Del cielo al infierno. El Girona, que se quedó en el pasado curso a un paso del paraíso de Primera [sucumbió en la eliminatoria final ante el Almería] ocupa la antepenúltima plaza tras la disputa de 26 jornadas de competición liguera. Ha pasado del caviar a la mortadela. El cuadro del técnico Javi López, en su lucha por huir de las llamas del descenso, se ha visto obligado a edificar una muralla de acero. Solo ha recibido, en las últimas siete jornadas de Liga, cuatro goles. Toda una proeza, y el mejor camino, para regresar a la zona noble.

Encadenan siete partidos sin besar la lona para estar invictos en 2014. Desde el rigor defensivo, y el olfato de sus goleadores Felipe y Gerard Bordas, el cuadro catalán recupera el latir y credenciales.

Sistema táctico: 1-4-2-3-1

Con el meta Isaac Becerra como exponente de garantías -que ha sido renovado hasta 2016-, el Girona adora llevar la iniciativa. Timor, ex de Osasuna, porta el estandarte de un navío en el mejor estado de la temporada. El mediocentro es uno de los referentes para un conjunto veterano. Bordás, muy sólido en ataque, es el mimbre más peligroso. Por su parte, Ortuño -ex del Hoya de Lorca de Segunda B y que reforzó al cuadro catalán en el pasado mercado invernal al llegar cedido por el Granada- desprende habilidad y desborde en la mediapunta. En la banda derecha, un ex del Tenerife como Juanlu Hens, un alfil que se podría citar con Dani Castellano en Siete Palmas.

En la mediapunta, una de las opciones es Carmona, ex del Zaragoza, un elemento creativo que también puede actuar como nueve nato. Gerard Bordas, en su segunda campaña en el Girona tras llegar del Villarreal, completa la nómina de pistoleros del conjunto catalán. Un ejército herido, en zona de penurias, pero con un plantel con quilates. Con solo seis victorias en su zurrón, los de Javi López buscan en la Isla poner fin a a su sequía de triunfos foráneos: el último fue ante el Mirandés en noviembre.