El entrenador de la UD Las Palmas, Sergio Lobera, que tiene a su cargo la mejor plantilla de la Liga Adelante a criterio de muchos de sus homólogos, ha asegurado a Efe que este año no firmaría la promoción, ya que está "plenamente convencido del ascenso directo" a la Primera División.

Lobera asume el reto, casi una obligación, de alcanzar la elite española, una ambición que se ha marcado el club esta temporada después de disputar sin éxito la última promoción de ascenso.

Al igual que entonces, el joven técnico aragonés ha pasado de estar casi destituido del cargo a situar a los amarillos como serios aspirantes a retornar a Primera doce años después.

La historia se repite, y aunque para conocer el nuevo desenlace aún habrá que esperar algo más de dos meses, el profesional maño está tan convencido de que situará a Las Palmas en la máxima categoría que, de hecho, no firmaría jugar de nuevo la promoción. "Si lo hiciera sería conformista", ha subrayado. Este domingo tiene una buena prueba ante otro gallito de la categoría, el Sporting de Gijón.

Pregunta: A mediados de febrero, eran el peor equipo de 2014 en la Liga y, a finales de marzo, es el mejor en las últimas cinco jornadas. ¿Cómo explica esa transformación?

Respuesta: Ese cambio ha sido más en números que en imagen o juego del equipo. Hubo partidos anteriores donde los resultados no eran los de ahora, pero el nivel de juego no nos preocupaba, como ante el Zaragoza, Mallorca o Alavés. Al final hemos encontrado la eficacia ante la portería, el tanto por ciento de efectividad ha sido mayor, y eso se traduce en puntos, por lo que la lectura es diferente. Pero somos conscientes de que esto es fútbol profesional y vivimos de los resultados.

P.: ¿Los rumores sobre su posible destitución no le influyeron?

R.: Un entrenador tiene que vivir al margen de eso, centrándose en lo interno. En el vestuario siempre intentamos mantener un equilibrio, tratando de que nos afectara el entorno, sin ser extremistas, analizando las cosas desde la tranquilidad y la autocrítica para revertir la situación adversa con el trabajo.

P.: ¿Pero cómo se logra mantener ese equilibrio cuando desde el propio club le estaban buscando sustituto?

R.: El entrenador tiene que centrarse en sacar el máximo rendimiento a los que al final tienen que conseguir los resultados: los futbolistas. En un club hay diferentes ámbitos, cada uno tiene su rol y su función, pero el vestuario es mi responsabilidad y en eso me he centrado, en intentar que los jugadores, en los momentos complicados, no dejaran de creer.

P.: Tras marcar 11 goles en las últimas cinco jornadas, ¿se ha acabado el divorcio del equipo con la portería rival?

R.: Ni podíamos estar divorciados en exceso antes, ni casados ahora. Hay que mantener la línea de trabajo, saber lo larga y competitiva que es la competición, y más este año con la igualdad que existe, por lo que no podemos lanzar la campanas al vuelo por estas últimas jornadas. Se trata de buscar una regularidad. Este domingo tenemos un encuentro importante ante el Sporting de Gijón. El partido anterior no te hace ganar el siguiente.

P.: ¿Solo ha influido la mejor puntería de los jugadores?

R.: Cuando el equipo marca y consigue buenos resultados, la confianza del futbolista hace que disfrute más, y ahora se está viendo la realidad de esta plantilla, funcionando como equipo, por encima de las individualidades y de los nombres.

P.: Se ha mejorado en el aspecto defensivo con respecto a la temporada pasada.

R.: Sí, pero cuando estábamos en la dinámica negativa, el equipo era el cuarto menos goleado de la categoría. Defensivamente hemos dado un paso adelante, ahora tenemos números acordes a un aspirante, y también hemos mejorado el rendimiento como visitantes, así como la efectividad de cara al gol también empieza a ser más normal. Queda por mejorar los registros en casa, donde se cumplen los objetivos.

P.: Muchos entrenadores rivales no dejan de echar piropos a su plantilla, que definen como la mejor de la categoría.

R.: Es positivo, aunque hay diferentes maneras de elogiar a la plantilla a la que te vas a enfrentar. Hay técnicos que lo hacen para sacarse la presión y otros porque creen que realmente es así. Respeto a todos. Mi plantilla no la cambio por ninguna, pero eso no quiere decir que sea la mejor, me parecería un poco pedante afirmarlo, pero sí estoy contento con lo que tengo.

P.: Esos mismos colegas suyos ya han empezado a hacer números para un posible ascenso directo o promoción. ¿Y usted?

R.: Los números que hago son los tres puntos de cada fin de semana. En una competición tan igualada como la Segunda División este año me parece absurdo hacer números y no caeremos en el error.

P.: Una de las once finales que restan será el partido contra el Tenerife, que también está en promoción de ascenso.

R.: Está claro que es un partido especial, por lo que significa para toda la isla y nuestra afición, pero queda mucho todavía para el derbi y ya hablaremos de ello cuando toque.

P.: ¿La casi segura baja de Masoud para el final liguero, cuando esté con Irán para el Mundial de Brasil, es un contratiempo?

R.: Hay jugadores muy importantes, pero ninguno es imprescindible. Prefiero tener futbolistas y disfrutarlos mientras podamos, que conformarnos con un jugador de menor nivel para disponer de él durante todo el año.

P.: ¿Firmaría jugar la promoción?

R.: No firmaría nada, sería conformista, porque si puedes aspirar a más, hay que luchar por conseguirlo. Además, si como entrenador consigo sacar el máximo rendimiento de mi equipo, estoy convencido de que estaremos en lo más alto.

P.: En los casi 65 años de historia del club, solo seis entrenadores han completado dos temporadas consecutivas, y usted puede añadir su nombre a ese grupo.

R.: La continuidad en el trabajo es un premio. Me corresponde devolver esa confianza situando al club donde merece estar, en una categoría superior a la que ocupa. Preferiría pasar a la historia no por tener un registro de tantos partidos seguidos, sino por un ascenso a Primera, como hizo Sergio Kresic. Podemos lograrlo, pero lo digo no viviendo una realidad, e ir con nuestra afición, juntos de la mano, a conseguir nuestro sueño.