La Eurocup se ha convertido, esta temporada, en una especia de vía de escape para el Herbalife Gran Canaria. De tono irregular en la Liga Endesa y decepcionante en la Copa del Rey, el equipo que dirige Aíto García Reneses ha encontrado unos cuantos ratos de alivio en el torneo continental, donde presenta un balance de 16 victorias en 17 partidos. Anoche, ante el Cedevita Zagreb y en el partido de vuelta de los octavos de final, el conjunto claretiano volvió a disfrutar sobre el parqué. Ganó (75-72) y remató la faena que ya había encarrilado una semana antes en los Balcanes (76-84). Superado el campeón croata, en el horizonte el siguiente desafío ya tiene nombre: el Pinar Karsiyaka, un rival donde juega el ala-pívot Juan Palacios y que ayer superó al Lietuvos Rytas (97-81).

Con ocho puntos de desventaja tras perder en el Drazen Petrovic Arena (76-84), el Cedevita Zagreb se plantó en Gran Canaria con ganas de dar algo de guerra antes de entregar la cuchara. Espoleado por la derrota en la ida y con el orgullo herido, el equipo croata combinó todo el talento que acumula en sus filas y una dosis elevada de intensidad para exigir, al menos, algo de pelea al Herbalife. En ese escenario, con Roko Ukic empeñado en martillear el aro del conjunto claretiano por el perímetro y con Stanko Barac en plan amo y señor sobre la pintura, el duelo se mantuvo bravo en todo momento.

Tras un parcial 5-0 firmado de manera íntegra por Eulis Báez, el Cedevita Zagreb se quitó complejos y dejó los temores en el vestuario para dibujar momentos de buen juego sobre el parqué del Gran Canaria Arena. El equipo entrenado por Jasmin Repesa tiró de fluidez para atacar la canasta del Granca. Abusó, incluso, del pase extra, un plan que mantuvo siempre en alerta al conjunto de Aíto García Reneses. Con Ukic al mando, apoyado en acciones puntuales por Marko Arapovic, Tomislav Zubcic, Ivan Ramljak y Nemanja Gordic, el cuadro balcánico lanzó el primer aviso cuando el cronómetro sólo había consumido ocho minutos de encuentro (9-15).

La solidaridad

Ante el conato de incendio que empezaba a tomar forma sobre la pista, García Reneses sacudió la rotación claretiana. Levon Kendall, Oriol Paulí, Ian O'Leary y Kyle Kuric entraron en juego y justo por ahí el Granca encontró un respiro. El escolta de Indiana, siempre entonado en la Eurocup, divisó el aro del Cedevita Zagreb, a lo lejos, como si tuviera el tamaño de una piscina: siete puntos suyos, antes de que se cerrara el primer cuarto, evitaron que el equipo amarillo se metiera en problemas serios (16-19, min. 10).

En el intercambio de golpes, con el juego fuera de control, sin nadie -ni un equipo; ni un jugador- que impusiera su ley sobre la cancha, el Cedevita Zagreb se sintió siempre cómodo, al acecho de una racha que disparara los nervios en el bando local. Por ahí, tal vez, se levantó la victoria del Herbalife. De tono irregular, incluso hasta timorato, en la Liga Endesa, el conjunto de García Reneses ha convertido la Eurocup en su zona de confort. Anoche, frente a cada acelerón balcánico, ante cualquier situación de peligro, el Granca se mostró como un bloque sólido: con sus limitaciones, con sus miedos, pero siempre aferrado a todos los puntos fuertes que ofrece su atípica plantilla.

Con DaJuan Summers desahuciado en el fondo del banquillo, García Reneses movió los hilos a partir de diez piezas en su rotación. Y el resultado, frente al nivel de demanda exigido por el Cedevita Zagreb, el Herbalife tiró de solidaridad para sacar adelante el pulso. En su versión más coral, con Bellas, Oliver, Newley, Tavares y O'Leary empeñados en producir, el conjunto claretiano fue capaz de despejar todas las incógnitas que le planteó un rival entonado.

Así fue en el segundo tiempo, cuando Ukic y Barac se juntaron para tirar del cuadro balcánico y poner en jaque al Granca (42-47, min. 24). Ante esa amenaza, nadie perdió los nervios, nadie escribió un renglón torcido. Kuric, que se anoche se fue a casa con 20 puntos anotados en su ficha, Kendall y O'Leary sofocaron el amago de revolución del Cedevita Zagreb que, ante el poderío y la cantidad de recursos del adversario, sólo admitió la derrota cuando ya era una cuestión inevitable (75-68, min 38).

El Erasmus del Herbalife, esa aventura que oscila entre la responsabilidad y la diversión, tiene en Turquía su siguiente estación.