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Fallece Antonio Betancort

Legendario portero grancanario, ha sido el más laureado en su posición - Defendió las porterías de la UD Las Palmas, Real Madrid, Deportivo de La Coruña y dos veces la de la Selección Nacional

Antonio Betancort en su etapa de jugador de la UD, en el Insular.

A primeras horas de la madrugada de ayer domingo fallecía en la capital grancanaria Antonio Betancort, quien fuera legendario portero de la UD Las Palmas y el Real Madrid, así como también defendiera un año la meta del Deportivo de La Coruña.

La muerte de Betancort, no por esperada, dado que llevaba ya un largo periodo de tiempo sufriendo una dura y cruel enfermedad, dejó de ser sorprendente, porque el anuncio de un fallecimiento siempre deja mal cuerpo y sorpresa entre quienes conocieron al finado.

Nació Antonio Rodrigo Betancort Barrera el 13 de marzo de 1937 -acababa de cumplir, pues, el pasado viernes 78 años de edad-, en uno de los barrios más futboleros de la capital grancanaria: La Isleta. Allí, junto a la calle Palmar, daría las primeras patadas al balón y se decantaría por ocupar uno de los puestos más específicos del deporte que más le gustaba y hasta le enloquecía. Se decidió a ser portero.

De pequeño coincidió en equipos del barrio con otros jugadores que con posterioridad también vestirían la camisola de la UD Las Palmas, como Aparicio -su gran amigo- o Felo Batista, con el que además coincidió también en las filas del Real Madrid.

Debut en 1957

Llegó Betancort a la UD Las Palmas en los inicios de la temporada 1955/56, pero tardó bastante tiempo en defender su portería. Delante suya tenía a un monstruo de la portería, como él mismo definiría en más de una ocasión al valenciano José Casas Gris, Pepín, que "nunca se lesionaba y así yo no podía jugar", dijo alguna vez el propio Betancort.

Sin embargo, su debut como amarillo se produciría precisamente debido a una lesión de Pepín. Fue el 3 de febrero de 1957 con el Estadio Insular como escenario y de la mano del técnico mallorquín Satur Grech. El rival, el Español de Barcelona, entrenador por entonces por el mítico Ricardo Zamora, que fuer uno de sus ídolos de la infancia. Los pericos se adelantaron 0-2 con goles de Benavidez y Arcas, pero en la recta final del choque otro isletero como el fino interior Joaquín Peña (82') y el gaditano Juanito Vázquez (86'), se encargarían de establecer el definitivo empate a dos goles con el que finalizó ese encuentro.

No jugó más esa temporada, pues Pepín volvió a la portería tras recuperarse de su lesión. Su siguiente encuentro sería a la temporada siguiente y fue de nefasto recuerdo para él. La UD caía en el Insular 0-7 frente al FC Barcelona.

Luego se pasaría otra temporada en blanco, la 58/59, para volver a jugar un solo partido en la siguiente campaña, la 59/60, en la que los amarillos acabaron descendiendo a Segunda División. Betancort jugó en Zorrilla, donde el Valladolid goleó 5-0 a los amarillos.

Una temporada espléndida

Sería en la siguiente campaña donde explosionó el portero de La Isleta. En los inicios de la 60/61, la UD decidió traspasar a Pepín al Betis y Betancort se afianzó bajo los palos. Disputó un total de 23 partidos bajo las órdenes de Casimiro Benavente y compartiendo la portería con José Luis Ulacia. Encajó 23 goles. Pero tuvo actuaciones memorables. Tantas que los ojeadores del Real Madrid se fijaron en él y le ficharon.

Llegó al Real Madrid en la temporada 61/62, pero no jugó ningún partido, a las órdenes de Miguel Muñoz. Pese a ello, tenía muy buena consideración en el que posteriormente no sólo sería su entrenador, sino su gran amigo, hasta el punto de ser clave en el fichaje de Muñoz como entrenador de la UD.

Cesión al Depor

Los merengues querían a Amancio, un extremo que despuntaba en el Deportivo y, además de 10 millones de las antiguas pesetas, los gallegos pidieron varios jugadores para traspasar a su jugador al Real Madrid. El único que les importaba era Betancort, pero el Madrid sólo accedió a cederle una temporada, y así fue. La campaña 62/63 defendió el portal del Depor y retornó al Real Madrid, en el que debutó frente al Levante en Vallejo, con triunfo blanco gracias a un gol de Manolín Bueno (0-1) y con anécdota incluida: su paisano y gran amigo Felo resultó expulsado en ese encuentro.

A partir de entonces se afianzó en la portería blanca y fue el baluarte del llamado Madrid de los ye-yé, con el que ganaría la Copa de Europa de 1966. Un título que también tiene historia, pues en las semifinales jugó lesionado contra el Inter de Milán, pues tuvo un tirón muscular y entonces no se permitían los cambios de porteros. Luego no pudo jugar la vuelta ni la final de Bruselas frente al Partizán.

Tras diez temporadas en el cuadro de Chamartín, con el que disputó 177 partidos oficiales, en la temporada 71/72 regresó a la UD Las Palmas, ya con 34 años, y bajo las órdenes de Pierre Sinibaldi, disputaría los 34 partidos de aquella liga, encajando un total de 36 goles.

Dos años después se retiró del fútbol activo y pasó a formar parte del organigrama técnico del club de Pío XII, emprendiendo entonces una fructífera etapa como secretario técnico de los amarillos.

Este mediodía, a la una, en el Tanatorio San Miguel será su incineración. Será la despedida de uno de los grandes del fútbol canario, el portero más laureado de su historia. Desde estas líneas hacemos llegar las mismas sinceras muestras de condolencia a su esposa, hijos y demás familiares.

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