Ha tenido que pasar más de medio siglo, 59 años, para que el récord goleador de Telmo Zarraonaindía fuera batido. Lo ha conseguido el argentino Lionel Messi, ídolo moderno con quien se ha recuperado la memoria histórica de un deporte que en la posguerra sirvió de bálsamo a una población civil enlutada. Zarra fue la imagen de la que se valió el nuevo régimen; el autor del gol a Inglaterra en el Mundial de Brasil que enloqueció a los medios informativos y solazó a la población necesitada de alegrías.

El tanto a Williams lo utilizó políticamente el presidente de la Federación Española de Fútbol Armando Muñoz Calero, miembro de la División Azul. En el micrófono de Radio Nacional que le brindó Matías Prats en Río dijo: "Al mejor Caudillo del mundo. Excelencia hemos vencido a la Pérfida Albión".

Independientemente del papel que proporcionó el fútbol a la dictadura, Zarra se ganó la simpatía de todos los aficionados. En aquella época muchísimos españoles tenían al Athletic (Atlético de Bilbao por orden gubernativa), como segundo equipo. Zarra formó parte de una de aquellas delanteras que los niños aprendíamos como un verso. Era lo que ya llamo la delantera del endecasílabo. Así, Iriondo (superviviente del bombardeo de Guernika) Venancio, Zarra, Panizo y Gainza fue quinteto inolvidable. Zarra aún jugó con 'El Chato' Iraragorri, que regresó del exilio. De la selección de Euskadi retornaron también Zubieta y Lángara. Éste había sido el máximo goleador en las temporadas anteriores a la Guerra Civil. Jugó doce partidos con la selección y marcó veinte goles.

En las delanteras endecasílabo se puede citar a la 'eléctrica' del Valencia -Epi, Amadeo, Mundo, Asensi y Gorostiza- y, por supuesto, la del Oviedo de Casuco, Gallart, Lángara, Herrerita y Emilín.

Zarra compitió con Mundo, también máximo goleador. Entonces no se denominaba 'Pichichi' al mejor artillero. El primer premio de esta especie que recuerde fue concedido a Di Stéfano y se llamó 'Plumas Cervantinas'. Los niños aún escribían con plumilla y tintero en las escuelas. Adversario en la tarea goleadora fue también César, que comenzó a jugar en el Barça cuando todavía pertenecía al club Mariano Martín, otro gran artillero, que abandonó a causa de una grave lesión.

El Sevilla contó con uno de los arietes más importantes: el asturiano Guillermo Campanal, tío de Marcelino Campanal, quien años después fue defensa internacional del mismo club. López, Pepillo, Torrontegui, Campanal, Raimundo y Berrocal fue otro ataque celebrado. Como el del Deportivo cuando comenzaron a llegar los extranjeros y jugó con 'La Orquesta Canaro': Corcuera, Osvaldo, Franco, Moll y Tino. El Celta compitió con Atienza, Hermida, Mekerle, Sobrado y Vázquez. No hay ningún viejo españolista que no tenga en su santoral a Arcas, Artigas, Marcet, Piquín y Egea.

En la posguerra fue imposible prescindir del Athletic de Madrid, reconvertido en Atlético de Aviación, con Juncosa, Vidal, Silva, Campos y Escudero, la auténtica 'Delantera de Seda', que precedió a la más conocida con Juncosa, Ben Barek, Pérez Payá, Carlsson y Escudero.

Gallego fue Manuel Fernández y Fernández-Pahiño, quien jugó en el Celta, Deportivo y Real Madrid. Pahiño era el único jugador que acudía con libros a las concentraciones. No tuvo más éxito internacional porque en Suiza, antes de un partido, el general Gómez Zamalloa, directivo de la Federación, arengó a los futbolistas con esta frase: "Ahora, cojones y españolía". Pahiño sonrió irónicamente, marcó un gol y sólo jugó un partido más con la selección. En aquella época las dudas sobre el patriotismo que imperaba se pagaban. Juan Bañón, del Madrid, suplente de Ignacio Eizaguirre en la selección, tuvo la osadía de saludar a los republicanos españoles exiliados en París que acudieron a Colombes con la tricolor. Eran héroes del ejército francés que conquistó París y miembros de la Resistencia. Fue su última suplencia. Retirado, y al parecer enfermo, fue carnicero en Alicante.

Sería imperdonable olvidar a la vanguardia vallisoletana compuesta por Revuelta, Coque, Vaquero, Aldecoa y Juanco. Coque fue uno de los grandes amores de Lola Flores. La explosión de Barça y Madrid llegó con delanteras como Basora, Kubala, César, Moreno y Manchón por los azulgranas, y Joseito, Roque Olsen, Di Stéfano, Luis Molowny y Gento con los merengues. Después ya llegó Héctor Rial y con la aportación posterior del francés Raymond Kopa se completó un estilo perdurable.

Zarra comenzó su andadura liguera en campeonato compuesto por doce equipos. En la 41-42 ya hubo catorce y en la 50-51 se pasó a los dieciséis, número con el que acabó Telmo. Messi siempre ha jugado ligas con veinte.

El argentino comenzó la temporada con idéntico número de encuentros disputados. Él y Zarra habían jugado 277. Entonces, con igualdad en este aspecto, la ventaja goleadora estaba en poder de Zarra, que había sumado 251 goles y Messi estaba en 242. Ha necesitado doce actuaciones más para superarle.

En la lista de los grandes delanteros todavía hay buen número de quienes se enfrentaron al Athletic de Zarra. Entre los diez primeros están Di Stéfano, César, Pahiño y Mundo. Zarra aún jugó cuando en la nómina de Primera estaban tres de los más importantes futbolistas que han pisado los campos españoles: Di Stéfano, Kubala y el holandés Wilkes, a quien lamentablemente se suele olvidar. Tal vez porque jugó en el Valencia y no en uno de los dos grandes.