¿Cuántas veces se escucha la frase "este profesor sabe mucho, pero no lo sabe transmitir"? El primer ciclo de grado medio de judo y defensa personal que imparte el Instituto de Educación Secundaria Felo Monzón Grau Bassas persigue todo lo contrario: que sus 14 alumnos, judokas de cinturón negro primer dan de entre 18 y 50 años, aprendan a enseñar este arte marcial japonés a niños de Educación Infantil. Mejorar sus habilidades comunicativas y saber difundir su conocimiento mediante el juego son dos pilares de este curso, homologado por el Consejo Superior de Deportes (CSD) y la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias desde 2011, y que comenzó a impartirse en la capital grancanaria en 2014.
"Son cinturones negros, ellos saben unas técnicas, y estaban muy limitados para enseñar jugando. Para ellos el juego no era importante y ahora han podido comprobar en las clases prácticas que jugando también se aprende, y que la motivación hace que el niño reciba esos conocimientos con muchísimo interés, entonces se vuelca en la actividad", explica Sara González, profesora del bloque específico del ciclo medio de judo y defensa personal.
El Ministerio de Educación estableció por Real Decreto (706/2011, de 20 de mayo) el título de técnico deportivo en judo y defensa personal (equivalente a maestro nacional federativo), y el pasado año dictó una Orden (ECD/ 351/2014, de 5 de marzo) por la que fijó los planes de estudio de las tres partes del ciclo medio. Con cinturón negro primer dan y la educación secundaria superada como requisitos de acceso, los alumnos de Sara deben superar un ciclo inicial, que están cursando desde septiembre hasta junio, con un bloque común de asignaturas, impartido por Javier María Pérez, y otro específico, y una formación práctica en clubes deportivos privados. Una vez finalizado, para acceder al ciclo final, deben aprobar el cinturón negro 2º dan, y para obtener el título deben superar el tercer dan.
González señaló que sus alumnos han vencido el miedo escénico a hablar en público y el esfuerzo está dando resultados para programar y desarrollar sesiones de actividad y pequeños campeonatos. El veterano del grupo, Joaquín Carracedo, subraya que el ciclo enfoca las cosas "no de una forma tan clásica como se hacía antes en todos los entrenamientos", sino que "innova con los tiempos, con juegos para que los niños aprendan".
"Así no es una enseñanza espesa, tipo régimen militar, donde tengas que entrenar serio, rígido, sino que es un poco más flexible para que los chiquillos se interesen por este deporte", explica este madrileño de cuna pero isletero desde hace un cuarto de siglo. Asimismo, la única mujer de la clase, Raquel Montesdeoca, se interesó por el ciclo porque concede un título homologado para poder ejercer como docente de judo. "Todos tenemos la base, pero lo más importante que aprendemos cómo transmitir lo que sabemos a los niños. El juego no es sólo como vuelta a la calma o calentamiento, sino que es parte del entrenamiento. Las cosas cambian con los años, y si no te reciclas, te quedas estancado", destaca esta enfermera grancanaria.
En el caso de la profesora Sara González, con tan sólo cinco añitos se enamoró de este deporte gracias a una leyenda del judo, Chano Suárez, en el Club Natación Metropole. Sara era puro nervio desde niña, y su madre le apuntó a esta disciplina deportiva para que canalizara toda esa energía. Se coronó campeona de Canarias desde la categoría infantil a junior, cuarta en un campeonato de España, y campeona en repetidas ocasiones en el Sector Sur. El judo fue su vida hasta los 18 años, pero una lesión de espalda apartó a Sara de la competición, pero siguió vinculada a la actividad. Cursó Magisterio y también se licenció en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Ahora mismo está inmersa en su tesis doctoral acerca de la inclusión del judo en la ESO.
