El Estadio de Gran Canaria registró un lleno en el derbi canario con la presencia de 28.034 espectadores, el máximo por el aforo reducido con motivo de las obras, y entre los que se encontraron unos 600 aficionados del Tenerife. El comportamiento resultó ejemplar, salvo por un lunar en el que la propia grada amarilla actuó correctamente. Y es que un aficionado de Grada Sur lanzó una botella al campo, en el tramo final del encuentro, y fueron los propios espectadores los que le localizaron y retuvieron antes de la llegada de las fuerzas del orden.

El colegiado David Medié Jiménez recogió este altercado en el acta del encuentro. "En el minuto 89 fue lanzada una botella de agua de 33 cl, medio llena, desde el fondo de los vestuarios, entrando en el terreno de juego unos 3 metros, no llegando a impactar en ninguno de los participantes, siendo retirada por el asistente nº2", expone el documento oficial. El aficionado fue retenido por la seguridad del estadio y la Policía y se expone a una sanción que puede implicar una multa de unos 3.000 euros.