La selección española de balonmano, pletórica tras su triunfo sobre Dinamarca en los cuartos de final, se enfrenta hoy (18:00) al más difícil todavía, apear a Francia de la gran final del Mundial en un encuentro de semifinales en el que España intentará dar jaque mate al todopoderoso rey francés.

"Parece que siempre tiene que ganar Francia, pero creo que estamos preparados mentalmente para revertir la historia y empezar a escribir la nuestra", señaló el lateral Joan Cañellas, confiado en que España pueda superar el reto.

Nadie ha sido capaz de cuestionar en los últimos años el férreo dominio del conjunto francés, ganador de los Mundiales de 2009 y 2011 y que busca convertirse en Catar en el primer equipo en la historia en ceñirse por quinta vez la corona universal.

Una serie de triunfos que sólo ha podido interrumpir el conjunto español, vencedor del Campeonato del Mundo disputado hace dos años en España, y que ha alcanzado en Doha la plenitud que le permite retar al gigante francés.

"Tenemos gente muy importante en el equipo que está en un punto muy, muy bueno de su carrera. Cada vez tenemos las cosas más claras en los momentos decisivos, como se demostró ante Dinamarca, y creo que es un buen momento para cambiar esa dinámica negativa con Francia. Alguna vez tienen que perder", insistió Cañellas.

El lateral del Kiel alemán, autor del gol que dio a España la victoria (24-25) en el último segundo sobre Dinamarca, es el ejemplo más palpable de la evolución del equipo español, que cuenta entre sus filas con algunos de los mejores jugadores del panorama internacional.

Empezando por el propio Cañellas, candidato en todas las quinielas al título de mejor jugador mundial, una condición que no le cuestiona ya nadie al pivote Julen Aginagalde, indiscutible número uno mundial en la línea de seis metros.

Mimbres que permiten a la selección española sobreponerse, incluso, a los traumáticos precedentes vividos con el equipo francés, que apeó a España en 2012 de las semifinales en los Juegos Olímpicos de Londres y hace apenas un año de la gran final del Europeo.

Derrotas que no hacen sino acrecentar los deseos de revancha del conjunto español, que tiene todavía grabado en la memoria el gol de Accambray, que acabó en el último segundo con las opciones de España de pelear por la medallas en los Juegos de Londres.

Un equipo español que afrontará hoy en el futurista Lusail Hall de Doha la prueba definitiva ante los temibles Karabatic, Omeyer o Sorhaindo para comprobar si realmente los hispanos han alcanzado su plenitud deportiva.