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Vela latina canaria

Francisco Pérez: "Construir maquetas de botes es como una auténtica terapia"

"Todo el que quiere, puede", con esta sentencia conocido en el mundillo botero como 'Tito', hace que lo difícil parezca fácil

Francisco Pérez, 'Tito', en su taller realizando una de las maquetas de botes que construye. ANDRÉS CRUZ

De enorme se podría señalar y valorar cada pieza que incrusta en su meticuloso trabajo de madera refinada. Una obra milimétrica, a la que se tendría que añadir la dificultad de tener un solo brazo, para darle la forma final y quedar perfecta con todas sus medidas a escala. La pérdida de su brazo izquierdo la sufría Tito en su niñez, a principios de la década de los sesenta del pasado siglo, tras ser atropellado en la autopista de San Cristóbal.

¿De dónde le viene este hobby de hacer maquetas de botes de vela latina?

Recuerdo, que me dieron un plano de la construcción de un bote en escala. Y me dije: "¡esto no parece que sea muy difícil!", y me puse a ello, hasta la fecha. También es verdad, que iba con frecuencia a la carpintería del desaparecido Maestro Eusebio Díaz, para empaparme de todo.

¿Y ahí comenzó su caminar como maquetista?.

Pues sí. Me hice uno primero, que no me gustó como quedó el acabado final. Luego hice el segundo y así hasta los que voy haciendo poco a poco.

¿Qué tiempo lleva haciendo estas maquetas?

En verdad, no llevo demasiado tiempo dedicándome a esto. Sobre los seis o siete años aproximadamente.

Para ser tan poco tiempo, hace verdaderas joyas...

Bueno, desde que comencé ya he construido unas siete maquetas. La verdad que me encanta hacer maquetas de barcos. A pesar de lo difícil y mal amañado que es construirlas.

¿Qué tiempo se tarda en realizar una de estas maquetas?

La verdad que no le puedo decir exactamente el tiempo que tardo en construirlas. Hay veces que me paro unos cuantos días sin tocarlo. Luego me paso un día un par de horas de trabajo. Sobre todo porque termino cansado y con dolores en el brazo, por lo que tengo que descansar bastante. Pero es verdad, que cuando empiezo hago todo lo que puedo y lo mejor que yo pueda. La construcción es bastante lenta, ya que no se pueden colocar dos tablas a la misma vez, por eso es mucho el tiempo que empleo en construir alguna de ellas.

El material que utiliza para la construcción de las embarcaciones, ¿cuál es?

Principalmente utilizo cedro, caoba y roble y todos los interiores los hago de samanguila.

¿Cómo se consigue la perfección en todas las medidas?

Quiero dejar claro que todo esto viene con unos planos del buen amigo que es Daniel Rodríguez Zaragoza. Un hombre importante, que sin él no me hubiera metido a hacer estas maquetas. Y es que los planos de Daniel, hablan. Son planos, muy, muy buenos. Y le digo una cosa. Con esos planos cualquier persona que se lo proponga puede hacer una maqueta.

¿Usted cree que este tipo de trabajo se le valora tal como es?

No, no, para nada. Aunque existen personas que si te lo valoran. Un caso que me sucedió cuando me preguntaron en el muelle deportivo por el precio de una maqueta que tenía en las manos en ese momento. Y un señor le contestó "esto vale todo lo que este señor pida por esta obra de arte", como reconociendo el trabajo que estaba viendo.

¿Ha pensado en exponer algún día todas sus maquetas en alguna feria de artesanía?

En principio, mi ilusión es hacer las maquetas de las cuarenta y pico embarcaciones que han participado en la vela latina canaria, pero es muy caro y estoy viendo que no me lo puedo permitir. Y es que construir un solo casco cuesta alrededor de 200 euros con todos sus acabados y con madera de la buena.

¿Pero las va a exponer alguna vez o ya las ha expuesto en algún sitio?

Si claro, estos que están aquí los he cedido en alguna ocasión para que los puedan exponer en algunos colegios, como en su momento se expusieron en el Edificio Miller. Además de otros botes pequeños hechos de latas.

¿Qué siente cuando finaliza una de sus obras?

Una satisfacción terrible. Yo se lo recomiendo y lo veo como un auténtica terapia para cualquier persona que está sin hacer nada, cada día del mundo en una esquina. Este es el mejor entretenimiento. El tiempo se pasa volando.

Y ventas..., ¿cuántas maquetas ha vendido?

Vamos a ver. Yo he podido vender hasta ahora tres maquetas. Pero también es verdad, que las vendo cuando necesito dinero para comprar madera y poder seguir construyendo, si no, no vendo ninguna.

¿Se nota la mejoría en las construcciones que usted hace, desde que comenzó en esto?

Por supuesto, los primeros que construía no tienen nada que ver con los que tengo ahora medio construidos. Cada vez, he ido superándome y sobre todo conozco lo que hago.

¿Y ha encontrado la perfección en sus obras?

No, que va. Y añado, creo que no encuentre la perfección de lo que uno hace. Fíjate, toda una institución como lo fue dentro de la carpintería de ribera Maestro Eusebio, y a cada momento tenía que estar rectificando el casco que construía.

Sin embargo, a sus construcciones les faltan el palo, la palanca y la vela...

El palo y la palanca, no los he hecho nunca. Si, porque yo entiendo que un bote de estas características es para la vista en el salón de una casa.

¿Ha recibido algún encargo de construir una maqueta?

Si, claro. Pero yo los hago, si me hace falta dinero para comprar madera, sólo por eso. Es que a mí no me gusta vender lo que hago. Y tengo en la cabeza poder hacer toda la flota de botes. Tengo ilusión y tiempo, ya veremos?

Y de aquella niñez, en la que construía los botes de latón con los bidones...

Pues bastantes botes que hice cuando era chiquillo. Llegué a tener más de treinta botes de latas (cacharro). Incluso llegue a tener uno que me tiraba con él por el Castillo de San Cristóbal y aparecía por la Hoya de La Plata con un montón de pulpos. Hace unos cinco o seis años hice un total de dieciséis botes de latón para el barrio de San Cristóbal con la ayuda de Alfredo, un marinero del barrio, y de Juan Carlos, un guardia municipal con inquietudes por recuperar los botes de latón. Fue tal el compromiso, que cuando acabamos de construirlos, algunos pensaban que eran de madera de lo bien que los acabamos.

Además, ahora ha añadido la construcción de timples. ¿Cómo le nace?

Por una apuesta, que hace mi amigo Juan 'el de la Guagua', en el bar La Salema, diciendo que yo era capaz de hacer un timple como el que había comprado el dueño del bar. Un timple que llegó de la mano del timplista Luis Miguel Azofra. Pues con aquello de si era capaz o no., que si para arriba, que si para abajo. Finalmente lo construí y hasta ahora he hecho ya entre 12 y 13 timples.

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