La Provincia - Diario de Las Palmas

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Entrevista. Exfutbolista de la UD Las Palmas

Morete: "No quise cambiar el afecto de la UD y su afición por el Barcelona"

"En la UD Las Palmas pasé los años más felices de mi carrera. Era un gran grupo, como una familia", señala el exdelantero amarillo Carlos Manuel Morete Markov

Agricultor y ganadero.

¿Cómo fue que recaló en la UD Las Palmas siendo el gran goleador de un equipo puntero como River?

Bueno, mirá, la verdad es que sólo hay una explicación: me querían vender. Yo era el goleador de River. Acabábamos de salir campeones del Metropolitano, un título que hacía 18 años que no ganaba River. Pero un día el presidente, Rafael Aragón Cabrera, me llamó y me invitó a su casa a tomar café. Cuando llegué, allí estaba don Jesús García Panasco. Me lo presentó y me dijo: "Este señor es amigo mío. Te va a proponer ir a jugar a Europa, a la UD Las Palmas. Si tienes ganas de ir, no te vamos a cortar la carrera. Ponete de acuerdo con él en la plata y todo listo". Don Jesús me explicó lo que era Las Palmas y la Isla. Hablamos y arreglamos enseguida.

¿Fue una decisión fácil de tomar?

Estaba casado y con un nene pequeño, lo hablé con mi señora y quedó encantada. Así que creí en don Jesús y acepté. Sabía que iba a ir a pelear y a eso vine. Al final siempre he sido muy feliz por la decisión que tomé.

¿Quien gestó su fichaje por la UD Las Palmas?

Luego de mi fichaje supe que Antonio Betancort me llevaba siguiendo bastantes partidos. Dio los informes a don Jesús y éste vino expresamente a ficharme.

¿Qué opinión tiene de aquellos dirigentes que llevaban entonces las riendas de la UD Las Palmas?

Mirá, don Jesús era un campeón. De los mejores directivos que conocí en mi carrera deportiva, que ya fue larga. Era un tipo digno, honesto, cabal. Siempre me cumplió lo que me prometió. Uno sólo tenía que preocuparse por jugar, y eso es muy importante. Sólo tengo palabras de afecto para don Jesús, un gran dirigente, como también lo era el presidente, Atilio Ley.

La UD apalabró su fichaje con un duro negociador, Rafael Aragón Cabrera, presidente de River... ¿Pensaba venderle a algún otro equipo de mayor categoría? ¿Tenía ofertas más importantes?

Yo creo que cuando me citó Aragón a su casa ya ellos lo tenían todo arreglado y acordado. Sólo tuve que dar mi consentimiento y no me arrepiento de haberlo hecho. No sé si hubo o no hubo otros equipos interesados. Yo no tuve ninguna oferta.

¿Se especulaba con que le quería el Barcelona?

En aquel momento, no lo sé. Parece que algo hubo, pero sinceramente no lo sé. Lo que sí le puedo decir es que al término de mi segunda temporada en la UD Las Palmas, el Barcelona me quiso comprar. Me ofrecieron dinero, mucha plata, y la UD Las Palmas me propuso nacionalizarme. Al final, pensé, yo ya he jugado en un grande como River, la plata que me ofrecen, al final, queda compensada con lo que me ofrece la UD y, sobre todo, de amarillo soy muy feliz. No quise cambiar el afecto de la UD Las Palmas y su afición por un grande y allí me quedé hasta acabar mi contrato. Fueron los años más felices de mi carrera deportiva.

¿Cómo encontró el equipo a su llegada?

Tuve la mala suerte de llegar al poco de morir Tonono y el plantel estaba tocado. Pero me encontré con grandísimos jugadores como Germán, Paco, el negro Félix, el loco Páez y muchos más, incluyendo a mis compatriotas Carnevali, Wolff, Fernández y Pedrito Verde. Formamos junto con Maciel y Jorge el chicha un equipo importante. No estábamos para pelear el primer puesto, al menos ese primer año, pero luego siempre anduvimos ahí.

¿Qué recuerdos tiene de su etapa de amarillo?

Lo mejor. Los mejores recuerdos. La final de la Copa del Rey, jugamos Copa UEFA y anduvimos bien, salvo el año de HH II -Heriberto Herrera-. Le brindamos buenos resultados y buen fútbol a la afición. Pero lo mejor que queda en mi recuerdo es la felicidad tan grande e inmensa de haber cosechado y tenido amigos muy grandes, no sólo en el plantel, sino fuera de él.

¿Alguna anécdota en especial o en particular de su estancia en la UD?

Son muchas las anécdotas de vestuario y de viajes. Yo siempre fui un tipo alegre. El loco Páez era mi compinche y la pasábamos bárbaro. Había un gran grupo, un gran plantel y, por sobre todo un gran respeto. Éramos una familia. ¡Si no estás contento en Gran Canaria, ¿dónde lo vas a estar?! La mejor anécdota, si lo podemos llamar así, es la amistad que coseché de muchos canarios.

¿Hay algún partido al que tenga especial cariño o por el que sienta predilección en su etapa de amarillo?

Quizá un partido con el Salamanca en el Insular. Peleábamos el descenso y mi compatriota Rezza me tenía a mal traer. No me dejaba tocar bola. Pero yo no me arredré y sabía que iba a tener una oportunidad, que la iba a aprovechar. A falta de un minuto la tuve, le pegué con el alma y le marqué al gordo D'Alessandro. Ganamos y nos salvamos.

¿Y algún gol?

Mirá, fui muy feliz con todos los goles que marqué. Los grité todos, porque todos los goles son importantes. Si acaso puedo destacar uno que le hice al Madrid en el Bernabéu, que empatamos 1-1, y porque en ese partido Benito me dio una patada que casi me rompe todo. Estuve más de un mes de baja.

En el tema de los goles, la afición amarilla se desesperó con usted en los primeros partidos, porque no marcaba... Pero luego cogió carrerilla y al final es el segundo mejor goleador en la historia de la entidad, con 99 goles.

Si la afición estaba desesperada, ¡imaginate como estaba yo! Yo era un goleador. Un goleador es el que mete una media de un gol cada dos partidos en su carrera deportiva, y yo superé siempre ese promedio. Pero me pasaba como le pasa ahora a Luis Suárez en el Barcelona. Pero a la quinta fecha marqué. Fue contra Zaragoza, en el Estadio Insular. Marqué dos. El primero fue a pase de Germán. Al convertir el primero ya supe que iba a ir todo como siempre y llegaron muchos más, hasta esos 99 que anoté de amarillo.

Regresa a la Isla más de treinta años después... ¿Aún tiene miedo a volar en avión?

Es cierto. Llevo 34 años sin ir. Pero es que tampoco viajo en mi país ni a ningún otro sitio. No me gusta viajar en avión. Es más fuerte que yo. Pero ésta es una ocasión especial, así que tomaré una pastilla o lo que haga falta, apretaré los dientes e iré para allá junto con Miguelito Brindisi, que me ayudará a hacer más llevadero el viaje.

¿Con qué se queda de su paso por la Isla?

Con la amistad, el respeto y el cariño de todos los canarios, de esa gran afición, que es la mejor de las que tuve.

De entre los compañeros que tuvo en la UD Las Palmas, ¿a quién destacaría, con quien tuvo una relación especial?

Ya te digo que yo era muy alegre, así que tuve muy buena relación con todos. Eran buenos tipos. Y yo era un tipo que me llevaba bien con todos. Jorge, el negro Félix, Felipe, Martín Marrero... con todos. Siempre quise ser feliz con ellos y ellos conmigo.

¿Mantiene contacto con algunos de los compañeros de aquella época de amarillo?

Salvo en algún programa de radio que nos han juntado a algunos, fuimos perdiendo la comunicación. Pero eso no significa que se perdiera la amistad y el cariño, porque yo no los he olvidado a ninguno. Les tengo presentes siempre, al igual que a la afición. Es la que más me ha querido en toda mi carrera deportiva. Se me eriza el vello aún al recordar cómo cantaba la grada Naciente: "Morete, capullo, queremos un hijo tuyo". Mirá, la verdad que no tengo palabras. Se me saltan las lágrimas de tanto cariño que recibí. Perdoname que me extienda, pero te puedo contar, por ejemplo, algo que nunca más viví. Yo vivía a cuatro cuadras del Insular. Una vez, no recuerdo bien si fue tras ganar al Madrid o al Barcelona, los aficionados me llevaron en andas -a hombros- hasta la puerta de mi casa. Fijate como era el cariño que me tenían que, cuando volví con el Sevilla, me recibieron con muchos aplausos. Marqué el gol de la victoria y les pedí perdón por haberlo hecho. Al salir, los compañeros del Sevilla lloraban de emoción porque no entendían que los aficionados me llevaran en andas hasta entrar al micro. "¡Boludo, cómo te quieren!", me decían. ¡Che, no tengo palabras! -y como que se le hace un nudo en la garganta-.

¿Y con sus compatriotas?

Bueno, de vez en cuando hablo con Daniel. Y con Miguelito cada tanto. Con Quique a veces, cuando nos hacen notas o nos encontramos en eventos a los que nos invitan y coincidimos. Con Teodoro y Verde perdí todo contacto, y con Echarri, que vive acá en Córdoba, nos comunicamos cada poco por mail.

De los entrenadores que tuvo como jugador amarillo, ¿cuál le dejó mejor recuerdo, con cual se queda?

Tuve cuatro en mi carrera que destaco por encima de todos. Ángel Labruna, que fue como un padre para mí y me hizo debutar en Primera; Nito Veiga, al que tuve en Independiente; Roberto Saporiti, que me dirigió en Argentinos Juniors hasta que me retiré en 1985 y quería que siguiera jugando, y dejo para el final, que no quiere decir que sea el último, a Miguel Muñoz en la UD. Era como otro padre para mí. Un señor. Le tenía mucho cariño y respeto. Cuando acabé mi contrato en Las Palmas regresé a Argentina, y él me llamó, me llamó, me llamó, me recontrallamó para convencerme y al final me convenció para que me fuera con él al Sevilla. Luego también podría destacar a Roque Olsen y HH II -Heriberto Herrera-, pero esos cuatro que le dije antes me marcaron.

Regresa a Gran Canaria, pero la UD ya no juega en el Estadio Insular, sino en el Gran Canaria.... ¿Sabe el estado en el que se encuentra el viejo recinto de Ciudad Jardín? ¿Qué momentos importantes recuerda haber vivido allí?

Nosotros todo lo hacíamos en el Insular, allí vivíamos. Es parte de la historia de la UD Las Palmas. Mi hijo estuvo por allá y me comentó que el nuevo estadio es muy hermoso, pero yo no lo conozco. Debe dar pena que derriben el Insular. Siento nostalgia de él y me duele que ya no sea la cancha de la UD Las Palmas.

¿Quien ha sido el más grande para usted: Pelé, Di Stéfano, Maradona, Cruyff, Zidane....?

Tuve la suerte de jugar con Maradona, que era un pibe de 21 años. Y después también tuve la suerte de jugar con tipos como Germán el maestro, Brindisi, Jorge el chicha, Bochini, el Beto Alonso, Burruchaga. Todos ellos unos cracks. Pero el jugador más grande que vi y al que pongo por encima de todos es Johan Cruyff.

¿Cristiano Ronaldo o Messi?

Messi no tiene discusión. Es un goleador y un jugador extraordinario. Cristiano es un goleador descomunal, pero en mi visión del fútbol no termina de entrar, no es un gran jugador. Para mí, además, tampoco es el número 2 del mundo. Para mí lo es Yayá Touré. Es un fenómeno en todos los aspectos, un crack en toda regla, porque lo tiene todo como futbolista.

Cuando colgó las botas no se decidió por continuar en los banquillos. ¿Por alguna razón en especial?

Mirá, yo tenía pasión como futbolista, como jugador. Lo di todo siempre por ser profesional del fútbol. Pero no tenía pasión para dirigir, para conducir un grupo. Por eso nunca hice cursos ni nada de eso. Es diez veces más estresante ser DT -director técnico, que es como llaman a los entrenadores en Argentina-, que jugador. Te tiene que gustar mucho y sentirlo. Los respeto a todos, pero yo no lo sentía así. Me gusta, me encanta el fútbol y opino cuando me llaman para emitir comentarios. Ésa es mi única relación con el fútbol actualmente, aunque en alguna ocasión también llevé a algún pibe que me parecía con condiciones a probar por algún equipo y se quedó.

¿A qué se dedica en la actualidad?

Me dedico a la agricultura y la ganadería desde que dejé el fútbol. Tengo campos que arriendo a contratistas para sembrar y para criar ganado también. Aquí le llamamos aparcería agrícola. Soy el tipo más feliz del mundo, porque respiro aire puro todos los días.

¿Dónde disfrutó más del fútbol?

Disfruté muchísimo en la UD Las Palmas, quizá donde más. También disfruté en River, el año de Talleres de Córdoba, porque hice veinte goles en veinte partidos. En realidad disfruté en todos los equipos donde estuve, sobre todo por los planteles, menos en Sevilla y Boca, que fue donde menos disfruté futbolísticamente. En Boca jugué poco, porque llegué en marzo y ellos no jugaban con nueve de punta. En el 83, casi una década después, Bilardo me llamó a la selección tras hacer casi cuarenta goles entre el Metropolitano del 82 y del 83 con Talleres e Independiente.

Usted jugó en River y luego también en Boca, ¿se considera más 'gallina' -seguidores de River- o 'bostero' -seguidores de Boca-?

Ni gallina ni bostero, soy académico. Soy hincha de Rácing a pesar de que nunca jugué para Rácing. Pero mi abuelo, que era yugoslavo, era hincha de Rácing y me llevaba de pequeñito, con 12 años, a ver los partidos en el cilindro de Avellaneda.

¿Cómo está el fútbol argentino ahora? ¿Quién destaca?

Se ha puesto inmanejable el tema de las hinchadas, de las barras bravas. Es lo peor que hay hoy en día en el fútbol argentino, y eso, esa violencia que genera, es lo que lo marca. En cuanto a jugadores, no hay mucho hoy por hoy. Apareció un pibe de 18 años que se llama Cubas y creo que es excepcional, y otro en River, Guido Rodríguez, que creo que también llegará lejos. Pero no aparecen grandes jugadores. Cuesta mucho. No hay reposición de talentos, no hay quien marque diferencias.

Usted ha seguido el fútbol internacional. ¿Pensó alguna vez que España llegase a ganar un Mundial como hizo en 2010?

Tras ver el Barça de Guardiola tenía claro que si sus jugadores se acoplaban con los del Real Madrid, España iba a llegar lejos, con ese gran fútbol que desplegaba. Me llenó de satisfacción su triunfo en Sudáfrica, con muy buenos jugadores. Tienen un zurdito macanudo. Uno que es canario.

Se refiere a David Silva...

Sí, claro, el del City. Él y Yayá Touré son el alma del City y hacen funcionar a tipos como el Kun Agüero. Todos los zurdos son buenos y Silva es muy bueno. Es de gambeta fácil, tiene buena pegada y sabe explotar a los compañeros. Es un jugador muy completo. Es el tipo de jugador que todo 9 quiere tener en su equipo siempre. Te deja solo ante el arquero, y tú a marcar.

El lunes, presentación del libro 'Germán Dévora, El Maestro', donde se reencontrará con casi todos los que fueron sus compañeros de entonces. ¿Cómo lo vivirá?

No lo sé. Sinceramente no lo sé. El reencuentro con todos será muy grande, muy especial, muy emotivo. Además, el respeto por Germán es también muy grande.

¿Qué le dice el nombre de Germán Dévora?

Me dice UD Las Palmas. Había diferencia de edad entre él y yo, pero era un crack. No sabías por dónde iba a salir. Tenía todos los perfiles. Nunca vi un tipo que cubriera tan bien la pelota como el maestro.

Y el martes, partido de Copa frente al Celta de Vigo, con entrega de la insignia de oro y brillantes del club tanto a usted como a sus compatriotas que coincidieron en el equipo: Carnevali, Fernández, Wolff y Carnevali FernándezWolffBrindisi

Para mí es un honor que la UD Las Palmas se haya fijado en mi persona para concederle esta distinción. Creo que será un momento que viviré con mucho nerviosismo. Volver a la Isla después de 34 años para semejantes agasajos es como un sueño.

¿Cómo espera que sea el recibimiento de la afición hacia ustedes el próximo martes?

Ufffff. No lo sé. Ya le dije antes que ha sido la mejor afición que he tenido nunca. Le tengo muchísimo cariño y ellos a mí también. Lo que si le puedo decir es que para mí será algo que tampoco olvidaré nunca, será algo inolvidable, como mi etapa en la UD Las Palmas.

¿Ha seguido la trayectoria de la UD Las Palmas estos años?

La verdad que no la puedo seguir mucho de forma directa, pero mi hijo me tiene informado constantemente, porque él se mete en internet y luego me lo dice todo. Me cuenta que este año va bien, que ganó en Valladolid el domingo y que va de puntero. Ojalá que ésta sea la temporada del ascenso. Lo celebraría como uno más.

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