La UD Las Palmas con más quilates de la última década hizo el ridículo en el campo de su eterno rival justo en el curso que se preveía con más diferencias entre ambos. Un atropello que quedará en la memoria colectiva como el derbi del gol de Marioni o el del doblete de Iriome. Y un palo para reflexionar. Porque la UD bipolar de esta temporada mostró su peor imagen en el peor escenario. Hasta ahora los resultados y la clasificación compensaban las malas actuaciones, y el buen juego alguna derrota puntual como la del Zaragoza. Pero no habrá nada que haga olvidar el desastre del Heliodoro. Ni jugar con diez durante setenta minutos, ni las bajas de Apoño -se sigue sin ganar cuando es baja-, Masoud y David García, ni una victoria en la próxima jornada consolarán al aficionado amarillo.

Porque antes de la discutible expulsión de Mariano Barbosa la UD ya estaba siendo superada. Había aprovechado el Tenerife el empujón del Heliodoro para intimidar. Como si quisieran demostrar a Sergio Lobera que ellos también saben tocar la pelota, se adueñaron de ella de inicio. Y justo cuando los amarillos habían encadenado un par de ataques, cuando el guión del partido se empezaba a diseñar, llegó la jugada maldita. Pero fue un suspiro, porque cuando Barbosa derribó a Suso ya el capitán tinerfeño se había comido un par de veces a Xabi Castillo y Ayoze Pérez había disfrutado de una ocasión clara.

Corría el minuto 19 cuando Deivid se atrevió con una de sus cabalgadas. Una osadía, porque la mayoría de piezas amarillas esperaban en campo contrario y había un abismo entre el centro del campo y el área de Barbosa. Así que Ricardo León le puso un caramelo a Suso que no pudo cortar un lento Aythami Artiles, precipitado en su intento de cortar por lo sano. El capitán, un puñal durante todo el encuentro, dribló a Barbosa. El argentino admitió que hizo penalti, pero la duda es si merecía expulsión porque Suso estaba escorado. En cualquier caso Ricardo León no perdonó. Castigo máximo para la UD. Empezaba el naufragio.

Al técnico aragonés no le quedó más remedio que retirar a Hernán y repetir su apuesta con Valerón de mediocentro. Después de semejante golpe a la mandíbula a la UD le costó levantarse. Mientras lo hacía, Suso tuvo la oportunidad de hacer el segundo cuando conectó de nuevo con Ayoze y su remate se marchó rozando el poste de Raúl Lizoain.

El Tenerife se acomodó desde entonces y pareció no querer echar sal en la herida amarilla. Aparecieron Juan Carlos Valerón y Nauzet Alemán, pero no encontraron acompañantes. El de Arguineguín estaba lejos de su zona de influencia, aunque su constante participación propiciaba que la UD se sintiera más a gusto. Y el de Las Mesas, con su continuo ofrecimiento, hizo soñar con el empate. Una gran acción individual suya provocó una falta en el borde del área que Momo estuvo cerca de concretar. Tocaba la UD, pero sin hacer daño. Echaba de menos a Masoud, a Apoño y, sobre todo, a un undécimo jugador. Pese a todo, Carlos Aranda dio más motivos para la polémica cuando fue derribado dentro del área por un defensa al borde del descanso. El andaluz, prácticamente inédito el resto del choque, hizo aún más incomprensible la decisión de sentar a Macky Chrisantus con su pobre actuación.

Suso y Ayoze se ceban

Nada más regresar de vestuarios el Tenerife empezó con su festival de contragolpes. La UD, con su intención ofensiva, adelantó líneas y tiró el dado. Heroica o ridículo. Ocurre que las intenciones no vinieron acompañadas de ocasiones -excepto una de Nauzet que rozó la escuadra-, y el Tenerife se cebó. Xabi Castillo derribó en el área a Ayoze, luego Aridane mandó el balón al lateral de la red, Ayoze sentó a Deivid y remató flojo y Cristo tiró desviado. A la quinta fue la vencida. Ayoze, una de las sensaciones de la categoría, encaró por enésima vez a Raúl y acertó de remate cruzado. Diez minutos más tarde no necesitó calibrar su puntería porque Suso, que no paró de incordiar y se marchó ovacionado, se lo puso en bandeja.

Había entrado Asdrúbal en el descanso, y más tarde Chrisantus, pero su participación fue una anécdota porque el Tenerife borró del mapa a su rival a base de contragolpear. Incluso perdonó ocasiones ante Raúl Lizoain para llegar a la media docena de goles. No había noticias de ningún jugador de la UD Las Palmas, entregados al atropello. Heridos en el orgullo, se enfrascaron en alguna tángana en un partido que también tuvo brusquedad. La misma con la que el Tenerife golpeó a su enemigo, un palo muy doloroso, de los que afectan por mucho tiempo y hacen tambalear el proyecto. Las opciones de ascenso a Primera siguen intactas, pero no así la confianza ciega que siempre ha tenido la afición en sus líderes.

Ficha técnica:

3. CD Tenerife: Roberto; Javi Moyano, Bruno, Carlos Ruiz, Raúl Cámara; Aitor Sanz, Ricardo (Quique Rivero, min. 51), Suso (Íñigo Ros, min. 81), Cristo Martín (Aday, min. 74); Aridane Santana y Ayoze Pérez.

Entrenador: Álvaro Cervera.

0. UD Las Palmas: Barbosa; Ángel, Deivid, Aythami, Castillo; Nauzet Alemán, Hernán (Raúl Lizoain, min, 21), Vicente Gómez, Momo (Asdrúbal, min. 46); Valerón y Aranda (Chrisantus, min. 74).

Entrenador: Sergio Lobera.

Goles: 1-0. Min. 21: Ricardo, de penalti. 2-0. Min. 65: Ayoze; y 3-0. Min 73: Ayoze.

Árbitro: Gorka Sagués Oscoz (Comité Vasco). Expulsó al visitante Barbosa (min. 19) por derribar como último defensor a Suso, además, amonestó a los locales Bruno, Raúl Cámara y Aitor Sanz, y a Nauzet Alemán, Ángel y Castillo, por parte grancanaria.

Incidencias: Encuentro de Segunda división, correspondiente a la décimo séptima jornada de Liga, disputado en el Heliodoro Rodríguez López ante unos 18.040 espectadores.