La Unión Deportiva Vecindario, ocho años después de militar en la división de plata del fútbol español, hace equilibrios al borde del abismo. Tras el anuncio de la dimisión de Santiago Ledesma, vicepresidente de la entidad cincuentenaria del sureste grancanario y sostén económico de la misma en las últimas temporadas, peligra su supervivencia al no tener capacidad financiera suficiente como para terminar la temporada.

Sin embargo, la junta directiva decidió ayer mantener la apuesta para hacerse cargo de los gastos de su primer equipo al tiempo que pide la colaboración de sus socios, simpatizantes y del sector empresarial para hacer frente al déficit mensual que genera la competición y que calculan en torno a los 4.000 y 5.000 euros.

La cúpula directiva del conjunto de Santa Lucía de Tirajana mantuvo ayer una reunión de urgencia para decidir su futuro. En la misma no estuvo Santiago Déniz, actual presidente, al encontrarse fuera de la Isla en viaje de negocios y por lo tanto toda decisión se postergó a la espera de la presencia del máximo mandatario. Mientras, la base está a salvo a través del proyecto del Vecinklub pero, sin recursos ni la posibilidad de recibir subvenciones tras la sanción de la Seguridad Social, todo está a expensas de que aparezca un grupo empresarial con capacidad de inversión con la que hacer frente a los 11.000 euros mensuales de gastos que requiere el equipo de Tercera para afrontar la competición. De no conseguir apoyos, el Vecindario corre el riesgo de no llegar al final de la temporada y seguir el camino del Gáldar o el Universidad, otros referentes desparecidos del fútbol insular.

"Vamos a salir a competir en Tenerife este fin de semana y en principio vamos a llegar hasta el final de la temporada", señaló ayer Carmen Delia Guerra, secretaria del conjunto del Sureste, a la espera de refrendar esta decisión con la presencia de Santiago Déniz. "A corto plazo no vamos a tener problemas con las nóminas, pero queremos transmitir a los socios, simpatizantes y empresarios un mensaje y es que necesitamos su ayuda para poder salir adelante. Si entre todos podemos sumar, llegaremos a final de la temporada", señaló Guerra.

Lo cierto es que el club del Sureste atraviesa una grave crisis económica desde su paso por la Segunda División. Tras salvar una deuda importante, ahora encuentra su principal hándicap en una sanción de 300.000 euros impuesta en abril de 2012 por la Seguridad Social y que paraliza la entrada de cualquier subvención. Esta multa llegó tras una denuncia realizada en su momento por David Dorta, exjugador de la entidad, tras un desacuerdo con el entonces presidente Pablo Álvarez. La reacción de la Seguridad Social, tras la visita de un inspector al entrenamiento fue desmedida, según expresó en su momento la directiva del Vecindario, y reitera en la actualidad. En la misma se exigía que todos los jugadores de la plantilla, muchos de ellos amateurs, tuvieran contrato profesional así como todos los empleados y colaboradores del club. La sanción no sólo conlleva el pago de 300.000 euros, sino que además impide el cobro de subvenciones, algo que todos coinciden en destacar como el principio del fin de la entidad. El Vecindario recibía 50.000 euros del Ayuntamiento de Santa Lucía y estaba pendiente del cobro de 150.000 euros por parte de la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias.

Tras este revés, el club del sureste grancanario ha sobrevivido con la aportación económica de Santiago Ledesma, junto a la participación, en menor cuantía, de otros componentes de la junta directiva. Ahora serán estos los que asuman esta responsabilidad y piden colaboración popular para sobrevivir.