22 de mayo de 1988. Esa fecha, para muchas de las personas que han estado vinculadas a la Unión Deportiva Las Palmas durante las últimas tres décadas, marca el inicio de la decadencia del club. Ese día, en el Estadio Insular, el conjunto amarillo -entrenado por Roque Olsen- cayó ante el Real Betis (1-2) y certificó su penúltimo descenso a Segunda División. Desde entonces, durante los últimos 27 años, una serie de datos sirven para dibujar la caída libre que comenzó ese día el representativo grancanario: a partir de aquella jornada sólo ha militado dos temporadas en Primera División, ha pasado seis cursos en Segunda B y varias generaciones de aficionados no han visto -o no recuerdan- a su equipo en la élite.
Casi 27 años después de aquel encuentro, la Unión Deportiva y el Betis se reencuentran para afrontar una situación similar a la que protagonizaron el 22 de mayo de 1988. Ambos conjuntos, que comparten el liderato de la Liga Adelante tras sumar 53 puntos en 28 jornadas- buscan una plaza en Primera División. En aquella ocasión, pese a jugar en territorio comanche, salió vencedor el equipo verdiblanco, que asaltó un Insular a reventar (1-2), certificó su permanencia y mandó al pozo al representativo grancanario.
A aquella cita, la última del ejercicio 87-88, Las Palmas se presentó como colista -pese a ganar una semana antes en Balaídos al Celta- y con una remota opción para evitar el descenso directo: ganar al Betis y esperar el tropiezo de RCD Mallorca o CE Sabadell para poder jugar, como mal menor, la promoción -en aquella campaña, el antepenúltimo y el decimoséptimo clasificado de Primera División se jugaban la categoría ante el tercero y el cuarto de la tabla de Segunda División-.
Pendiente de terceros
Ninguna de las carambolas que podían salvar a la Unión Deportiva aquella tarde de domingo marcada por las retransmisiones de radio se dio. Fundamentalmente porque el propio equipo amarillo cayó ante el Betis que, con su triunfo en el Insular, regateó de un golpe todos los problemas que le acechaban: esquivó el descenso directo y eludió jugar la promoción -fase que disputó un año después y en la que perdió ante el CD Tenerife-.
Roque Olsen, que sustituyó a Germán Dévora en el banquillo de Las Palmas a partir de la jornada 17, alineó a Manolo López; Pepote, Mayé, Sergio Marrero, Javier Campos; Saavedra, Julio Durán, Yoyo; Dajka, Contreras y Narciso. En la segunda mitad, el técnico argentino dio entrada a Alexis Trujillo y Oramas, que sustituyeron, respectivamente, a Yoyo (min. 57) y Dajka (min. 73).
Por el Betis, que se presentó en la Isla con Pedro Buenaventura como entrenador, aquel día jugaron Salva; Diego -tinerfeño que luego militó en el Sevilla FC-, Gail, Julio, Juan José; José Luis, Calleja, Chano -que años después hizo carrera en el CD Tenerife-, Reyes; Gabino Yáñez. Cristóbal y Zafra fueron los cambios -reemplazaron a Gail y Gabino-.
El duelo se decidió en el tramo final, con la Unión Deportiva volcada en ataque en busca de un tanto que le permitiera jugar la promoción. Gail, en el minuto 26, adelantó al Betis tras rematar de cabeza un córner botado sobre la portería de la grada Naciente. Diez minutos después, Narciso firmó el 1-1. El extremo de Cardones aprovechó un pase en profundidad de Contreras para adelantarse a Juan José y Salva para marcar. El 1-2 fue obra de Calleja, que culminó un contragolpe bético lanzado por Zafra (min. 85). Años después, el mediocentro fichó por Las Palmas y, tras colgar las botas, se estableció a nivel profesional en la Isla.
27 años después, la Unión Deportiva se juega el liderato de la Liga Adelante con un rival al que no supera desde 1991 y con el que aún tiene una vieja cuenta pendiente por saldar: la que generó aquella derrota del 22 de mayo de 1988 que marcó el inicio de la ruina amarilla.
