La Unión Deportiva Las Palmas, como el personaje de Dorothy Gale en Mago de Oz, lleva casi una eternidad -41 jornadas- siguiendo las baldosas amarillas que llevan directamente a la Ciudad Esmeralda, allí donde se halla la puerta que lleva hasta su casa: la Primera División. Y en un camino tan duro y tan largo, con tantas trampas y tantos enemigos, la mejor virtud del equipo de Sergio Lobera reside en su valentía y en su perseverancia. Con todo en contra antes del partido que encaró ayer, situado fuera de la zona de promoción de ascenso, condenado a esperar el error de otros para seguir en la carrera y casi sin tiempo -sólo dos partidos por disputar-, el conjunto amarillo tiró de honradez y casta para ganar al CD Numancia (2-1) y aprovechar el tropiezo de la SD Ponferradina ante el Racing de Santander (2-2) para volver a situarse entre los seis primeros clasificados y depender de sí mismo en la última cita del curso, en la que rendirá visita al Real Murcia -el próximo sábado, a partir de las 18.00 horas-.

Para alcanzar tan buena posición, para darle la vuelta a la tortilla y reparar el desastre del pasado fin de semana tras caer ante el CD Mirandés, a la UD Las Palmas le tocó sufrir como un perro. Padeció angustia durante los 92 minutos que duró su pulso de ayer ante el CD Numancia, un adversario que no se dejó comer la tostada jamás pese a ir perdiendo 2-0 en el minuto 38 y que en la segunda mitad dio miedo en cada aproximación suya a la portería defendida por Mariano Barbosa. Y vivió al borde del ataque de nervios un rato más, justo después de su propio encuentro, cuando técnicos y futbolistas del conjunto amarillo se agruparon en torno a una radio para escuchar desde la distancia como el Racing, ya descendido a Segunda B, tiraba de orgullo torero para arañar un punto en El Toralín y hacer descarrilar a la SD Ponferradina.

Sin Murillo ni Thievy

A estas alturas de la película, después de tanta historia, a la UD Las Palmas le tocó jugar ayer varios partidos. Y los ganó todos. Ya sea por su buen hacer, por errores ajenos o por una cuestión de -mucha- fortuna, el representativo grancanario triunfó en la penúltima fecha del campeonato. De entrada, porque cumplió con la faena que tenía asignada, que no era otra cosa que superar al CD Numancia.

Con Jeison Murillo y Thievy -dos futbolistas de importancia capital en los planes de Sergio Lobera durante toda la temporada- de baja, a la Unión Deportiva le cambiaron la cara. Después de tres jornadas consecutivas sin ganar y sin marcar un gol, los ajustes en la alineación y en el método se antojaban como un punto indiscutible en la hoja de ruta del equipo amarillo. Así, David García recuperó la plaza en el centro de la defensa para suplir a Murillo; Vicente Gómez y Nauzet Alemán formaron el doble pivote en el centro del campo -con Hernán desplazado al banquillo-; y Javi Guerrero y Tato fueron los elegidos por el técnico para componer la pareja de ataque.

La reforma en la UD Las Palmas no se ajustó sólo a la elección de los jugadores que integraron la alineación. No fue un asunto superficial. La línea de renovación fue algo más profunda. Para empezar, esta vez quiso tener la pelota y no vivir del contragolpe como único recurso. Sin Thievy en el terreno de juego, sin la velocidad del delantero francés como tentación para lanzar balones a la espalda de la zaga rival, el conjunto amarillo se tomó su tiempo para cocinar el juego. Templó el ritmo, sus futbolistas se empeñaron en asociarse alrededor de la pelota y tocó y tocó para atacar al CD Numancia.

Para ejecutar de manera correcta esa idea, ayudó la compañía que formaron Vicente Gómez y Nauzet Alemán en la medular. La mezcla de los dos sentó bien a la Unión Deportiva, que desde hace semanas pedía a gritos algo más que la verticalidad como único recurso ofensivo. Después de tantos partidos en una categoría donde todo se analiza al detalle, el plan del conjunto amarillo alcanzó la sobreexplotación en un punto del camino ya muy lejano. A Las Palmas, los rivales, le pillaron la matrícula tiempo atrás y ahora, cuando se juega los cuartos, debe poner sobre el césped toda la cantidad de recursos que tiene.

Al empeño de Vicente y Nauzet por tener el balón y madurar la jugada se unió Javi Guerrero. Al atacante madrileño, otra vez titular casi cuatro meses después de su última aparición en el once -el 10 de febrero, en Alcorcón-, aunque ya no está en el punto físico más elevado de su carrera, le vale con su inteligencia y su capacidad para entender el juego para ser aún determinante. Instalado en la mediapunta, justo unos metros por detrás de Tato, Guerrero fue el encargado de dar salida a todo el fútbol que se guisaba a su espalda. Y la UD Las Palmas lo agradeció.

Mejor que el CD Numancia por unos cuantos cuerpos de ventaja tras el pitido inicial, la UD Las Palmas encontró premio casi de inmediato. En el minuto ocho, en una acción sin aparente peligro, Juanma cometió un inocente penalti. Al exjugador amarillo, situado por Pablo Machín en el eje de la defensa visitante, se le fue el brazo a la hora de controlar un balón y el árbitro -Vicandi Garrido- no dudó a la hora de señalar penalti por recomendación de uno de sus auxiliares. Vitolo, al instante, ejecutó con acierto la pena máxima y despejó el camino (1-0, min. 9).

Minutos a buen nivel

El tanto sirvió como catarsis para la Unión Deportiva que, de repente, se despojó de unos cuantos kilos de más. Obligado a mantener su plaza en la zona de promoción de ascenso a Primera División, perseguido de lejos y sin descanso por la SD Ponferradina, la sensación que el conjunto amarillo transmitió en las citas anteriores es que la situación le empezaba a superar. Por eso, la diana de Vitolo le hizo moverse con un desparpajo que se dejó, hace mucho ya, en la cuneta.

Ni siquiera el susto que provocó Julio Álvarez, en el minuto 28, al exigir a Barbosa un paradón tras un libre directo logró distraer a la Unión Deportiva. El equipo de Sergio Lobera, despacio y con buena letra, siguió a lo suyo. Adelantó las líneas, juntó gente cerca del centro del campo para tener todo bajo control y sobó la pelota para encontrar siempre la mejor opción.

En el minuto 35, Javi Guerrero retrasó un poco su posición en busca del balón. Con tiempo, sin muchos agobios por la presión del adversario, el delantero ejerció como un fino centrocampista. Vio, por la banda derecha, el desmarque de Momo y allí, al hueco, lanzó un pase que el extremo ganó con un hábil toque con la espuela. El movimiento le sirvió para superar al último defensa del CD Numancia y plantarse ante el Biel Rivas, el portero visitante, que en el mano a mano le ganó la partida y evitó el 2-0.

No tuvo tanto acierto el guardameta tres minutos después. En una jugada casi calcada, Nauzet Alemán lanzó un pase en largo para que Tato, esta vez por la izquierda, se colara en el área y, con un tiro cruzado que tocó Ribas, estableciera el 2-0 en el minuto 38. La UD Las Palmas, con ventaja en su cita y con la derrota parcial en ese momento de la SD Ponferradina ante el Racing, volaba a velocidad de crucero.

Incapaz de tener un momento de sosiego a lo largo de la campaña, siempre con el susto en el cuerpo, a la Unión Deportiva se le complicó la tarde en la reanudación. Tras el descanso, el CD Numancia tiró de honestidad para ir de frente, sin reservas, a por el partido. Y, a partir de esa dignidad, fue capaz de encontrarle las cosquillas a un rival que se encogía por el avance del rival y por el agobio del reloj.

Natalio, en el minuto 58, hizo el 2-1. Y casi de inmediato, en la siguiente jugada, tuvo el empate en sus botas, recompensa que abortó Barbosa para salvar a una Unión Deportiva que ayer ganó al CD Numancia, a la SD Ponferradina y al Alcorcón -goleado 4-0 por el Castilla- y hasta al destino. Nada mal para sólo noventa minutos de fútbol.