Carlos Reina Aranda, delantero de la UD Las Palmas, está citado para declarar el próximo martes 17 de junio, a las diez de la mañana, en el juzgado de Málaga acusado del delito de blanqueo de capitales, según desvela el diario ABC. Una investigación de la Policía señala al tío del jugador, Salvador Aranda, como jefe de una banda de narcotraficantes con sede en Málaga y ramificaciones en Senegal e Iberoamérica, indica dicha información.

El delantero tuvo que pagar, según explica el auto, una fianza de 347.456,11 euros el pasado 23 de mayo. Al jugador, que en la actualidad vive su mejor momento en el equipo amarillo tras marcar cuatro goles en las últimas cuatro jornadas, está acusado de colaborar con su tío Salvador. Según la investigación, el delantero firmó un contrato de préstamo personal para que su tío pudiera efectuar la compra de unas fincas en el Rincón de la Victoria, cuando en realidad la operación se había producido con anterioridad a la celebración del préstamo, y además en metálico.

Aranda, según la instrucción, "ayudó a su tío Salvador a ocultar la procedencia ilícita del dinero mediante la firma de algunas operaciones, sirviéndose Salvador de la solvencia económica de Carlos Reina como jugador profesional de fútbol con unos ingresos importantes y así a través de su intervención poder justificar operaciones, cuando en realidad eran pagadas y llevadas a cabo por Salvador Aranda con dinero de procedencia ilícita".

La apertura de este proceso judicial, añade dicha información, se produjo este viernes, con la declaración de 15 miembros de la presunta banda en el juzgado de instrucción número 9 de Málaga, incluido Salvador Aranda Ortega, hermano de la madre del futbolista, a quien se impuso la fianza más alta de todas, de 5.447.422,11 euros.

Según la investigación, la banda, integrada por una treintena de miembros con diferentes responsabilidades, tenía ramificaciones fuera de España y operaba en la Costa del Sol. La Policía ha aportado como pruebas los viajes de algunos de sus miembros a Senegal para comprar cocaína que después se distribuía en territorio nacional, las armas y sustancias intervenidas, los instrumentos para su fraccionamiento y una abundante muestra de las operaciones inmobiliarias puestas bajo sospecha, así como de ingentes indicios de facturación falsa a través de sociedades paralelas que se prestaban al blanqueo de capitales.