Alejandro Rodríguez ´Pipo´ ve la luz al final del túnel. El jugador del filial de la UD Las Palmas, que se rompió el menisco de su rodilla derecha el 31 de octubre del 2013 y ha sufrido continuos retrocesos en su recuperación, lleva una semana tratándose de su delicada lesión en Barcelona de la mano del prestigioso Doctor Cugat. Allí se quedará un mes con el objetivo de volver a entrenar con total normalidad en torno a diciembre. "No quiero ponerme ninguna fecha, pero eso sería lo ideal", asegura desde el piso en el que se está hospedando en compañía de su hermano mayor, y al que llega cada día agotado después de dos dobles sesiones de dos horas cada una.

El mediapunta se trata con factores de crecimiento para fortalecer la rodilla. Puede correr y flexionar sin problemas, pero de momento va poco a poco, sin impactos. El menisco y los ligamentos de su pierna derecha se encuentran en buen estado. El cartílago de la rodilla es la parte más sensible, pero necesita potenciar toda la zona: "Estamos recuperando la musculatura, que por culpa de la hinchazón y el líquido se vuelve a perder. Hay que fortalecer mucho la pierna y con una buena musculatura no debería haber más problemas", desea.

En caso de que vuelva a sufrir alguna molestia el doctor Cugat le ha planteado un último remedio. Se trata de un trasplante de menisco, una técnica que recientemente utilizó el doctor con un jugador del Espanyol B y tardó nueve meses en jugar, pero se encuentra perfectamente. "No creo que haga falta", espera el mediapunta, de 20 años. Debido a su edad extirpar el menisco, opción que escogen algunos futbolistas en el final de su carrera, está descartada.

Acudió al doctor Cugat hace un mes, después de la última recaída. Desde mayo todo pintaba bien. En abril le sometieron a una limpieza de la rodilla ya que sufrió complicaciones por segunda vez en su recuperación. Pero acabó el curso entrenando con el primer equipo. "Me encontraba perfecto y la semana de promoción de ascenso estaba entrenando a tope", relata.

Así que ´Pipo´ veía cerca el final de su calvario. En verano, mientras todos estaban de vacaciones, él se ponía a punto con el preparador físico Jeser Cárdenes. "Empecé la pretemporada, no sentía ninguna molestia e incluso jugué tres partidos amistosos", cuenta. "Hasta que un día la rodilla se me volvió a hinchar", lamenta. "Ese el momento más duro", explica ´Pipo´. "Una operación es dolorosa, pero lo asumes. Lo más difícil es ese instante en que la rodilla te deja de responder", continúa sobre su calvario. Ahora se muestra muy contento y convencido de que a la tercera será la definitiva.

De profesional a una pesadilla

El panorama de ´Pipo´ ha cambiado drásticamente en un año. Y es que la pretemporada del curso pasado la comenzó con el primer equipo y la promesa de que tendría ficha en Segunda División. Su gran temporada en el juvenil División de Honor -que le valió para ganar el premio de mejor juvenil de Canarias- era el mejor aval.

Sin embargo, tras la pretemporada se comprobó que no iba a disponer de oportunidades y para que no se estancara lo mejor era incorporarse al filial. Hasta que a las pocas jornadas llegó la fatídica lesión. Pese a semejante complicación en el club no tienen ninguna duda de su proyección y esperan el final de su calvario.