La Provincia - Diario de Las Palmas

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Adiós a un histórico del fútbol español

Antonio Betancort, sinónimo de señorío

Respetuoso con la crítica deportiva y ecuánime tanto en las victorias como en las derrotas

Un jovencísimo Antonio Betancort junto a otro legendario guardameta vasco: Ignacio Eizaguirre. LP / DLP

Prematuramente se ha marchado, casi sin despedirse, Antonio Betancort, el legendario portero en otro tiempo del Real Madrid y de la UD Las Palmas. Su maltrecho corazón, auxiliado en los últimos años con un marcapasos, dejó de latir a las 02.00 horas de la madrugada del domingo en el lecho de su hogar en Escaleritas. Sentimos ya su ausencia quienes le conocimos y tratamos, además de su esposa y sus hijos.

Deportista forjado en el sacrificio desde la humildad de su Isleta natal, Antonio fue sinónimo de señorío, dentro y fuera del terreno de juego. Sobrio y discreto, y a la vez solidario. Respetuoso con la crítica y ecuánime en sus manifestaciones, tanto en las victorias como en las derrotas.

"Era un enfermo ejemplar. Nunca se quejaba, pese al sufrimiento físico que le observamos los que estábamos a su alrededor", confesaba ayer emocionada y con entereza, su viuda, Ángeles Santana García, junto a sus hijos Begoña, Yani, Boro y Yela, horas antes de la incineración. Hizo frente a diversas patologías que habían agravado su estado en los últimos tiempos. "No ignoraba las complicaciones que padecía, pero mantenía la esperanza de superarlas, así como una ilusión por seguir disfrutando con la compañía de su nieta menor".

Antonio Betancort, flanqueado por Fernando Navarro y Alberto Rivero, firma su primer contrato con la UD Las Palmas.

Pese al doloroso momento, Ángeles repasa vivencias imborrables, sus 54 años de matrimonio y cinco de noviazgo, diez de residencia en Madrid, tras sellar su unión en la iglesia de Nuestra Señora de La Luz, el 25 de junio de 1961. No disimula, pese a la circunstancia, su vena madridista, que la retrotrae a los tiempos en que descolgaba el teléfono con las amistades replicando con el ¡Hala Madrid!, al socaire de la resaca de un triunfo blanco. Expansiva siempre frente a la contención prudente de su esposo a la hora de manifestarse. En el entorno familiar perdura que el Real Madrid agradeció como nadie los espléndidos servicios de Antonio Betancort. De hecho, la corona de flores remitida por el club madridista ocupaba ayer un lugar preeminente en la capilla ardiente. El presidente, Florentino Pérez, la llamó telefónicamente la noche del domingo para comunicarle su pesar, alabar la trayectoria y las cualidades de Antonio Betancort y ponerse a disposición de la familia. También le adelantó la llegada de Emilio Butragueño y Amancio Amaro para representar al club blanco en la ceremonia fúnebre.

Antonio Betancort y Ángeles Santana contraen matrimonio en la iglesia de La Luz, en el año 1961.

No faltaron otros testimonios de pesar de la élite madridista. "Los de Vicente Miera e Ignacio Zoco, que son como de nuestra familia. Antonio había apadrinado a uno de los hijos de Vicente, y tanto Zoco, con el que compartía habitación en las concentraciones, como su esposa, María Ostiz, que también han tenido avatares de salud, me han llamado con frecuencia para seguir la evolución de mi esposo".

Mi relación de amistad con Antonio Betancort se cimentó tras su retorno del Real Madrid a la UD Las Palmas, donde colgó definitivamente las botas -o mejor, los guantes- año y medio después, al reproducirse los dolores de una vieja lesión que le habían apartado de la titularidad en el conjunto blanco, donde concluyó su etapa con 36 años. Un encontronazo con Ansola, ariete valencianista, acabó en rotura de ligamentos, de la que nunca quedó totalmente restablecido.

Zoco (i), su gran amigo y con el que siempre compartió habitación mientras estuvo en el Madrid, y Betancort, en una gira por Texas (Estados Unidos).

Su estado de salud empezó a deteriorarse hace ocho años, tras ser intervenido quirúrgicamente en el Hospital Negrín. Su viuda recordaba ayer la visita que le hice entonces en compañía del director general de Deportes de Canarias, Alvaro Pérez. La operación, aunque ineludible, no evitaba su dependencia posterior de unas sesiones regulares de hemodiálisis.

Su fichaje, por poco más de un millón

La UD Las Palmas de 1961 ingresó 1.200.000 pesetas de la época por el traspaso de Antonio Betancort (23 años) al Real Madrid que presidía Santiago Bernabéu. El guardameta canario nunca escatimó palabras de gratitud y admiración para su presidente en muchas de las conversaciones que registramos, algunas de ellas en el restaurante-marisquería Julio de la calle Naval, o bien en el Bar Janubio, donde se confundía con viejos amigos de La Isleta a la hora del aperitivo con un buen vino o whisky como liturgia diaria, antes del almuerzo habitual en su hogar. Una liturgia, la del aperitivo, acuñada probablemente en sus largos años de residencia en Madrid y La Coruña, donde estuvo cedido al Depor para compensar al club gallego por el traspaso de Amancio, por el que el Real Madrid desembolsó diez millones de las antiguas pesetas (cifra astronómica en aquellos tiempos) además de otros tres jugadores, Antonio Ruiz, Miche y Robles. Bernabéu le ofreció seguir en el club cuando se adivinaba su retirada, pero comprendió y aprobó que Antonio prefiriese volver a su querida tierra y defendiera un año la portería de la UD Las Palmas antes de retirarse definitivamente.

Agosto de 1968 en un vestuario de Caracas, con Macario y Molowny, tras vencer a una selección caraqueña por 1-0.

Luego, Jesús García Panasco le retuvo como asesor y emisario de los mejores fichajes de la época en el club amarillo. No en vano, Betancort contaba una agenda de números y contactos más cotizada que la de cualquier otro secretario técnico o deportivo. Había aprovechado su paso por el Real Madrid para cultivar una serie de amistades que luego pondría al servicio de la UD Las Palmas, como demostró en el caso de los jugadores sudamericanos incorporados con éxito a la entidad amarilla.

Un ejemplo de su envidiable agenda me lo procuró con el teléfono de Didí, campeón del mundo con Brasil en los mundiales de Suecia y Chile. Conocedor de mis preparativos de un viaje al país sudamericano, me lo proporcionó para una posible entrevista periodística, que no prosperó por motivos logísticos. Mi destino fue Salvador de Bahía, primera capital en la historia de Brasil, y Didí, uno de los 20 mejores futbolistas del siglo XX, residía en Río de Janeiro, donde falleció en 2001. Brilló con la selección brasileña y fracasó en el Real Madrid por su falta de empatía y no asociación con Alfredo Di Stéfano.

Vivencias y testimonios sobre Bernabéu

De izquierda a derecha, Antonio Betancort, Santiago Bernabéu e Ignacio Zoco en Buenos Aires, en agosto de 1965.

"Cuando perdíamos, el presidente Santiago Bernabéu se mostraba más cercano a nosotros", evocaba Antonio Betancort en una de sus revelaciones con este periodista. "Nunca nos abroncó por una derrota. Jamás nos daba una conferencia de fútbol. Le preocupaba o interesaba más la faceta humana de los jugadores. Tenía plena confianza en el trabajo de sus principales colaboradores, entonces Saporta y Calderón. El club era como una familia y en este sentido alentaba a que sus futbolistas dejaran pronto su soltería y contrajeran matrimonio, orientándoles luego para planificar mejor su futuro familiar con inversiones, por ejemplo en inmuebles. Era una filosofía de gestión cuyo acierto resultaba incuestionable en aquellos tiempos. Los dirigentes del club estaban convencidos de que la vida de casado implicaba necesariamente orden, disciplina y responsabilidad. En definitiva, mejor rendimiento o equilibrio en lo personal y en lo deportivo".

Coincidencia con Maier en Maspalomas

En otra ocasión, Antonio Betancort accedió gustoso a acompañarme al sur de Gran Canaria, donde esperaba el inolvidable portero del Bayern Munich y de la selección alemana, Sepp Maier, de vacaciones en el hotel Palm Beach, de Theo Gerlach, en Maspalomas, frecuentado igualmente por otros deportistas alemanes como Franz Beckembauer y Steffi Graff, entre otros. Recuerdo el encuentro y saludo efusivo de ambos guardametas, pero especialmente la grata sorpresa del portero teutón. Maier, recién llegado de una competición de golf aquella tarde, le reconoció enseguida y abortó el protocolo de la presentación, exclamando: "¡Bethencourt! ¡Qué sorpresa! ¿Cómo estás? Me alegro mucho de verte. ¿Cómo no me voy a acordar del gran portero del Real Madrid en otro tiempo? Eras uno de mis ídolos". Antonio, henchido de orgullo y satisfacción, pero con humildad, atinó a corresponder tímidamente a Maier diciéndole que la referencia entonces para muchas promesas era su interlocutor, como meta indiscutible del equipo bávaro.

Nunca en una recepción de Franco

La vuelta de Maspalomas sirvió para que Antonio Betancort se extendiera con otras vivencias relacionadas con el Real Madrid. No entendía que se le vinculara con el Régimen o con Franco. "Gané cinco Ligas y una Copa de Europa, y nunca nos recibió Franco en ese período", contaba. "Desconozco el motivo por el que nos achacaban que éramos el equipo del Régimen. Cómo iba a ser yo consciente de eso. Sí era consciente de que estaba al servicio del equipo presidido por don Santiago Bernabéu, o sea, el Régimen del Real Madrid. Don Santiago era apolítico. Jamás le escuché un comentario de afecto o desafecto sobre Franco. En los viajes al extranjero nos encontrábamos con personajes de la oposición. Por ejemplo, con Lángara en Argentina. Nos visitó en el hotel y tuvo un encuentro muy cordial con don Santiago, que habló con él sin ningún tipo de prejuicio".

Su mejor actuación, en Old Trafford

A la hora de hacer balance, Antonio Betancort destacaba siempre como su mejor actuación la que tuvo en el conocido como Teatro de los Sueños, en 1967, frente al Manchester United de Bobby Charlton, pese a perder 1-0 con gol de Best. La prensa británica y española elogiaron unánimente en sus titulares a Betancort, calificándole como el héroe de Old Trafford.

En la imagen, cedida por su hijo Boro, Betancort hace una espectacular tapada a George Best en el partido de Old Trafford frente al Manchester.

En realidad había acreditado allí sus cualidades de guardameta espectacular, ratificando su agilidad por bajo y por alto, rapidez de reflejos, fortaleza física y serenidad, las mismas virtudes que le llevaron a conquistar dos veces el trofeo Ricardo Zamora como mejor portero de la Liga española.

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