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Entrevista. Rabino

Alona Lisitsa: "Israel está listo para un acuerdo con los palestinos"

"La gente ha perdido la brújula moral", asegura la rabino

Alona Lisitsa. MARCOS LEÓN

Alona Lisitsa asegura que "el reformismo se está convirtiendo en la corriente principal" del judaísmo, una religión en la que lo importante es la pregunta y la búsqueda de nuevas interpretaciones a un texto de miles de años. Lisitsa asegura que los israelíes "están cansados del conflicto palestino y están preparados para un acuerdo sobre la premisa de dividir el territorio en dos estados, pero el problema es la confianza: nosotros no confiamos en ellos ni ellos en nosotros". La rabino considera que la brutalidad del Estado Islámico no se basa en el Corán. "No son gente religiosa, son gente violenta buscando excusas", sentencia. Y también se muestra sorprendida de "la rabia y la violencia de las demostraciones propalestinas en Europa". Y es que la judeofobia es "algo así como el pecado original de Europa".

La imagen de una mujer rabino es chocante en España.

También en Israel. Es un proceso. Israel es un monopolio ortodoxo desde el mismo inicio del Estado. La gente cree que, si eres judío, tienes que ser ortodoxo, y si no, secular. Todo o nada. Pero las cosas están cambiando. La gente está un poco harta del establishment ortodoxo y busca algo más relevante en sus vidas. Hay mujeres rabino, aunque no muchas. Son algo común en EE UU, también en Inglaterra, y en otras partes llegará. Las mujeres han alcanzado puestos relevantes en la sociedad, ¿por qué no va a haber mujeres rabino? Las mujeres ortodoxas han comenzado a estudiar el Talmud, el reformismo se está convirtiendo en la corriente principal del judaísmo.

¿Por qué se hizo rabino?

No practicaba mucho, pero estaba buscando algo. El rabino de la pequeña congregación donde estaba me preguntó que por qué no estudiaba para ser rabino. El principal impulso era el estudio. Me gusta estar sentada con libros y estudiar. Fui rabino en una congregación durante cinco años. Ahora enseño en la Jeshiva, donde se forman futuros rabinos. Me gusta, pero lo que prefiero es estudiar. Es un mandamiento. Cada judío debe estudiar diariamente algunos versos, alguna ley. La forma en la que estudiamos en la Jeshiva es con el mismo libro, sentado el alumno junto al profesor y cada uno interpreta el mismo pasaje. Tienes que luchar, encontrar la verdad, el verdadero sentido del texto. Cuando haces eso, aprendes no tanto del texto como del otro, de su interpretación del texto, y eso es extremadamente interesante, porque en ocasiones, a pesar de que es un texto que ha sido estudiado durante miles de años, se encuentra alguna nueva forma de verlo. Tienes que ser muy activo en el aprendizaje y plantear preguntas difíciles. Lo importante es la búsqueda. Si lo aceptas todo o lo niegas todo, no ocurre nada. En el Talmud hay cuarenta formas diferentes de referirse al acto de plantear preguntas, porque la pregunta es importante.

Usted es la primera rabino que llega a un consejo religioso, concretamente al de Mevasseret Zion, una ciudad al oeste de Jerusalén. ¿Costó mucho?

Antes que yo hubo una mujer, aunque no era rabino. Tomó su tiempo conseguirlo. Hubo un montón de titulares en los periódicos. La reacción de los integrantes masculinos del Consejo fue muy respetuosa. Esos consejos tratan cuestiones de servicios religiosos, los que la gente necesita para casarse, los de las sinagogas... Es una ciudad pequeña, de unos 20.000 habitantes, así que no hay muchos asuntos, pero creo que mi presencia allí es más una declaración política. Israel es una democracia, hay que cumplir la ley. Hasta ahora, cuando llegaba alguna mujer o algún reformista a los consejos, dejaban de reunirse. Y en mi caso, es muy importante para mi congregación y para la ciudad que la gente se siente conmigo y discuta.

La idea en España es que Israel es un Estado religioso.

No hay separación entre religión y Estado. En Israel no tenemos matrimonios civiles, ni funerales... Ésta es una lucha de años de muchas mujeres liberales. Una pareja que quiera casarse civilmente tiene que irse fuera, no pueden irse al Ayuntamiento. No obstante la situación va mejorando, y se ve por ejemplo en la educación, que está muy secularizada, aunque se celebren las fiestas judías.

¿Qué le ocurre a Oriente Medio, que cada vez va a peor?

(Suspira) La última operación (en Gaza) fue realmente muy dolorosa, para ambos bandos. Diría que, desde el punto de vista de la sociedad israelí, ha habido un cambio. La mayoría de la gente quiere una solución y comprende que necesitamos dos estados. El problema es la confianza. Nosotros no confiamos en ellos, ni ellos confían en nosotros, y cada parte tiene buenas razones para ello. Tenemos una larga y desagradable historia. La tierra de la que hablamos es muy pequeña. ¿Puedes confiar en que del otro lado no pondrán cañones o lanzacohetes en las colinas sobre un aeropuerto? Si dividimos el territorio, habrá zonas de 20 o 30 kilómetros de ancho. Podemos colocarnos al borde del desastre. La gente está muy cansada. Los palestinos de Gaza son cabezas de turco, están en el medio. ¿Realmente odian a Israel? Si alguien armado con rifles entra en tu casa, ¿qué vas a hacer? No puedes resistir mucho si tienes hijos. Incluso los periodistas internacionales. No pueden contar la verdad, porque tienen miedo, y no les culpo. Si tienes a una gente delante de ti con rifles, ¿vas a decir lo que tienes que decir? No creo que tengan que ser héroes y morir por eso. De nuestro lado también perdimos a más de setenta personas. No quiero decir que unas víctimas duelan más que otras. Nuestro Ejército no es profesional. En esta operación participaron tres o cuatro amigos de mi hijo. No quiero pensar cómo se sentían sus padres. Son tus hijos, tus hermanos, tus maridos. Cada día temes poner la televisión porque puedes encontrarte el nombre de alguien que conoces. Estamos muy hartos de esto y por eso la gente está preparada para un compromiso. Pero el problema es que no confiamos en que el Gobierno palestino tenga el deseo, y el poder de parar esos pequeños grupos militares.

Y después está el problema del Estado Islámico.

Da mucho miedo. Cualquier religión que va al extremo termina mal. Ahí están las Cruzadas, las masacres de Europa y lo que está ocurriendo ahora.

Hay gente en ese grupo que se ha criado aquí, en Europa, y que parece estar frustrada.

Se ha criado en Europa, pero en familias musulmanas. Lo que muestra esto es un alarmante problema educativo. Quizá la sociedad europea no trata bien a las familias musulmanas. Pero no creo que la respuesta sea matar a gente.

Los actos de judeofobia siguen goteando en países del continente europeo. ¿No hemos aprendido la lección de hace setenta años?

Es realmente triste, pero es algo así como el pecado original. Es triste porque ahora hay grandes oportunidades de llegar al conocimiento, puedes leer, puedes encontrar a gente. No es como en la Edad Media. Lo absurdo de esta gente antisemita es que jamás conocieron a un judío o hablaron con él. Así que este odio está basado en estereotipos, una educación inadecuada, ideologías falsas o una interpretación errónea de determinadas ideas. Viendo a veces comentarios en las redes sociales, serían mensajes risibles si no fuesen tan violentos. No conocen nada. Pero por otro lado es un fenómeno peligroso, porque esta gente mata.

Lo terrible es que mucha judeofobia viene de la izquierda.

La gente ha perdido la brújula moral. Si alguien es presentado como una víctima, entonces tiene razón. Recuerdo que una vez mi hijo tuvo una pelea con un compañero de clase. Él era deportista y de mayor tamaño. Y el compañero le estuvo provocando durante mucho tiempo. Yo no estaba nada contenta con lo ocurrido, pero la otra madre dijo: ¿quién tiene más heridas, quién tiene más cicatrices? Por tanto, la víctima tiene razón. Pero no, no se juzga así. Hay que tener en cuenta la situación. Si eres débil, eres pobre o recibes más golpes, tienes razón. Pero el mundo es más complejo.

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