"El niño nos ha dado una lección a todos, pero en ningún momento pudo escuchar ninguna falta de respeto por parte mía o del árbitro". Agoney Guerra, segundo entrenador del equipo miniprebenjamín del Barrio Atlántico, es uno de los rostros más amargos de una imagen que ha dado la vuelta al mundo en los últimos días. Un antihéroe que ha tenido que cambiar su ropaje para derribar, junto a Óscar González, primer técnico del plantel de La Feria, las duras críticas que envuelven su figura. Una lección de emotividad que comienza a cerrar el círculo de testimonios.

Una instantánea tomada por Rubén López ha cambiado el día a día de Agoney Guerra. El grancanario de 30 años, que lleva vinculado dos años al club de Barrio Atlántico, es uno de los tres protagonistas de una historia que ha acaparado la atención de los aficionados al deporte. Ante ella, los motivos que explican, con precisión, lo ocurrido sobre el tapete verde del López Socas. "Todo pasó por una jugada que el árbitro no pitó y que creímos que estaba mal. Óscar entró al campo a recoger al niño que estaba lesionado y vi cómo le comentaba algo al árbitro, unas palabras que no escuché. Cuando mi compañero llegó al banquillo, yo me acerqué hasta el árbitro y le dije que, bajo mi parecer, no estaba haciendo bien su trabajo". Una conversación que quedó inmortalizada para la posteridad en forma de fotograma. Un encuadre que "en ningún momento refleja violencia, no se insulta al árbitro, ni se le intenta agredir, y en ningún momento se le habla con tono desafiante", admite Guerra. Asimismo, señala que "en el acta arbitral no se reflejó que se hubiera producido ningún acto de violencia".

Desolado ante el perfil que ha creado la sociedad sobre él, confiesa llevar "dos noches sin dormir", pues considera que el incidente ocurrido, el pasado sábado, "se está sacando de contexto", asegurando que "es normal que un entrenador pida explicaciones al árbitro".

Alejandro Rodríguez, de cinco años, protagonizó uno de esos gestos que quedan plasmados para la eternidad. Ante él, Guerra recuerda que "el niño no dice nada en ningún momento. Es más, ni yo ni el árbitro nos percatamos de que estaba allí hasta que pasaron unos segundos. Cuando nos dimos cuenta y vimos lo que estaba haciendo, incluso nos reímos y comentamos: ¡mira qué gracioso!, ¡qué campeón!" Una acción que califica de "increíble", ya que "nos ha dado un ejemplo a todos".

De cara a lavar su imagen sólo pide que "vean la clasificación del Concurso Fair play del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria para que observen que nuestra puntuación es una de las más altas. Nunca hemos protestado, nunca nos han expulsado de un campo, nunca hemos hecho nada fuera de lo normal", explica.

Sus días de insomnio son compartidos junto a Óscar González. Reponedor de supermercado, el joven de 26 años, comparte, a la vera de Guerra, área técnica desde la primera fila. El grancanario cuenta que el origen de todo se produjo tras "una jugada entre uno de mis niños y otro del Viera. Yo acudí a atender a mi jugador porque le dieron una patada, y le dije al árbitro: ¡te estás riendo de mí!, ya que no pitó una falta que yo consideré que era una acción para sancionarla". Con cautela y sin sobrepasar los decibelios del sonido asegura: "Seguí mi camino y cuando me acercaba al banquillo escuché una ovación enorme. Miré hacía atrás, pero en ningún momento vi al niño cómo ponía las manos".

Consciente de que el principal perjudicado de esta reprimenda es Agoney, ha solicitado a Gonzalo Moreno, presidente del club, que le sancione por ser él quien, en primera instancia, se dirigió hacia el colegiado. "Hablé con el presidente y le dije que acepto, con todas las de la ley, la sanción que me impongan. Si me tengo que poner fuera del campo o si tengo que abandonar el club, lo aceptaré". No obstante, manifiesta que cuentan "con todo el apoyo del club, del presidente y el de unos padres que se han volcado con nosotros desde el momento en el que salió la foto".

Una capítulo gris que empaña una vida dedicada al fútbol desde pequeño. González traslada que "se está cometiendo con nosotros más que una injusticia", pues "lo único que se ha hecho es sacar una foto en la que sale un niño separando a dos personas". Impotente ante la situación que está viviendo, echa en falta la importancia que un sonido hubiera tenido para esclarecer la verdad de todo este asunto. "Ojalá las fotos hablaran. Me gustaría que lo hicieran, porque revelarían lo sucedido".

Por su parte, Gonzalo Moreno, presidente de la entidad del Barrio Atlántico desde hace 35 años, reconoce sentirse "triste" por todo lo acontecido en los últimos días, ya que "se ha manchado la imagen de un club que nunca se ha visto envuelto en estas situaciones".

De cara a la sanción que se le pueda imponer a los técnicos por parte del ayuntamiento, apunta que "no hemos recibido nada", pero asegura que "como presidente arrestaré a Óscar durante un tiempo. Es una forma de que aprenda".

Una imagen que eclipsa dos futuros. Una historia que deja tocados a estos amantes del fútbol.