerse.