Recordar ahora las derrotas en el Centro Insular contra el Cajasol y La Bruixa d´Or, justo después de entregar la cuchara casi sin resistencia ante el Real Madrid más fuerte que se recuerda en tiempos, sería ventajista y llevaría el debate a un aspecto residual. Así que, más allá de lamentar tropiezos que impidieron ser cabeza de serie en la Copa del Rey y evitar al ´coco´ blanco, sería más saludable entrar en materia, en los problemas que arrastra el Herbalife Gran Canaria desde hace tiempo pero que en el club -algunos por nerviosismo; otros no se sabe muy bien por qué, tal vez por simple peloteo- tratan de disimular tan mal.

Desde el 17 de noviembre hasta hoy, justo en el espacio de tiempo que va de una derrota contra el Real Madrid -la primera en la Liga Endesa- a otro tropiezo frente al equipo blanco -ayer, en la Copa del Rey-, el balance del Granca es simplemente regular: siete triunfos y siete caídas. Que el equipo que entrena Pedro Martínez, a nivel de resultados, ha firmado hasta ahora un temporadón es un asunto innegociable. Ahí está la clasificación de la ACB para rebatir a los escépticos: es quinto, con los mismos guarismos que rivales como el FC Barcelona o el Unicaja Málaga.

Pero las sensaciones, los detalles que brotan desde el parqué, eso ya es otro asunto. Y lo que se ve -más lo que se sabe- no da buena espina. El Herbalife Gran Canaria, desde hace tiempo, es un equipo tristón, que parece atrapado en la melancolía. Entre el rodillo que firmó cinco victorias consecutivas en las primeras cinco jornadas y el equipo confuso que ayer fue pisoteado por el Real Madrid media un abismo y una mala gestión de los recursos.

Vale que Xavi Rey lleva más tiempo lesionado del previsto inicialmente, pero es evidente que Berdi Pérez erró el tiro con la contratación de Sasa Borovnjak. Y, en este Granca, ese movimiento no es un asunto menor. Durante los últimos meses del curso, Pedro Martínez sólo ha concedido minutos de la basura a Óscar Alvarado, Añaterve Cruz y al propio Borovnjak, apuesta que ha reducido la rotación a sólo nueve jugadores hábiles, un número alarmante por el bajón en el rendimiento de otras tres piezas: Nacho Martín, Ian O´Leary y Javier Beirán.

Y, en el caso de los tres últimos, profesionales que en otros momentos han acreditado un alto nivel de solvencia, los síntomas apuntan a un problema de confianza, elemento clave para el juego que no ofrece un entrenador más preocupado por otras guerras.