Ha tenido que ser un niño de once años el que alce la voz en contra de los actos de violencia que se dan cita todos los fines de semana en partidos de fútbol base. Pablo, nacido en el Puerto de la Cruz hace once años, ha dicho "basta". Le apasiona el fútbol como a cualquiera de su edad, pero ya no le entusiasma como antes acudir a jugar con su equipo, el CD Peñón alevín.

Los acontecimientos que últimamente ha tenido que presenciar le han infundido un temor del que no le ha sido posible liberarse. La gota que colmó el vaso de su paciencia se produjo recientemente en un encuentro en el que fue incapaz de saltar al terreno de juego por culpa de los nervios que le ocasionó el comportamiento de algunos de los allí presentes. Y ese detonante fue lo que le impulsó a escribir una carta , que remitió a Radio Club Tenerife.

Pablo contó ayer a La Opinión de Tenerife que durante ese partido "la gente comenzó a insultar al árbitro" y que eso le hizo "sentir mal". Después de una conversación con sus padres, decidió, motu proprio, y tras reflexionar profundamente sobre lo sucedido, escribir un texto que recogiera su sentir y una reclamación: "Que no se vuelva a repetir lo que viví yo y que sé que son cosas que pasan en otros sitios". El objetivo que persigue este alevín norteño con su escrito es "que se tomen medidas", que penalicen este tipo de conductas con el fin de que terminen por desaparecer del fútbol base. "Espero que se haga algo porque no se pueden permitir estas cosas", comenta. Además, pide que "se haga caso a los niños", que él considera principales protagonistas en este tipo de partidos. "Lo que quiero es que nos dejen jugar y divertirnos", reclama con firmeza el niño.

Un niño sensible

La madre de Pablo, Macu, explicó cómo surgió la idea de su hijo de escribir la carta que, a buen seguro, habrá sacado los colores a más de un padre de los que suele ir a los partidos de categorías menores.

"Fuimos a un encuentro que Pablo disputaba con su equipo. El niño no salió de titular y le veíamos en el banquillo con un semblante nada habitual en él. Entonces decidí ir a preocuparme por él en el descanso y le pregunté al entrenador que, si le sucedía algo. Me comentó que al niño le dolía la cabeza y el estómago y que no quería jugar. El partido concluyó y tampoco participó en la segunda parte. Y cuando llegamos a casa ya me confesó que no quería jugar porque se había puesto nervioso como consecuencia del ambiente que estaba viendo en las gradas", relató. Macu asegura que "Pablo es un niño muy sensible" y es consciente de lo que pudo afectarle "todos esos gritos e insultos" que proferían los aficionados, en su mayoría familiares de los jugadores.

Pablo no llega a entender cómo unas personas adultas acuden a un recinto deportivo a increpar y pelear con otros en un partido de niños. La única explicación que encuentra, apunta el joven portuense, es que esta gente "viene al campo a desahogarse de los problemas que tienen en su vida". Macu percibió en su hijo un miedo que no solo atribuye a este acontecimiento en concreto.

A su juicio, la situación de angustia que ha sufrido Pablo viene motivada también por otros actos agresivos de los que ha sido testigo. Así, su madre cuenta que "tiene un hermano que juega en categoría juvenil y en sus partidos ha visto acontecimientos deplorables en los que ha tenido que intervenir la policía en varias ocasiones". "Todo esto ha debido influir para que se haya sentido tan mal el otro día", añadió.

Iniciativa propia

Macu quiso dejar bien claro que la carta la escribió su hijo "por iniciativa propia". "Cuando hablamos sobre el asunto, después de llegar de ese partido en el que no quiso jugar, convenimos en que teníamos que hacer algo para ayudar a eliminar la violencia de los campos de fútbol y me dijo que había pensado en escribir una carta. Se sentó en su ordenador y la elaboró. Cuando me la leyó me sorprendió que un niño de su edad fuera capaz de contar esas cosas y me dije a mí misma que tenía que conseguir que se hiciera pública la carta", dijo.

Seguramente, este escrito por sí solo no conseguirá erradicar por completo la violencia en el fútbol pero la suma de denuncias como esta debe contribuir en la lucha contra este tipo de comportamientos reprobables. Las instituciones caminan, aunque lentamente, en esta dirección. De hecho la Federación Tinerfeña de Fútbol y el Cabildo Insular han incorporado al convenio que han firmado en materia de subvenciones sanciones para los clubes que estén involucrados en incidentes violentos.

Pablo no ha acudido a los entrenamientos de su equipo esta semana, porque no se hallaba con la ilusión de siempre.