Icono de la ilusión con un corazón de bombero. Un técnico contra viento y marea. Así respira un superviviente. El preparador aragonés Sergio Lobera (Zaragoza, 1976) llegó a Gran Canaria el 19 de junio de 2012. Tras su paso por el San Roque de Lepe (2010/11) y Ceuta (2011/12) de Segunda B, afronta en la UD Las Palmas su primera experiencia en un equipo profesional y en la Liga Adelante. Llegaba un auténtico desconocido. Una figura sin referencias, hasta que alzó la voz. Y su firma se mantiene intacta en la UD. Por ahora, y un club volcánico, se aferra al cargo de forma impulsiva.

El club de Pío XII oficializó su llegada el 17 de junio del 2012 como un rostro joven -35 años- que destilaba un discurso de acero y sin fisuras. Un orador implacable y ambicioso, que contaba con la misma edad que el delantero Javi Guerrero [ya retirado y ahora en el organigrama]. Ayer, por tercera vez, evitó su despido en el club amarillo. Se mantiene en la tormenta.

En su primer curso, la 2012/13, firmó 18 victorias, 12 empates y 12 derrotas en el campeonato liguero y dejó a la UD en la sexta plaza. En la Copa del Rey de 2013, alcanzó los octavos de final, donde fue eliminado por el Betis, con un bagaje de tres victorias, dos empates y una derrota. En esta temporada 2013/14, ha sumado nueve victorias, siete empates y ocho derrotas que le dejan en el octavo puesto. En la competición del 'ko', sucumbió en la cuarta ronda ante el Almería, y luce unas cifras de dos victorias, un empate y una derrota.

Lejos de la frialdad de las cifras, con el cuadro amarillo fuera de los puestos de promoción -a pesar de estar empatado con el sexto clasificado Córdoba (a 34 puntos)-, Lobera afronta una situación límite. Una vez más. La dinámica negativa, al sumar únicamente dos victorias en las últimas nueve jornadas, le dejan contra la espada y la pared. El pulso de este sábado ante el Numancia se disfraza de crucial, pero no hagan pronósticos, en esta UD puede pasar cualquier cosa.

Su llegada en junio del 2012 fue un giro radical: de la veteranía de su predecesor Juan Manuel Rodríguez (55 años) a un rostro angelical. Estética Barça. Lobera dio trato preferencial al balón, justificando su paso por los filiales azulgranas de La Masía. Tras un inicio irregular, llevó al equipo a la disputa de la promoción de ascenso a Primera. Todo un hito para una entidad, que encadenaba once años fuera del paraíso.

Logró cautivar al aficionado isleño, y acertó de pleno con las incorporaciones de Murillo -que llegó del Granada tras firmar un año prometedor en el Cádiz- y Thievy -cedido por el Espanyol-.

Tras un final con taquicardia, la UD, en la 42ª jornada, caía en la Condomina de Murcia pero aprovechaba el tropiezo de la Ponferradina ante el Lugo. Sextos y al 'play-off'. La pegada de Almería arruinó el sueño de un sentimiento. Eliminados y fin de fiesta.

Una profesión de riesgo

Lobera amplió su vinculación contractual hasta junio del 2014 y es el eje central del proyecto más ambicioso con el presidente Miguel Ángel Ramírez en el cargo. Con Valerón como alta más mediática, acarició en noviembre la segunda plaza.Pero el pasado 4 de diciembre, en la disputa del derbi ante el Tenerife en el Heliodoro, era goleado (3-0), en su día más negro en la UD Las Palmas. El clásico del fútbol canario le dejó muy tocado.

Cuestionado por los últimos resultados, ayer, tras caer el pasado sábado en Ipurúa, y con la dirección deportiva en su contra, su cargo dependía de un hilo. Era la tercera ocasión en la que se pudo abrir la puerta de salida. Pero es un técnico inmortal, un alma sin límites. Tras un torrente de reuniones en los despachos de Pío XII, no se determina su despido.

La primera bola de partido en su contra llegó en octubre de 2012. Con el estadio enfurecido, la UD, gracias a un tanto de Momo (minuto 90), fuerza la prórroga ante el Racing, en la disputa de la 3ª ronda de la Copa. Y en el tiempo añadido, los amarillos bailaron al cuadro cántabro. Este partido fue clave: se encadenan 13 resultados positivos. El equipo toca el cielo.

Diciembre de 2013. La UD visita el Nuevo Colombino. Bajo un clima de pesimismo, en plena catarsis, los goles de Chrisantus, Valerón y Nauzet doman al cuadro onubense. Y le brindan una nueva ocasión para seguir jugando en la ruleta rusa amarilla. Lobera, por segunda vez, aplaza su destitución. Y esta semana, herido de muerte tras sucumbir en Ipurúa ante el Éibar, el inmortal parecía tener los días contados. Huérfano de respaldo, sin el cariño de sus fieles más acérrimos en la dirección deportiva, el resultado ante el Numancia puede ser clave. O no. Vivir al límite en un banquillo es su asignatura favorita.