Ni Araujo ni nadie. La UD Las Palmas no encuentra la manera de hacer daño a los rivales. Es una cuestión colectiva. Desde aquella goleada al Zaragoza, duelo tras el que comenzó el bache, el equipo insular ha anotado solo siete goles en nueve jornadas. Pero más alarmante todavía es la forma en la que han llegado. Y es que de esos siete tantos cuatro han sido a balón parado, uno tras un error de la defensa y solo dos, los dos primeros, en jugada.
Frente al Alavés, cuando la UD jugaba con uno menos, fue una cabalgada de David Simón lo que permitió a Jonathan Viera embocar a puerta vacía. Y contra el Mallorca, que jugaba con diez, Nauzet encontró a Ortuño dentro del área y el murciano se las ingenió para abrirse hueco dentro del área y rematar a la media vuelta.
Desde entonces solo cinco goles y ninguno en triangulación. Momo sentenció aquel día al Mallorca de penalti. En la jornada siguiente la UD visitó al Lugo y en una primera parte sensacional tuvo que ser Nauzet quien hiciera justicia con un tanto de falta.
Contra el Racing también le costó generar a la UD, que encontró el premio gracias a uno de los pocos errores que permitieron los visitantes en forma de mal despeje de Juanpe.
Y desde entonces el desatino se ha multiplicado hasta la más absoluta preocupación. No hubo goles ante Alcorcón ni frente al Betis este domingo y los tantos contra Sporting y Tenerife llegaron tras faltas laterales. Dos dianas en cuatro partidos y la UD ya no llega tanto como antes.