Debate abierto tras el pánico en el Gran Canaria. La invasión de un sector de aficionados de la UD Las Palmas -en torno al centenar-, que saltó al césped del recinto, cuando se cumplía el minuto 89 de encuentro, ha provocado que la entidad amarilla se vea abocada a una dura sanción. Según detalla una fuente policial, el club isleño ha incumplido la Ley del Deporte al abrir las puertas del recinto de Siete Palmas, hecho que provocó que decenas de seguidores, tras penetrar por la grada Curva -cuando aún el encuentro no había finalizado-, saltasen al césped sin entrada.

La irrupción de estos aficionados provocó el caos, y no hubo manera de poner coto a una situación que también podría provocar que la UD Las Palmas fuese castigada por la Liga de Fútbol Profesional.

El evento contó con 110 efectivos de la Policía Nacional y unos 100 de la seguridad privada del equipo de fútbol amarillo. Desde la Policía, se detalla que su responsabilidad se fundamenta en que "no se registren incidentes en las gradas y en los exteriores; y que la responsabilidad de lo que sucede dentro de la instalación deportiva es de la entidad organizadora del espectáculo, que en este caso es la UD Las Palmas", aseveran.

Además, se asegura que "había unas 1.000 personas en el exterior y que fueron las que entraron y la liaron; ya que se abrieron las puertas de la gradas Sur y Curva".

Cabe resaltar que el inspector de Policía, a cargo del dispositivo de seguridad para el citado partido, la final de la promoción de ascenso, fue Dionisio Suárez. Los cuerpos de seguridad del estado no realizaron ninguna detención, tras los graves incidentes, que fueron televisados por Canal Plus [y se pueden ver en la web de laprovincia.es] y en el que no hubo heridos.

La respuesta del club

Lino Chaparro, director de seguridad de la UD Las Palmas, destaca que se cumplió con el protocolo de seguridad para el partido "a la perfección" y que no podían "frenar a miles de personas que opten por saltar desde una grada".

Un escenario, que para Chaparro, no hay remedio posible. "¿Qué se puede hacer ante una situación de este calibre? No podemos sacar una ametralladora, la UD Las Palmas ha respondido con rigor ante una situación deshonrosa. La culpa es de aquellos que han saltado desde la grada, haciendo caso omiso a las advertencias de la entidad".

Chaparro insiste que no es hora de buscar culpables y menos señalar a la seguridad privada de la entidad."Teníamos 100 agentes, que es lo recomendable para este tipo de partidos que son definidos como de protocolo forzado. No se había contemplado una invasión de miles de seguidores (...) Apliquemos la lógica, entiendo el enfado de la afición, pero los culpables son otros. Nadie pensó en este desenlace tan caótico. No lo teníamos planeado ni nosotros, ni nadie", concretó ayer a este medio.

Y asegura que desde las fuerzas policiales "se harán su propio análisis, desde la UD tenemos los informes de la situación. Desde el club, consideramos que nuestro plan de seguridad funcionó; cumplió con el fin estipulado. ¿Qué eran pocos 100 agentes de seguridad? Ni colocando 300 agentes se podía haber frenado la invasión. No podemos sacar el arma ni hacer detenciones, solo son miembros de seguridad del club. La UD llevó a cabo un dispositivo exigido por la fuerzas policiales; todo bajo el protocolo establecido".

El responsable de la seguridad de la entidad, que entiende el malestar de los aficionados, no quiere valorar que la policía no completase detención alguna. "Eso no nos compete a nosotros", sentencia.

Lino Chaparro vivió en primera persona los episodios de la invasión en las pistas de atletismo. Su rostro era un poema. "No se puede responder a porrazos, la gente tiene que entender que esto no es así. No había forma humana de frenar algo igual, desde el club amarillo siempre queremos poner las mejores herramientas para que todo salga bien". Y desmienten que montar un cordón de seguridad, bordeando el césped, fuese una solución válida. "Se pensaron todas las alternativas y se hizo lo correcto. El problema radica en este tipo de gente, que han causado un daño irreparable a la entidad y al resto de seguidores, esos 32.000 que se han llevado este mazazo".

Sin constancia

Lino Chaparro no tiene conocimiento de que entrasen seguidores de la UD sin entrada por las gradas de la Curva. "No tengo esa información; no me consta", sentencia el ejecutivo amarillo.

La invasión de campo, en diferentes fases, estuvo acompañado por el desconcierto entre las fuerzas del orden. Los efectivos de la policía se dirigieron al túnel de vestuarios y no trataron de poner fin a la invasión. Entre los lanzamientos de botellazos y sillas, los miembros de seguridad del club sí se preocuparon de echar a los medios gráficos de una zona del estadio. Tras el tanto del delantero Dávila, se vivieron episodios de pánico en el estadio. Un grupo de abonados, con niños en sus brazos, se refugiaron en una de la zonas de Naciente, ante el cruce de insultos y botellazos. El esperpento puso el punto y final al curso.

El club identifica a 34 aficionados

El club amarillo ha iniciado el proceso de identificación de los seguidores que saltaron desde las gradas al césped del Gran Canaria y provocaron que se detuviese el encuentro durante unos 7 minutos. De tal manera, y según los informes que se manejan desde la entidad de Pío XII, se han llevado a cabo 34 identificaciones, y desde este punto de partida, la UD tomará las pertinentes medidas. Cabe reseñar, que el encuentro no fue declarado de alto riesgo por la policía. El rango que tuvo el partido fue de protocolo reforzado, que supera ligeramente al habitual de un duelo de Liga . Además, los seguidores del Córdoba, que se desplazaron en torno a 50, fueron escoltados al término del encuentro y se marcharon sin incidente alguno. Tampoco hubo heridos ni detenciones. Los jugadores del Córdoba y su cuerpo técnico festejaron en el césped del Gran Canaria el ascenso, casi una hora después del pitido final del murciano Sánchez Martínez. Con las gradas vacías, el equipo andaluz regresa a Primera de forma agónica, condenando a la UD, a permanecer otra campaña más en Segunda.