Un contragolpe perfecto, de libro, iniciado por el meta Herrerín y finalizado por Aduriz, ha llevado al Athletic a semifinales, ya que esa jugada supuso el 1-0 definitivo ante el Málaga en una eliminatoria que llegó a San Mamés con el 0-0 en la ida.

Herrerín lanzó con la mano a la posición de Beñat, quien cerca del círculo central abrió a un Markel Susaeta que al entrar en el área de Ochoa cedió a Aduriz para que el ariete internacional marcase su undécimo tanto de la temporada, el tercero ya en la Copa del Rey.

Ese único tanto ha sido el justo premio para un Athletic que, sin duda, ha hecho su mejor partido en lo que va de curso y no paró de buscar la meta rival, ante el que generó un mínimo de media docena de ocasiones y bastante más de una decena de llegadas peligrosas.

Respuesta tímida

El Málaga, por su parte, demasiado a la expectativa hasta el 1-0, quizás tardó demasiado en ir sin tapujos hacia la meta del excelente Herrerín y solo al final logró meter en el miedo en el cuerpo a la no muy numerosa y estoica afición local. Para el debate queda un gol anulado a Javi Guerra, cuatro minutos después del gol de Aduriz, por un más que discutible fuera de juego. El partido comenzó con el Athletic dispuesto a llevar la iniciativa en el juego y desbordar por las bandas a un Málaga expectante, pero sin pegada.

A pesar de su esfuerzo y continuas aperturas a los lados, al Athletic le costaba llegar con claridad al área de Ochoa. Fue con un centro de Muniain que Aduriz no pudo rematar como quiso porque Antunes cerró bien cuando ya el balón había superado a los centrales.

No había pasado ni un minuto y Aduriz encadenó una segunda clara ocasión para marcar. Esta vez fue Ochoa el que le detuvo el disparo. Como también rememoró los mejores momentos de Ochoa en el Mundial brasileño otra nueva parada, también a disparo de Aduriz, en esta ocasión solo y rozando el fuera de juego. Ya en parte final del choque, el Málaga adelantó líneas para buscar el gol que le diese una histórica semifinal. Camacho y Samuel desde la frontal abrieron una fase final de agobio visitante en la que los aficionados locales sufrieron y casi fueron rescatados por Herrerín, que les levantó el ánimo y frenó los intentos del Mák.