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UD Las Palmas Mañana, la batalla por el liderato

Una vuelta con Casto en la portería

El meta debutó con Las Palmas en Liga ante el Betis, su exequipo

Casto Espinosa, portero de la UD, detiene un balón durante el entrenamiento de ayer. QUIQUE CURBELO

Llegó con la etiqueta de titular, el buen rendimiento de Raúl Lizoain retrasó su incorporación al once, Paco Herrera aprovechó que se medía a su exequipo para darle confianza en Liga -ya antes había debutado en Copa- y poco a poco ha ido creciendo. Casto Espinosa cumple este domingo ante el Betis una vuelta como portero titular de la UD. Veinte partidos -se perdió por lesión la visita al Sabadell- en los que ha ido de menos a más. Las dudas por algún titubeo en el juego aéreo provocaron que en las primeras semanas se mantuviera un ardiente debate sobre la portería que ha ido apagando con el transcurso de las jornadas.

De hecho el duelo de mañana le llega tras uno de los partidos en los que más y mejor ha tenido que trabajar. El Sporting generó muchas ocasiones y el extremeño lo aprovechó para lucirse. Salvó, sobre todo, dos remates de Isma López y de Ndi, ambos en la segunda parte y desde dentro del área, en los que hizo alarde de reflejos. La UD estaba noqueada y él la rescató.

Fue su partido más completo con la UD Las Palmas, pero no el único en el que ha resultado decisivo. El más significativo fue en el que detuvo un penalti al Girona en la primera vuelta, feudo en el que los amarillos se acabaron llevando la victoria. Resultó aquella parada una de las primeras intervenciones con las que sentó las bases de su consolidación en la portería.

Ahora tiene delante otro envite en el que todo hace indicar que tendrá que sudar. Será un examen sobre unas asignaturas que tiene bien estudiadas. Y es que en su época en el Betis coincidió tres temporadas con Rubén Castro y Jorge Molina, la letal pareja del rival que desafía el liderato amarillo.

La extraña explicación

También se encontró con ellos en su ruidoso debut en Liga con la UD. Los números de Raúl eran sobresalientes en sus primeros encuentros pero Herrera dio la alternativa a Casto, cuyo fichaje se cerró con la temporada iniciada. Aludió el técnico catalán al pasado bético del meta, un argumento con el que intentó hacer uso de su mano izquierda para mantener la armonía en el vestuario y que se impusieran así sus preferencias. Y con el tiempo Casto ha respondido a las expectativas.

La figura de Mariano Barbosa, ídolo de la afición y héroe por costumbre, y la pujanza de Raúl hacía previsible que se generara un debate en la portería viniera quien viniera. El listón estaba muy alto para el extremeño. Pero es precisamente la trayectoria del argentino, que al principio no generó absoluta aceptación en la parroquia amarilla, el mejor ejemplo. Los reflejos de Casto, como el caso del actual portero del Sevilla, se impusieron a los titubeos en el juego aéreo y ahora es indiscutible. Llegaba tras una temporada magnífica en el Real Murcia de Julio Velázquez. Pero tuvo una pretemporada complicada debido a la incógnita acerca de donde competiría el club rojillo.

Resultados como el 2-4 en Huelva, el 1-2 ante Osasuna o el 5-3 frente al Zaragoza, partidos algunos de ellos con un guión surrealista, provocaron que sus cifras fueran peores que las de Raúl Lizoain. Sin embargo, ahora ya cuenta con números que le permiten estar entre los porteros menos goleados y en la pelea por el Trofeo Zamora.

Así, promedia menos de un gol por partido (0,9) tras dejar la portería a cero ante Racing y Alcorcón. Cuéllar, del Sporting (0,72) está demasiado lejos, pero se acerca a Javi Varas, Adán e Isaac Becerra, los fiables metas de Valladolid, Betis y Girona, todos ellos también con un promedio inferior al gol por partido. El Betis es el mejor reto para medir su buena forma.

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